La calle seguía tan cálida que había olvidado completamente el susto que Sofía me había causado a tan tempranas horas seguía mi camino de regreso a casa cuando comencé a notar que estaba siendo vigilado. Conocía muy bien la forma de operar de Damián, así que me quedé en uno de los callejones poco frecuentados por los ciudadanos, esperando que los tipos que me habían seguido, llegaran a aquel lugar. –Creo que no tenemos de que hablar –comenté al ver a uno de los hombres, dejar caer su cuerpo en uno de los muros del callejón. –El patrón te busca –comentó. –¿Puedo saber los motivos?–Nunca los dice, ¿Te apetece ir por las buenas o prefieres por las malas? –Vamos –dije, mientras comencé a dar pasos hacia adelante. Salí a la calle con Rafa y me di cuenta que no era el único que me había llegado a buscar, en menos de 2 minutos miré a más de 2 personas rodeándome, no tenía posibilidad alguna de escapar y prefería evitar problemas con Damián por el momento. –A la izquierda –comentó Rafa
–Te daré la opción de entregarla por tu parte por ser mi amigo, tienes una semana, ni un día más y sino la traer, iré por ti y por ella. –esas eran las últimas palabras que recordaba de la conversación con Damián.Mis manos seguían temblando dentro de mis pantalones, mi corazón latía fuertemente, sentí que me desmayaría, pero intenté hacerme el valiente ante los gorilas que resguardaban la casa y ante el mismo Damián.Me dirigí a casa, debía hablar cuanto antes con Sofía, y al llegar a casa encontré todo hecho un desastre, busqué a Sofía por todos lados, pero no la encontré. Ese no había sido Damián, si algo admiraba de él, era su profesionalismo. Jamás hacía algo por la espalda, siempre hacía cumplir su palabra, sin duda alguna, era alguien a quien respetar, sino fuera porque era el asesino más peligroso de todos, seríamos grandes amigos.No sabía donde buscar a Sofía, no había ningún rastro que me indicara quien se la había llevado. Pregunté a los vecinos, pero nadie sabía nada al r
Desperté sin recordar exactamente lo que había pasado, yo seguía en mi habitación, miré la bandeja que la trabajadora había llevado para que Sofía y yo desayunáramos y recordé casi de inmediato que Sofía se encontraba ahí antes de desmayarme.Me apresuré a buscarla por toda la casa, miré a mis padres en el sillón dormidos, quizás también fueron parte de la trampa o fueron ellos quienes estaban detrás de todo, en ese momento sentí que no me importaba nada, más que encontrar a Sofía. Nadie me daba respuesta sobre ella, nadie la había visto, ni sabían que había pasado, todo fue tan repentinamente que parecía como si el mundo se la hubiera tragado, revisé las grabaciones de las cámaras de seguridad, pero para mí suerte, habían dejado de funcionar media hora antes del atentado. Esto era p
Chris era de esos chicos que creían que controlaba el mundo, solo porque sus padres tenían suficiente dinero, era mi versión joven, solo que más estúpida.–Lo siento, me quedé dormido –comenté, para evitar un enfrentamiento innecesario. La chica salió a ver que pasaba unos segundos después.–¿Qué pasó?–No es nada amor, vuelve adentro, este idiota se quedó dormido.Finalmente, Chris bajó el arma y después de lanzarme una mirada amenazadora, regresó al interior del bote, me dirigí rápidamente en dirección del siguiente bote, pero como había previsto el bote Olivier se dañó antes de lo esperado, pedí apoyo mientras me encontraba a mitad del mar y la oportunidad de encontrar a Sofía había desaparecido. Me sentía devastado, perdido, sin deseos de
Habían pasado tantos días que incluso llegué a perder la cuenta, me dediqué a entrenar absolutamente todo para ser el oponente digno de Damián. Había dejado atrás lo que en algún momento fui, que incluso me había comenzado a creer que era esa buena persona que todo mundo pensaba que era, pero de algo estaba seguro, era el momento adecuado para enfrentar mi pasado. Al fin de cuentas algún día debía hacerlo.Mis padres siempre me dejaron entrenar, sobre todo papá, quien siempre decía que un hombre se definía por sus buenos golpes, yo realmente amaba ese deporte, gracias a ello, nadie en el colegio o universidad se llegó a aprovechar de mí, podía enfrentarme con cualquier persona sin ningún problema y fue una de las características que me salvó al llegar a la ciudad donde conocí a Damián y a los demás mafiosos
Comencé a Vagar por las calles, sin rumbo alguno, pero con el único objetivo de encontrar a quien se había encargado de hacer de mi vida un mar de miserias y de arrebatarme sin pesar alguno lo que en ese momento significaba mucho para mí. Durante días, estuve infiltrado en la ciudad, escondido entre los muros de los edificios, intentando escuchar alguna conversación sobre mí o sobre ella, hacía hasta lo imposible por mantener la esperanza viva y no rendirme ante mi desesperación, pero cada día el miedo a perderla para siempre era más difícil de soportar.–Te has vuelto muy difícil de encontrar –comentó una voz a mi espalda, con esa entonación de sensualidad y dulzura a la vez. –No estoy de humor Jamilet –comenté, sin voltearme. –Siempre tan solitario, igual que en los viejos tiempos –comentó. –No es nada parecido a los viejos tiempos –dije, intentando no prestar atención a su presencia. Sentí un jalón, Jamilet me había puesto frente a ella en cuestión de segundos y con un solo mo
Continué con la búsqueda de información al día siguiente, al menos estaba tranquilo de saber que tenía a Jamilet de mi lado, recorrí las calles queriendo buscar información, pero mientras más me acercaba, más peligro corría. La tarde de ese octubre me esperaba con ansias para mostrarme el camino a mi muerte, el lugar donde dormía ya no era tan seguro como antes, pero me hacía sentir completamente bien al menos me daba la esperanza de que estaba más cerca de encontrar a Sofía, esa tarde, entré con cautela a la casa, la puerta estaba entreabierta, sin ser forzada, me adentré a aquella oscuridad esperando adaptar mis ojos lo antes posible, sin adaptarme completamente cerré mis ojos, esperando escuchar todo a mi alrededor, como lo hacía en los viejos tiempos, fue fácil darme cuenta que en la casa se encontraban 3 personas, la primera salió al encuentro, tenía un cuchillo en la mano y el rostro cubierto, realizó su movimiento intentando insertarme el arma que llevaba consigo, fue fácil esq
Seguí mi camino, no quise preguntar de quien se trataba, realmente no quería conocer a nadie nuevo en la ciudad. Pasé toda la primera semana en bares y lugares pocos sanos, sin miedo a que algo pudiera pasarme, confiaba mucho en mis habilidades en combate, que podía luchar si alguien se presentaba a querer hacerme daño. Sin darme cuenta anduve caminando en medio de las calles de aquella ciudad, durante las madrugadas de abril, nadie parecía estar despierto y por la posición de la luna podría jurar que eran las 2.30 de la mañana, pasé así al menos la primer semana, para ese entonces ya había conocido todos los bares de aquel lugar, pero por alguna u otra razón, siempre terminaba en el mismo lugar, frente a una de las mejores mansiones de aquella ciudad, no entendía la razón por la que mi cuerpo necesitaba presentarse en aquel lugar, quizás de cierta manera me recordaba a la