Desde el encuentro con Al Cabernet el sueño se había convertido en uno de mis mayores enemigos. No lograba descansar sin importar lo que hiciera. Siempre venían a mi mente aquellas escenas en donde todas las personas a mi alrededor morían, la vida se me estaba yendo y yo ni siquiera lo había notado, no quería reconocer el miedo que me invadía, era más egocéntrico y orgulloso que cualquier otra persona y aceptar algo que no estaba dispuesto a sentir, era una de las cosas que no toleraba mi egocentrismo.Habían pasado más de 20 días desde aquel encuentro y de algo estaba seguro, no cedería ante las amenazas de Al, podía ser un hombre temible y algo escalofriante pero esta vez, yo tenía el control y no me daría por vencido en demostrar quién soy en realidad.–Gracias por tus cuidados, sin ti no me hubiera podido recuperar –comentó Elena, yo me encontraba viendo el alba desde mi habitación, ella se acercó y me abrazó por la espalda, sus cálidas manos me hacían desear quedarme dormido en s
Habían pasado 2 semanas desde la muerte de Elena, recuerdo que mientras no podía dormir, deseaba dejar de pensar, ahora que he dejado de pensar y he podido dormir, solo quiero regresar al momento en que mi cabeza no soportaba más de aquellos malos recuerdos.Elena había sido declarada muerta a las 11.34 pm, recuerdo que su cuerpo dejó de moverse, de respirar y de suspirar en mis brazos y era una de las cosas que jamás me perdonaría. No haber hecho nada para que ella, yo que me había prometido cuidarla, ya había pasado una vez y no estuve ahí para ella, ahora no servía de nada haber estado ahí si el resultado fue peor que el anterior.Recuerdo como me miraba su madre y Francisco Bailey en el funeral, deseando matarme, lo soportaba porque antes que ellos, me encontraba yo, encabezando la lista, queriendo matar a la persona tan inútil que permitió que le hicieran da&n
Desperté a la mañana siguiente y miré todo en pleno orden, demasiado quieto para mi gusto y sin ruidos de pisadas o apuros como siempre los había, todos se habían marchados y sentía que el infierno que la vida tenía preparado para mí, ni siquiera había dado comienzo.Me dirigía a la biblioteca cuando escuché un fuerte ruido de un par de sartenes y cubiertos al caer al piso, me dirigí rápidamente a aquel lugar, esperando asustar a cualquier animal que hubiera entrado a la casa y me encontré con la niña más estúpida y terca que había conocido.–¿Qué estás haciendo? –pregunté.–El desayuno –comentó ella, con los sartenes en las manos y cara de asombro al verme.–Les ordené a todos que se marcharán y eso te incluía a ti –dije.–Bueno, quizás decidí quedarme –comentó ella.–Claro que no, quiero que te marches –dije.–Lo siento mucho señor, pero no lo haré, tendrá que echarme a patadas si quiere que me marche y vigilar la casa constantemente para que no vuelva a entrar, porque a partir de a
Había descubierto que vagar en las calles como un méndigo era una de las mejores formas de descubrir cuan cerca están tus enemigos y como funciona el mundo, dejaba a Sofía en el lugar donde nos encontrábamos y me adentraba en un mundo totalmente diferente al que acostumbré a vivir de niño, aquellos lugares lujosos, llenos de cristalería y diamantes, donde las personas conocen el precio de todo y el valor de nada, habían quedado en el pasado, ahora las calles se habían convertido en mi diversión, me atemorizaba regresar a aquellos lugares, a rodearme de la gente ensimismada en ganar más dinero y dejar morir al necesitado, me daba asco de solo pensar en lo buena gente que predican ser y la calaña que terminan siendo cuando su bolsillo es afectado; realmente estaba convencido de no querer regresar a esa vida, me bastaba el dinero tan solo para sobrevivir, pero jamás deseaba volver a aparentar algo que no podría ser jamás.Varios días después de haber dejado a Clara en el hospital estuve
Desperté con un espantoso dolor de cabeza, por el que deseaba no seguir viviendo en ese momento, me levanté, pero me fue imposible mantenerme en pie, caí nuevamente y comencé a arrastrarme, intentando llegar a la cocina y tomar un poco de agua.Miré a Sofía a lo lejos mirándome como si fuera un desconocido realizando una extraña hazaña, sus gestos mostraban hostilidad y un poco de lastima. Seguí intentando llegar a la cocina, pero finalmente me rendí. Sofía me levantó y me llevó a un pequeño sillón que se encontraba en la sala, luego se marchó y regresó con un vaso de agua entre sus manos, tomó mi cabeza y me hizo tomarlo aun en contra de mi voluntad, jamás la había visto así de enojada. No quise mencionar ni una sola palabra, así que me quedé durante toda la mañana, sintiendo que me moriría en aquel lugar.–Espero que tenga razones para actuar de esa manera, no debo decirle que hacer, ya está grandecito para eso, solo espero no haberme equivocado al elegirlo a usted –comentó Sofía an
La motivación que necesitaba ya la tenía, ahora solo me tocaba ponerla en práctica. Mis padres habían estado tratando de sacarme de los negocios que había descuidad un poco después de la muerte de Elena. Tenían la vaga idea de que el hecho que Clara se hubiera marchado tenía que ver conmigo y no pensaba probarles que no era así, por mí, que pensaran lo que ellos quisieran.–Teo, Teo –gritaba Sofía desde su habitación. A penas se miraba al sol deseoso por recibir un nuevo día y sus gritos espantaron el cálido día que yo estaba por recibir desde el balcón. Corrí casi desesperado a su habitación para ver de qué se trataba.–¿Qué pasa? –pregunté al entrar, sin siquiera pedir el permiso para hacerlo. La miré sentada en el centro de la cama, abrazando las sabanas, levantó la cabeza y la miré con los ojos llorosos.–Pensé que realmente se había ido, pero ahora sé que todo fue una pesadilla –dijo, una pequeña sonrisa casi forzada se dibujaba en su rostro, por un segundo me olvidé que se trata
La calle seguía tan cálida que había olvidado completamente el susto que Sofía me había causado a tan tempranas horas seguía mi camino de regreso a casa cuando comencé a notar que estaba siendo vigilado. Conocía muy bien la forma de operar de Damián, así que me quedé en uno de los callejones poco frecuentados por los ciudadanos, esperando que los tipos que me habían seguido, llegaran a aquel lugar. –Creo que no tenemos de que hablar –comenté al ver a uno de los hombres, dejar caer su cuerpo en uno de los muros del callejón. –El patrón te busca –comentó. –¿Puedo saber los motivos?–Nunca los dice, ¿Te apetece ir por las buenas o prefieres por las malas? –Vamos –dije, mientras comencé a dar pasos hacia adelante. Salí a la calle con Rafa y me di cuenta que no era el único que me había llegado a buscar, en menos de 2 minutos miré a más de 2 personas rodeándome, no tenía posibilidad alguna de escapar y prefería evitar problemas con Damián por el momento. –A la izquierda –comentó Rafa
–Te daré la opción de entregarla por tu parte por ser mi amigo, tienes una semana, ni un día más y sino la traer, iré por ti y por ella. –esas eran las últimas palabras que recordaba de la conversación con Damián.Mis manos seguían temblando dentro de mis pantalones, mi corazón latía fuertemente, sentí que me desmayaría, pero intenté hacerme el valiente ante los gorilas que resguardaban la casa y ante el mismo Damián.Me dirigí a casa, debía hablar cuanto antes con Sofía, y al llegar a casa encontré todo hecho un desastre, busqué a Sofía por todos lados, pero no la encontré. Ese no había sido Damián, si algo admiraba de él, era su profesionalismo. Jamás hacía algo por la espalda, siempre hacía cumplir su palabra, sin duda alguna, era alguien a quien respetar, sino fuera porque era el asesino más peligroso de todos, seríamos grandes amigos.No sabía donde buscar a Sofía, no había ningún rastro que me indicara quien se la había llevado. Pregunté a los vecinos, pero nadie sabía nada al r