—¿Pero que es lo que haces? — cuestionó Kendrick sorprendiendo a su esposa. Chiara se apresuró a esconder los medicamentos, y solo se quedó con uno de ellos en las manos. —Solo estaba revisando la etiqueta de este medicamento. Bernadette me dijo que no era lo que el doctor López le había recetado, pero mi médico me dijo que esto estaba bien. Ella parecía realmente molesta, yo solo intentaba ayudar. — dijo la falsa mujer con un deje de falsa mortificación en su voz. Kendrick se acercó a abrazar a su esposa por la espalda.—Eres un ángel mi amor, no tenías que ofrecerte a cuidar de esa perra malagradecida, y no tienes que hacerlo si no quieres, después de todo, el castillo esta lleno de sirvientes, o el propio Doctor López puede hacerse cargo de ella, lo puedo llamar una vez que amanezca si así lo deseas. — Chiara frunció el entrecejo. No podía dejar que ese doctor se interpusiera. —No cariño, estaré bien, después de todo, yo me comporte mal con ella, y no me molesta cuidar a l
—Ella ha comenzado a moverse, así que, debemos preparar todo para la tormenta. La princesa, corre peligro. — —Entonces, debes mantener un perfil bajo, nosotros, el pueblo, también tenemos voz en esta historia, así que debes protegerla. — Terminando aquella llamada, Andrew Lewis, colgó. En su habitación, Chiara escuchaba atenta a su sirvienta. —Estoy segura, señora, creo que ví como esa mujer escupía el medicamento. — —Bien, puedes retirarte. — ordenó la castaña.Apretando los dientes, Chiara se sintió frustrada. Bernadette Baskerville estaba dándole más molestias de las que quería soportar. Tenía que pensar en algo, y rápido. Saliendo de su habitación, la cruel mujer observó a Andrew Lewis salir con algo en sus manos. Aquello, sin duda alguna era aquel ángel que ella le había dado como burla a la rubia. Siguiéndolo en silencio, vio como el mayordomo le ordenaba algo a uno de los sirvientes que viajaría a Londres a petición de Henrick. Acercándose a la valija de aquel sirvien
— ¡Cállate maldita! ¡Intentaste matar a mi esposa! —Las miradas juiciosas de todos los que se hallaban presentes, se posaban sobre Bernadette mientras era agredida por un furioso Kendrick. Nadie, parecía tener la intención de defenderla. Chiara, fingiendo un desmayo, sonreía para sus adentros; de una u otra manera iba a deshacerse de esa mujer, y notando como nadie movía un solo dedo para ayudarla, supo que había logrado ganar la lealtad de la servidumbre. Con el pueblo a su favor, ella seria la ganadora de ese juego de tronos.—¡Basta no puedo permitir esto! — Andrew intentó defender a la hermosa rubia, pero un solo golpe del enfurecido Godric, lo había mandado lejos.Bernadette, intentando detener a ese hombre, se incorporó y lo abofeteo logrando que Kendrick, durante un momento, detuviera su agresión contra ella.—Ya te lo he dicho, yo no hice nada malo. — dijo la hermosa rubia intentando mantener la compostura lo mejor que podía.Su rostro estaba mallugado por el golpe, y su labi
—No. — dijo Bernadette separándose de ese beso. Henrick, retrocedió. — Esto no es correcto. La reina decidió que debo ser su esposa, su alteza, pero esto es solo un acuerdo entre mi familia y ustedes, yo no decidí serlo. No puedo solo aceptar ser la esposa del hermano menor de mi ex esposo, Kendrick también me trató bien al comienzo, y luego, arruinó mi vida. No seré engañada de nuevo. — Y apresurando sus pasos, Bernadette caminó hacia su habitación. Henrick no respondió nada. Por supuesto, el no esperaba que Bernadette simplemente se enamorara de el, había pasado por mucho. Sacando un cigarrillo, lo encendió para luego mirar a la luna mientras se preguntaba, ¿Que podría hacer para lograr que Bernadette Baskerville confiara en el? Sintiéndose frustrado, arrojó aquel cigarrillo, y se fue hacia su propia habitación. En su habitación, Bernadette se recargó en la pared, deslizándose poco a poco hacia el suelo. Mirando hacia el techo, meditó. Henrick Godric no parecía ser un mal hombre
—Señor Godric, bienvenido, los Condes de Derby lo están esperando. — Kendrick entraba en el castillo de Derby, aquel era mucho mas pequeño que el de Devonshire, pudo notar, pero no lo mencionaría. Necesitaba ganar el apoyo de los Condes para comenzar a hacer su jugada. —Ah, Kendrick Godric, es un placer tenerlo de visita, espero que se encuentre cómodo en mi pequeño hogar, aunque se que nuestro humilde castillo, en nada se compara con el de Devonshire. — dijo un hombre regordete de cara redonda y cejas delgadas. —Gracias por atenderme en medio de sus ocupaciones Conde Derby, se que las cosas han estado agitadas por estas tierras, pero creo que por esa razón, querrá escuchar mi propuesta. — respondió Kendrick.—¿Qué es lo que sabe de estás tierras señor Godric? — cuestionó una hermosa mujer de cabellos castaños, una Cervantes, sin duda alguna. —Se han estado esparciendo rumores de que el Conde Derby ha dejado el luto demasiado pronto, y se ha casado repentinamente con Nancy Ce
—Cuánto tiempo sin vernos, Bernadette, he venido a hablar con ambos sobre un cambio de planes. — Bernadette observó a su madre. —¿Has venido sola? ¿En dónde está mi padre? — cuestionó. Henrick avanzó un par de pasos hacía el frente. —Señora Baskerville, no esperábamos su visita. — dijo en tono descortés, pues no le tenía gran aprecio a la dama. Arqueando una ceja, Casandra Baskerville miró a Henrick Godric. —Eres más apuesto de lo que dicen los rumores, y te encuentro con un gran parecido a tu madre, la inolvidable Abigail. — dijo para luego sentarse en un sofá cercano. — Se que no esperaban mi visita, pero he venido a recoger a mi hija. — dijo sin más la mujer de cabellos rojos. Bernadette se mostró confundida y sorprendida. —¿De que estás hablando? Estoy aquí por órdenes de su majestad — reprochó Bernadette.Henrick frunció el entrecejo. Casandra Baskerville se mantuvo serena. —Se muy bien lo que dijo la reina, pero, siendo realistas mi querida hija, no existe una po
—Su majestad, se que esto es poco apropiado, pero es la única manera en que puedo demostrarle lo que Bernadette Baskerville me ha hecho. Ella, me ha empujado escaleras abajo para provocarme un aborto, y vengo exigiendo un castigo. — La reina Berta, miró aquellos moretones que la Cervantes le estaba mostrando, por supuesto, estaba al tanto del altercado que había ocurrido en Devonshire. La firme mirada de esa joven mujer, solo le demostraba que estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias para lograr arruinar a Bernadette, y que hubiese acudido a ella buscando un “Castigo”, indicaba una sola cosa. Esa mujer, la estaba probando. Dando una señal para que todos, excepto los involucrados y sus ministros reales, salieran de su estudio, la reina miró con seriedad al matrimonio. —Lamento mucho por lo que ha tenido que pasar, señora Godric, le aseguro que Bernadette Baskerville recibirá un castigo por su imprudente comportamiento. — dijo la reina.Chiara esperaba que la reina
El café esa mañana tenía un aroma fuerte. Las rosas blancas, parecían resplandecer bajo los rayos del sol, y la brisa matutina llevaba un ligero olor a tierra humedecida, los pájaros cantaban hermosamente, y Bernadette ya se hallaba lista para un nuevo día. Había recibido el aviso de su “castigo”; iría a ayudar como parte de un voluntariado a un orfanato que no se encontraba muy lejos del castillo de Devonshire. Terminando su desayuno, subió al auto que ya la estaba esperando, y se encaminó hacia su destino. No había logrado hablar demasiado con Henrick Godric en esos días; el estaba demasiado ocupado con sus deberes reales. Los recuerdos de su danza tan íntima y fascinante, llegaban de nuevo a su mente, y se sentía un tanto solitaria sin el apuesto hombre a su alrededor. Quizás, estaba pensando más de la cuenta en el, pero no podía evitarlo...una gran parte de ella, comenzaba a extrañarlo. Mirando los altos robles que creaban un túnel verdoso en el caminó, las palabras de su madre