Punto de vista de Liah
–¡¿Qué?! Has perdido la cabeza. De ninguna manera pienso hacer eso–respondo indignada.
–Liah, no tenemos otra opción. De aquí no vas a salir hasta que te pongas ese vestido de novia y te cases con Bruno. Además, conmigo no tienes que fingir. Sé que ustedes se intercambiaban millones de veces, hasta con sus propias parejas–dice mi madre.
–Pero esto que me estás pidiendo no es un simple intercambio mamá. Estás pidiéndome que renuncie a mi vida en Londres por vivir la vida de mi hermana ¿cómo se te ocurre?–pregunto al borde del colapso.
–No te estoy pidiendo que lo entiendas, solo te estoy pidiendo que lo hagas. Te aseguro que cuando Lena aparezca, se volverán a intercambiar y tú volverás a Londres sin problema.
–Pero ¿qué te hace pensar que Lena va a volver? Si ni siquiera sabemos qué le sucedió ni tampoco quieres que llame a la policía–insisto desconcertada.
–Escucha con atención. La vida de tu padre y la mía, dependen de este matrimonio. Ahora mismo no puedo darte los detalles, pero te aseguro que si no lo haces, te podrías arrepentir.
–No puedes estar hablando en serio–respondo incrédula.
–Sí lo estoy, hija. Así que por favor, te lo ruego, haz lo que te pido y cásate con Bruno. Yo te prometo que haré hasta lo imposible por encontrar a Lena y haré que retome su lugar.
Cierro mis ojos e intento respirar profundo mientras espero la señal de Aura para que continúe hacia el salón de fiestas, pero la verdad, el tiempo está corriendo tan lento que si no fuese por mi padre quien sujeta fuertemente mi brazo, ya hubiese salido corriendo de aquí.
–Lo que viene a partir de ahora es muy fácil. Solo caminarás conmigo hasta que estés frente a Bruno. Una vez que estés con él, harás todo lo que dice el prefecto. Firmas los papeles, y seguidamente caminas junto a él para que tengan su primer baile–susurra mi papa con una serenidad que me deja impresionada.
–¿Cómo puedes estar tan tranquilo cuando Lena ha desaparecido?–musito en un intento de contener mis lágrimas.
–Un problema a la vez–responde mi padre.
Esto es increíble, justo ahora siento que mis padres son unos completos desconocidos para mí.
Si de verdad cabe la posibilidad de que Lena haya huido, no la juzgaría; porque al solo ver la naturalidad con la que pretenden que nada ha pasado, me genera náuseas.
–Está de más decirte que absolutamente nadie puede saber esto ¿vale? Esto será nuestro pequeño secreto–dice mi padre.
–Por favor, no sigas. No soporto escucharte hablar–respondo de mala gana.
–Lo siento. Pero ten por seguro que hay una razón de peso para hacer esto.
–Nada puede justificar que no acepten que llame a la policía ¿qué pretenden? ¡que Lena no aparezca nunca!–respondo alterada.
–Shhh Liah por favor, baja la voz. Este no es el momento para hablar de eso.
–De hecho, es el momento oportuno para hablarlo ¿sabías que todo esto es ilegal? ¡me están obligando a hacer algo que va en contra de mis principios!–respondo en un intento de dar mis últimas patadas de ahogado.
–¿Ilegal? ¿quieres saber lo que es ilegal? ¡Bien! Tú ganas. Tu madre y yo trabajamos para un cartel. Lavamos su dinero y todos estamos felices. Si este matrimonio no se da, la oportunidad de montar nuestro casino, queda completamente anulada, y ¿sabes lo que eso significa? Que ni tu mamá ni yo viviremos para contarlo. Así que ¡vamos! Tú decides ¿le quieres ser fiel a tus principios o a tus padres?
¡¿Qué?! ¿acaso he escuchado bien?
Definitivamente esto no me lo esperaba.
No puedo ni pestañar por el exceso de información que tengo ahora en mi sistema.
Antes de que pueda asimilarlo, se acerca Aura a mí.
–Llegó la hora ¿estás lista?–pregunta Aura.
Devuelvo la mirada hacia mi padre quien me mira fijamente a la espera de lo que tengo por decir.
Puedo notar el pánico en sus ojos, cosa que no había percibido nunca antes en él y que al mismo tiempo, termina de romperme en mil pedazos. No puedo hacer esto… no a mis papás.
–Sí–respondo.
–Perfecto, síganme–dice Aura.
Enseguida, Aura da unos pasos hacia adelante, mientras que mi padre camina junto a mí hacia el salón de fiestas.
–Lamento mucho esto, hija–susurra mi padre.
No puedo ni hablar.
Mi mente está colapsada por todo lo que ha ocurrido desde el momento en que subí a esa habitación.
Hasta hace una hora, yo era Liah Méndez, la abogada que trabajaba para Legacy Force, una de las firmas más importantes de Londres.
Se suponía que mis padres eran unos empresarios, que con mucho esfuerzo y dedicación habían logrado sacarnos a mi hermana y a mí adelante. Ahora me encuentro con que todo lo que había pensado de mis padres durante mis veintiocho años, ha sido una farsa.
Como si no fuera suficiente, estoy a un paso de renunciar a mi vida para vivir la vida de mi hermana, la cual, está muy lejos de lo que quiero para mí.
¡Esto no puede ser peor!
Cuando despierto de mi estado de shock, me encuentro con las miradas de todos los invitados puestas sobre mí, mientras esperan escuchar el famoso y a mi juicio, desdichado “sí, acepto” y justo en ese instante, siento que el mundo me acaba de dar una bofetada haciéndome reaccionar.
Es por esto que continúo bajo la línea de lo que todos esperan, y asimismo, acepto esta farsa en la que se ha convertido mi vida al pronunciar esas dos palabras que marcan oficialmente el principio de mi fin como Liah Méndez, para darle la bienvenida a Lena Méndez de Gil; y con ello, la desgracia que trae consigo.
Enseguida, Bruno toma mi mano y me lleva hacia la pista de baile ¡Oh por Dios!
Una de las cosas que siempre nos ha diferenciado a Lena y a mí, es mi incapacidad para bailar a diferencia de Lena que es toda una experta.
Recuerdo perfectamente cuando me comentó que había practicado toda una coreografía para esta noche, la cual por supuesto, ni siquiera voy a intentar hacer.
Pero ¿cómo hago para evitarlo?
–Espero que no te moleste que haya cambiado la canción–susurra Bruno a mi oído, al mismo tiempo que con delicados pasos, baila al son del vals.
¡Salvada por la campana! Gracias universo.
–No me molesta–respondo.
–Sé que estuviste practicando por mucho tiempo la canción que querías bailar, pero te dije muchas veces que yo no quería hacerlo–continúa diciendo Bruno.
–No hay problema, de verdad.
–¿Estás bien?
¡Oh no! ¿acaso se esperaba otra reacción? ¿qué hubiese hecho Lena si le hubiesen cambiado la canción que tanto deseaba bailar, sin ni siquiera consultárselo antes?
–No, no lo estoy. Tú sabías lo importante que era para mí ser el centro de atención hoy–reprocho en un intento de sonar como mi hermana.
–De igual forma, lo eres. Solo que ahora…–dice Bruno pero yo lo interrumpo.
–No tienes justificación. Esto no se puede volver a repetir. Al menos no sin consultármelo antes.
–Te aseguro que más tarde te lo compenso–responde con picardía.
¡Ay no!
Había olvidado ese pequeñísimo e ínfimo detalle: la noche de bodas.
Punto de vista de LiahSi bien no sería la primera vez que Lena y yo compartiríamos una pareja, esto me parece algo mucho más serio; ¡es su esposo! ¿cómo se supone que voy a estar con su esposo?Tengo que hacer algo para evitarlo. Especialmente porque ni siquiera tengo cabeza para pensar en otra cosa que no sea la desaparición de Lena.Es por esto que, al finalizar el baile me escabullo entre los invitados y me dirijo hacia la recepción del hotel.Estoy segura que las cámaras tuvieron que haber captado alguna imagen que me dé una pista sobre lo que pudo haber pasado con Lena.–Lo siento. No puedo ayudarla–responde la recepcionista.–Señorita, creo que no me está entendiendo. Alguien entró a mi habitación e hizo un desastre en ella. Mis cosas están tiradas en el suelo, y alguien me tiene que responder por ello–insisto con un tono de voz elevado.–Según lo que me reporta el sistema, a usted le fue entregada la llave de la habitación. Además de la copia, quien fue solicitada por Aura Rod
Punto de vista de LiahAbro mis ojos lentamente y lo primero que noto es un terrible dolor de cabeza, seguido de las miradas de angustia de mis padres que están puestas fijamente sobre mí.Quisiera poder preguntarles tantas cosas que ahora mismo me tienen abrumada, pero extrañamente me siento sin fuerzas, y esto a su vez, no hace otra cosa más que desesperarme, especialmente porque al ver a mi alrededor, no reconozco el lugar en el que estoy.De repente, un dolor pulsátil en mi brazo izquierdo, hace que un quejido se escape de mis labios, y enseguida, escucho la voz de Bruno que en lugar de calmarme, solo me hace sentir peor.–Tranquila, es solo un analgésico que te hará sentir mejor.Justo en ese instante, observo la presencia de una mujer vestida de enfermera, que está inyectándome algo por una vía que está puesta en mi brazo, pero ¿qué es esto? ¿dónde se supone que estoy?–Querida, ¿cómo te sientes?–pregunta Emma, mi madre.–Como si me hubiese arrollado un camión–alcanzo a responde
Punto de vista de Liah –¿Luna de miel?–pregunto sorprendida.–¡No!–responde Bruno de inmediato–Lena y yo, acordamos en que lo dejaremos para después. Ahora mismo, tenemos mucho trabajo en la farmacéutica.–¿De verdad?–pregunta mi madre evidentemente desilusionada.–Si, además quisiera recuperarme mejor–comento.–Bueno, pero no lo dejen pasar. Miren que cuando llegan los hijos, todo se torna más complicado–comenta mi madre.¡¿De verdad mi mamá está hablando de luna de miel y de hijos, sabiendo que yo soy Liah?! Pero ¿qué le pasa?Mientras lo asimilo, me levanto lentamente de la cama con la intención de salir cuanto antes de ese lugar de terror, pero al hacerlo, siento que todo me empieza a dar vueltas, por lo que, rápidamente Bruno se acerca a mí, e intenta ayudarme, y aunque en mi interior, presiento que él tiene algo que ver en la desaparición de mi hermana, tengo claro que debo acercarme a él para poder desenmascararlo, y asimismo llegar al fondo de la verdad.Al llegar a lo que se
Punto de vista de BrunoCada segundo que paso al frente de Lena, se siente como si estuviera a un paso de perder la cordura, y es que eso es justamente lo que ella me produce, una inquietante sensación de estar en una cuenta regresiva que me conduce hacia mi mayor impulsividad.–¿Y bien?–pregunta Lena con esa expresión de altanería que tanto me desagrada.–En esta casa, no tenemos que fingir. Estaremos en cuartos separados, y aunque puedes hacer uso de todas las áreas de este lugar, no tenemos que estar juntos. En ese sentido, no tenemos que compartir ninguna comida, ni mucho menos actuar como si fuésemos una pareja de verdad.–¿Pero?–Pero no voy a permitir que mi casa se convierta en tu motel, así que para ser justos, ni Abel ni ninguna mujer podrán quedarse aquí. Por lo demás, todo seguirá siendo igual. Ante todo, seremos la pareja perfecta, pero una vez que entremos aquí, seguiremos siendo un par de desconocidos–respondo con la certeza de que estoy a punto de presenciar uno de sus
Punto de vista de Bruno Enseguida, Eva se pasea frente a mí como Dios la trajo al mundo, y yo muerdo mis labios al recorrerla con mi mirada de arriba abajo.Asimismo, se mete al jacuzzi y se sitúa frente a mí.Luego, acerca su rostro al mío y nos besamos apasionadamente.El sabor de sus dulces labios me hace olvidar ese momento amargo que por alguna razón, apareció en mi cabeza, y en cambio, me envuelve en este manantial alucinante de estímulos que activa todos mis sentidos.De inmediato, acaricio su perfecto cuerpo, que con tan solo tocarlo, siento como reacciona ante el deseo avasallante de estar juntos, y esto me llena de satisfacción.Eva es todo lo que necesito ahora mismo, ella es mi vía de escape de la realidad.–Debo confesarte algo–comenta Eva mientras su cuerpo desnudo reposa sobre mí.–Dime–respondo al mismo tiempo que acaricio su cabello húmedo.–Algo se despertó en mí cuando me enteré que te ibas a casar. Aunque sé que tu relación es una farsa, nunca había estado con un
Punto de vista de Liah¡Lo sabía! ¡demonios, lo sabía!Justo ahora me siento como si en la Edad de Piedra, hubiese descubierto la electricidad, así que salgo corriendo de las instalaciones de Pharmamed, tomo mi auto, y me dirijo hacia la casa de mis padres.En el camino, no paro de repetirme en mi cabeza “te voy a encontrar Lena, ten por seguro que te voy a encontrar” me lo digo una y otra vez hasta que sea una realidad.–Liah, ¿qué te pasó? Estás hecha un desastre–comenta mi madre al ver mis fachas, mi rostro demacrado, mi cabello despeinado y mis zapatillas blancas que no le hacen juego para nada a mi ropa.–Tengo días sin dormir, pero eso no importa ahora. He venido para mostrarte algo.Enseguida, saco la laptop de mi bolso, la enciendo, e introduzco un pendrive en ella.Cuando las imágenes de la cámara de seguridad del hotel, comienzan a aparecer en mi pantalla, mi madre no lo puede creer, está tan impresionada como yo, pero al mismo tiempo, su expresión de desconcierto me dice qu
Punto de vista de Liah –No sé de qué me estás hablando, Abel. Pero sea lo que sea, tienes que dejar de comportarte como un niño, y aceptar que lo nuestro se terminó. Ya no quiero estar contigo ¿te quedó claro?Abel ha perdido la cordura, parece un niño de un metro ochenta y cien kilos, en medio de una pataleta.Camina de un lado a otro, desesperado como si estuviera perdiendo su vitalidad, y asimismo, le da golpes a la pared y a la puerta sin control ¡a ver, quien va a pagar estos daños!Porque, por lo que pude darme cuenta, este hombre es solo un parásito que vive de la fortuna de sus padres y su hermano.Es tal, que incluso encontré pruebas de su participación en uno de los robos hacia Pharmamed, lo cual, sigo sin entender, ¿por qué se robaría a sí mismo?–¿Qué va a pasar con nuestro plan? Porque déjame recordarte que me necesitas.¡Oh, por favor! ¿cuál plan?Necesito que hable, quizá ese plan que ha mencionado, es la razón por la que Lena no está.–El plan sigue en pie–respondo en
Punto de vista de LiahPor más que intento eliminar esa amenaza de mi cabeza, se me hace imposible, el solo recordarlo, hace que me paralice y me imagine lo peor.Mi mamá tenía razón, ahora soy el blanco perfecto para los secuestradores de Lena, y lo peor de todo, es que tengo tantos sospechosos, que ni siquiera sé por dónde empezar.Además, tengo el presentimiento que ese viaje a Aruba tiene un propósito, y no precisamente el más agradable para mí.Por tal motivo, he decidido cancelar la reservación que la supuesta Lena hizo. Así que, contacté a otra agencia de viajes para ubicar otro hotel que estuviera lo suficientemente alejado del anterior ¡de ninguna manera pienso correr tantos riesgos!–No me digas que reservaste en esta pocilga –reprocha Bruno al llegar al hotel.–A ver, don engreído ¿por qué no te encargaste de los detalles tú?–¡Porque esta fue tu idea, no mía! ¿recuerdas?–Entonces te aguantas, querido esposito, porque a no ser que quieras salir a buscar un hotel a las doce