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VIII. Tercer Encuentro.

Narrador Omnisciente.

Tantos exámenes, entregas de trabajos análisis e informes han sido agotadores, las últimas semanas Jean las ha pasado sumergido en la biblioteca o en casa en su computadora, la facultad se ha vuelto silenciosa, aún los más fiesteros que alardeaban de sus rumbas y conquistas durante el semestre han estado apacibles, estudiando y asistiendo a tutorías. Jean solo quiere que llegue el viernes, presentar su último parcial para luego irse de fiesta a una discoteca con sus compañeros.

 El viernes ha llegado y es momento de presentar el examen de la materia que más le preocupa matemática aplicada, ese sólo examen representa el 50% de la nota total del semestre de estudio y necesita aprobar, si perdiera la materia perdería la oportunidad de cursar otras dos unidades de estudio el próximo semestre, sin contar con el efecto negativo que esto tendría sobre el promedio de las calificaciones. Desde pequeño Jean recuerda que sus padres le decían que la tarea de ellos como padres era darle todo lo necesario para crecer sano y fuerte y él debía retribuir con buen comportamiento y buenas calificaciones. Por eso para él es tan importante tener un buen promedio, además para su padre siempre ha sido motivo de orgullo alardear sobre sus calificaciones en su época estudiantil y las calificaciones de sus hijos.

Llegó el momento esperado, Jean entra en el auditorio, toma su hoja llena de problemas matemáticos y busca un lugar para iniciar, luego de dos horas de cálculos y análisis numéricos entrega sintiéndose realmente exausto mentalmente, necesita beber una cerveza fría y manejar hacia la playa en su descapotable, nada más y nada menos que un Lamborghini Huracán EVO RWD Spyder color azul rey, camina hacia el estacionamiento en busca de su vehículo mientras observa el mini cooper rosado que aparca a su lado en la residencia, sin duda debe ser el de su vecina que aún no conoce.

Jean se sube en su auto realizando un plan en su mente de lo que desea hacer con su nueva libertad después de los exámenes, mientras mira por su espejo retrovisor en espera de ver si en el grupo de chicas que se acercan conversando entre risas, se encuentra la dueña del auto, su sorpresa es grata cuando se percata de que entre las chicas se encuentra la hermosa y esquiva Ana y su sorpresa aumenta cuando ve que ésta es la dueña del vehículo.

Un joven se acerca corriendo con un teléfono en la mano al grupo de chicas, al parecer a una de ellas se le ha quedado el teléfono, Jean al reconocer a Mauro su compañero de clases, se baja del auto con la excusa de saludarlo pero lo que realmente quiere es acercarse a Ana.

Mauro Saluda a su compañero y le presenta a las chicas, Ana sonrie con picardía mientras mira a Jean e indica que ya lo conoce y siendo así Mauro se atrevió a invitar a Jean a la discoteca de ritmo latino a la que iran en la noche.

- ¿Te gustaría venir?.

- Si no es molestias para las chicas asistiré.

- No es molestia amigo somos un equipo, ya te he invitado al club de salsa casino, ellas son mis compañeras.

- Tal vez pronto asista y aprovecho de desarrollar mis raíces latinas.

Así se habla amigo ¿qué harás ahorita?.

- Mis planes consisten en comprar unas cervezas, algo de comida y visitar la playa para relajarme del estrés que me produjo el examen.

- ¿Aceptas compañía?.

- Si, ¿Por qué no?.

- Chicas Jean y yo iremos a la playa ¿quisieran venir? – preguntó Mauro esperando la respuesta de Ana pues sabe que el resto de sus compañeras no pondrían ninguna objeción.

- Por mi está bien- respondió Ana ante la mirada expectante de sus amigos.

- Entonces vamos- dijo Jean.

Las chicas se fueron en el mini cooper adelantándose para buscar sus trajes de baño, Mauro fue por su auto y en busca de Jorge y Juan sus otros compañeros del club de salsa casino. Jean fue por las cervezas y la comida, luego se reunieron en la estación de servicios, llenaron los tanques de sus autos con gasolina y manejaron rumbo a Long Island.

La tarde fue grandiosa y la compañía mejor, Jean se sentía muy cómodo en compañía de jóvenes tan alegres y unidos, lo mejor era la oportunidad de compartir con Ana, esa hermosa joven que alteraba sus hormonas, ante sus ojos era muy hermosa y sensual, necesitaba disimular su interés para no dar una mala impresión sin mencionar lo nervioso que se sentía.

Bebidas, chistes, juegos, paseos en lancha, fotos para el I*******m y coqueteo fueron las acciones de la tarde en el grupo de jóvenes, llegada la tarde decidieron partir a sus casas para descansar un rato y cambiarse para la noche de baile que les esperaba, pues a pesar del agotamiento, la noche era joven y después de tanto estudiar se lo merecían.

Se despidieron en la playa, se montaron en sus vehículos y cada quien tomó su rumbo, Jean llegó primero a la villa, al no observar el auto de Ana en el garaje imaginó que estaría dejando a las chicas en el campus, subió las escaleras y caminó hacia su puerta, pero decidió no entrar y esperar recostado en el barandal para confirmar sus sospechas y descubrir definitivamente que la vida le regala la mayor de las oportunidades permitiendo que Ana sea su vecina.

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