Punto de vista de Liah
Abro mis ojos lentamente y lo primero que noto es un terrible dolor de cabeza, seguido de las miradas de angustia de mis padres que están puestas fijamente sobre mí.
Quisiera poder preguntarles tantas cosas que ahora mismo me tienen abrumada, pero extrañamente me siento sin fuerzas, y esto a su vez, no hace otra cosa más que desesperarme, especialmente porque al ver a mi alrededor, no reconozco el lugar en el que estoy.
De repente, un dolor pulsátil en mi brazo izquierdo, hace que un quejido se escape de mis labios, y enseguida, escucho la voz de Bruno que en lugar de calmarme, solo me hace sentir peor.
–Tranquila, es solo un analgésico que te hará sentir mejor.
Justo en ese instante, observo la presencia de una mujer vestida de enfermera, que está inyectándome algo por una vía que está puesta en mi brazo, pero ¿qué es esto? ¿dónde se supone que estoy?
–Querida, ¿cómo te sientes?–pregunta Emma, mi madre.
–Como si me hubiese arrollado un camión–alcanzo a responder.
–Lo puedo imaginar, pero no te preocupes. Estás en las mejores manos–dice mi madre.
Sigo sin entender nada, pero difícilmente puedo pedir alguna explicación.
Lo último que recuerdo es que luego de que Bruno me encontrara con Abel, lo seguí hasta la pista de baile, y a partir de allí, todo se torna muy borroso.
De lo único de lo que estoy segura es que tomé mucho licor, y ¿cómo no hacerlo?
Si necesitaba una fuerte dosis de alcohol en mi sistema para poder digerir lo que acababa de pasar.
–El médico ha dicho que en la resonancia que te hicieron, todo se ve bastante bien, así que no fue más que un susto. Espero que hoy mismo te puedan dar de alta–dice mi mamá.
–¿Resonancia?–pregunto confundida.
–¿No recuerdas nada?–pregunta Bruno y yo lo niego con la cabeza.
–¡Ay hijita!–dice mi madre con compasión–anoche te desmayaste y te diste un golpe en la cabeza, así que tuvimos que traerte de emergencia para la clínica. Afortunadamente, Bruno es amigo del mejor neurólogo de Madrid y ha sido justo él quien te ha tratado desde que llegaste.
Todo esto es demasiado confuso para mí.
En este momento, siento que no puedo confiar en nadie, mucho menos en Bruno, ¿quién me garantiza que no fue precisamente él quien propició esa caída, con la intención de hacerme daño?
Sobre todo porque me ha quedado más que claro que la relación entre él y Lena estaba muy lejos de ser la mejor.
Esto solo me lleva a pensar que quizá sea él quien está detrás de su desaparición, y al mismo tiempo, como su plan malévolo de deshacerse de ella no resultó, ahora quiere desaparecerme a mí.
Por más que quiera creer que he estado viendo muchas películas, presiento que Bruno tiene algo que ver en todo esto, y definitivamente, no voy a permitir correr con la misma suerte que mi hermana.
–Necesito salir de aquí–comento, mientras intento arrancarme la vía.
–¡Lena, no! Te puedes lastimar–insiste Bruno, en un intento de detenerme sujetando mis brazos.
–¡Suéltame!–exclamo desesperada.
–Hija, por favor. Es solo hidratación–dice mi padre.
–¡No quiero que me estén pasando nada!–grito mientras Bruno intenta paralizarme, pero yo pataleo tratando de defenderme.
–Emma, llama a la enfermera–dice Bruno.
–¡No!–grito de inmediato–no vas a llamar a nadie, mamá. Solo sácame de aquí.
Justo en ese instante, entra un hombre vestido con un mono quirúrgico y una bata blanca, por lo que asumo que se trata del médico.
Por más que quisiera sentir alivio al verlo, el solo hecho de saber que se trata de un amigo de Bruno, me genera desconfianza.
Una razón más, para querer salir corriendo de aquí.
–Bruno, suéltala por favor–dice este hombre.
Enseguida, Bruno se separa de mí y yo aprovecho rápidamente de quitarme la vía.
La verdad, detesto sentirme de esta forma, pero siento que no tengo otra opción.
No confío en nadie, ni siquiera en mis papás.
–Hola Lena, mi nombre es Mauro Carrillo, y soy el médico que te ha visto desde el momento en que ingresaste. Cuéntame ¿cómo te has sentido?
Este hombre es demasiado joven para ser el mejor neurólogo de Madrid, ¿y si es un charlatán? ¿y si solo han estado jugando conmigo?
¡Oh por Dios! Siento que estoy en medio de una neurosis, y lo peor, es que no puedo hacer nada para controlarlo.
–Bien, solo quiero irme de este lugar–respondo de mala gana.
–Ya ¿sabes por qué estás aquí?–pregunta Mauro, con una media sonrisa dibujada en su rostro.
–Porque me caí ¿no?
–No, la razón por la que estás aquí es porque sufriste un coma etílico. Eso hizo que te desmayaras en medio de la pista de baile, y al caer, te golpeaste la cabeza. Esto provocó un hematoma y esa es justamente la razón por la que debes sentir que tu cabeza está a punto de explotar.
–No recuerdo nada de eso–respondo confundida.
–El exceso de alcohol suele causar ese efecto.
–Sé que bebí mucho, pero…–de repente, un bombillo parece iluminar mi cabeza–¿me hicieron un examen toxicológico?
–Si, y salió negativo. Aquí están los resultados–dice el médico mientras me entrega un sobre.
–Querida, anoche bebiste como si no existiera un mañana, esa es la razón por la que ahora estás acá–comenta mi madre.
–Pero descuida, todos los exámenes están bien, así que hoy mismo te daré el alta. Solo te mandaré un tratamiento que debes cumplir a cabalidad, y tomar mucho líquido, es todo–comenta el médico.
¡Genial!
He quedado como la propia alcohólica frente a todos los invitados, e incluso mi familia.
Me pregunto ¿qué pensaría Lena si se enterase que eché a perder su propia boda? De seguro, me mataría.
–No sabes cuánto me alivia saber que estás bien–comenta Bruno al mismo tiempo que sujeta mi mano.
Lo que Bruno tiene de apuesto, lo tiene de falso y eso ya es suficiente para no creer ni una sola palabra de lo que dice.
Me pregunto ¿siempre es así de descarado? No me imagino lo que Lena tuvo que sufrir con su comportamiento tan cínico.
–¡Ay, este par de tórtolos! Lo importante es que Lena ya está bien y lista para disfrutar de su luna de miel–comenta mi madre.
¿Cómo? ¿mi mamá ha dicho "luna de miel?
Punto de vista de Liah –¿Luna de miel?–pregunto sorprendida.–¡No!–responde Bruno de inmediato–Lena y yo, acordamos en que lo dejaremos para después. Ahora mismo, tenemos mucho trabajo en la farmacéutica.–¿De verdad?–pregunta mi madre evidentemente desilusionada.–Si, además quisiera recuperarme mejor–comento.–Bueno, pero no lo dejen pasar. Miren que cuando llegan los hijos, todo se torna más complicado–comenta mi madre.¡¿De verdad mi mamá está hablando de luna de miel y de hijos, sabiendo que yo soy Liah?! Pero ¿qué le pasa?Mientras lo asimilo, me levanto lentamente de la cama con la intención de salir cuanto antes de ese lugar de terror, pero al hacerlo, siento que todo me empieza a dar vueltas, por lo que, rápidamente Bruno se acerca a mí, e intenta ayudarme, y aunque en mi interior, presiento que él tiene algo que ver en la desaparición de mi hermana, tengo claro que debo acercarme a él para poder desenmascararlo, y asimismo llegar al fondo de la verdad.Al llegar a lo que se
Punto de vista de BrunoCada segundo que paso al frente de Lena, se siente como si estuviera a un paso de perder la cordura, y es que eso es justamente lo que ella me produce, una inquietante sensación de estar en una cuenta regresiva que me conduce hacia mi mayor impulsividad.–¿Y bien?–pregunta Lena con esa expresión de altanería que tanto me desagrada.–En esta casa, no tenemos que fingir. Estaremos en cuartos separados, y aunque puedes hacer uso de todas las áreas de este lugar, no tenemos que estar juntos. En ese sentido, no tenemos que compartir ninguna comida, ni mucho menos actuar como si fuésemos una pareja de verdad.–¿Pero?–Pero no voy a permitir que mi casa se convierta en tu motel, así que para ser justos, ni Abel ni ninguna mujer podrán quedarse aquí. Por lo demás, todo seguirá siendo igual. Ante todo, seremos la pareja perfecta, pero una vez que entremos aquí, seguiremos siendo un par de desconocidos–respondo con la certeza de que estoy a punto de presenciar uno de sus
Punto de vista de Bruno Enseguida, Eva se pasea frente a mí como Dios la trajo al mundo, y yo muerdo mis labios al recorrerla con mi mirada de arriba abajo.Asimismo, se mete al jacuzzi y se sitúa frente a mí.Luego, acerca su rostro al mío y nos besamos apasionadamente.El sabor de sus dulces labios me hace olvidar ese momento amargo que por alguna razón, apareció en mi cabeza, y en cambio, me envuelve en este manantial alucinante de estímulos que activa todos mis sentidos.De inmediato, acaricio su perfecto cuerpo, que con tan solo tocarlo, siento como reacciona ante el deseo avasallante de estar juntos, y esto me llena de satisfacción.Eva es todo lo que necesito ahora mismo, ella es mi vía de escape de la realidad.–Debo confesarte algo–comenta Eva mientras su cuerpo desnudo reposa sobre mí.–Dime–respondo al mismo tiempo que acaricio su cabello húmedo.–Algo se despertó en mí cuando me enteré que te ibas a casar. Aunque sé que tu relación es una farsa, nunca había estado con un
Punto de vista de Liah¡Lo sabía! ¡demonios, lo sabía!Justo ahora me siento como si en la Edad de Piedra, hubiese descubierto la electricidad, así que salgo corriendo de las instalaciones de Pharmamed, tomo mi auto, y me dirijo hacia la casa de mis padres.En el camino, no paro de repetirme en mi cabeza “te voy a encontrar Lena, ten por seguro que te voy a encontrar” me lo digo una y otra vez hasta que sea una realidad.–Liah, ¿qué te pasó? Estás hecha un desastre–comenta mi madre al ver mis fachas, mi rostro demacrado, mi cabello despeinado y mis zapatillas blancas que no le hacen juego para nada a mi ropa.–Tengo días sin dormir, pero eso no importa ahora. He venido para mostrarte algo.Enseguida, saco la laptop de mi bolso, la enciendo, e introduzco un pendrive en ella.Cuando las imágenes de la cámara de seguridad del hotel, comienzan a aparecer en mi pantalla, mi madre no lo puede creer, está tan impresionada como yo, pero al mismo tiempo, su expresión de desconcierto me dice qu
Punto de vista de Liah –No sé de qué me estás hablando, Abel. Pero sea lo que sea, tienes que dejar de comportarte como un niño, y aceptar que lo nuestro se terminó. Ya no quiero estar contigo ¿te quedó claro?Abel ha perdido la cordura, parece un niño de un metro ochenta y cien kilos, en medio de una pataleta.Camina de un lado a otro, desesperado como si estuviera perdiendo su vitalidad, y asimismo, le da golpes a la pared y a la puerta sin control ¡a ver, quien va a pagar estos daños!Porque, por lo que pude darme cuenta, este hombre es solo un parásito que vive de la fortuna de sus padres y su hermano.Es tal, que incluso encontré pruebas de su participación en uno de los robos hacia Pharmamed, lo cual, sigo sin entender, ¿por qué se robaría a sí mismo?–¿Qué va a pasar con nuestro plan? Porque déjame recordarte que me necesitas.¡Oh, por favor! ¿cuál plan?Necesito que hable, quizá ese plan que ha mencionado, es la razón por la que Lena no está.–El plan sigue en pie–respondo en
Punto de vista de LiahPor más que intento eliminar esa amenaza de mi cabeza, se me hace imposible, el solo recordarlo, hace que me paralice y me imagine lo peor.Mi mamá tenía razón, ahora soy el blanco perfecto para los secuestradores de Lena, y lo peor de todo, es que tengo tantos sospechosos, que ni siquiera sé por dónde empezar.Además, tengo el presentimiento que ese viaje a Aruba tiene un propósito, y no precisamente el más agradable para mí.Por tal motivo, he decidido cancelar la reservación que la supuesta Lena hizo. Así que, contacté a otra agencia de viajes para ubicar otro hotel que estuviera lo suficientemente alejado del anterior ¡de ninguna manera pienso correr tantos riesgos!–No me digas que reservaste en esta pocilga –reprocha Bruno al llegar al hotel.–A ver, don engreído ¿por qué no te encargaste de los detalles tú?–¡Porque esta fue tu idea, no mía! ¿recuerdas?–Entonces te aguantas, querido esposito, porque a no ser que quieras salir a buscar un hotel a las doce
Punto de vista de Liah–Ha tenido quemaduras de segundo grado, pero va a estar bien – escucho la voz de un hombre.Abro lentamente mis ojos, y para mí sorpresa me encuentro encerrada en cuatro paredes y acostada en una camilla con un fuerte dolor en mi pecho y en la cabeza.–Lena Méndez ¿cierto? – pregunta este hombre que a juzgar por su vestimenta, asumo que es el médico. Yo asiento con la cabeza –tu esposo te trajo hace alrededor de una hora para acá. Desafortunadamente un calentador a gas que estaba descompuesto, te explotó mientras lo manipulabas. Eso te causó quemaduras en tu pecho y una herida en tu cabeza. Nada que un antibiótico de alto espectro y unas pomadas, no puedan resolver. Para el dolor te estamos colocando por la vía un analgésico, así que al menos por esta noche, tendrás que dormir aquí ¿de acuerdo?–Está bien – respondo un tanto somnolienta.–Es mi deber decirte que puedes levantar cargos contra el hotel. Así que puedo llamar a la policía si así lo deseas.Mi cabeza
Punto de vista de BrunoLa policía me ha pedido salir de la habitación de Lena para poder tomar su declaración, y me parece increíble que a pesar de todo lo que esa mujer me ha hecho, tenga los cojones de amenazarme con denunciarme por lo ocurrido, como si yo pudiera haber provocado tal explosión.Por supuesto que la odio, pero no soy capaz de hacerle daño… al menos no físicamente.–¿Y lo hiciste? –pregunta Mateo, mi abogado y mejor amigo; al otro lado de la línea.–¡Por supuesto que no! Tú sabes que la detesto, pero solo me limito a fastidiarla, no a explotarle un artefacto en su cabeza.–Entonces no te preocupes. No hay forma de que puedan demostrar que tienes algo que ver en eso. No es un crimen apagar un calentador.–¡Exacto! Pero tenías que verle el rostro cuando me dijo que me denunciaría. Es como si se le hubiese entrado el demonio, no lo sé… te digo Mateo, esta mujer está peor que nunca.Mateo suelta una carcajada, mientras yo camino de lado a lado en las afueras de la habitac