La Reina al recordar el momento exacto en el que todo inicio, el comienzo de su amorío con Henry. Todo fue tan diferente. Sintiendo una notable diferencia desde su corazón o al menos lo que quedaba de el, una gran diferencia y cambio radical que ambos tuvieron. Ella una doncella tierna y delicada, tan inocente y noble. Mientras que él, ese caballero que toda mujer anhela, fornido, con un rostro varonil y sofisticado, elegante, pero con un alama genuina y pura.

“cuando dejamos nuestros principios para transformarnos en parásitos” Se cuestionaba la Reina mientras se peina y miraba en su espejo forjado en Oro e incrustaciones de diamantes.

Soltó el peine y lo arrojo con fuerza contra el espejo, desmoronándose en llanto. Mientras a la par continuaba su monologo, en el suelo recostada de la puerta abrazándose a sí misma “Esto somos, esto, espejos rotos, ya nadie puede repararnos. Direccionando su mirada a los pedazos de cristal que estaban por todo el suelo”

“Aunque estamos rodeados de or