Hayami vio al hombre con quien había estado una noche antes; ahora, con la sobriedad, podía ver con más detalle. Miró su cabello negro con un corte moderno, sus ojos verdes claros que con la luz se apreciaban más que en la oscuridad de un club o una habitación de un hotel. El color de sus ojos resaltaba con su tez blanca; la altura de 1.87 era tal cual ella recordaba. Noah estaba vestido con un traje ejecutivo negro. Hayami se acercó a los 4 que estaban aún de pie; él la miraba con sorpresa e incredulidad.
—Si me ves tanto, me vas a desgastar.
Dijo Hayami riendo. Esa situación le causaba mucha diversión, al ver el rostro atractivo de él, pero lleno de confusión.
—Noah, ella es mi hermana, Hayami.
Presentó Isabel.
—Mucho gusto. Isabel no mencionó que tenía una hermana.
Respondió Noah, extendiendo la mano como si fuera la primera vez que la veía.
—Claramente, soy la innombrable de la familia.
Hayami recibió el saludo de Noah, que aún estaba incrédulo de la situación tan poco inusual.
—¿Así que tú eres mi futuro cuñado "oficial"? Espero que sean felices en su matrimonio arreglado.
—¡HAYAMI...!
Alzó la voz en tono molesto el padre de esta, reprendiéndola.
—¡Ay, papá! ¿Por qué te molestas? Si es algo cierto o ¿acaso miento?
Dirigió su mirada interrogativa hacia su hermana, que solo la evadió.
—Ahora entiendo por qué no te mencionaban.
Respondió Noah con su mirada fija en la de ella.
—La cena está servida. Pueden pasar al comedor.
Anunció una de las empleadas, cortando el ambiente tenso de la conversación entre Hayami y Noah.
—Gracias, ahora vamos.
Respondió Jazmín con una sonrisa que reflejaba un poco de incomodidad.
—Pasemos al comedor.
Terminó de decir la mujer a los presentes. Los 4 caminaron hacia el comedor y tomaron asiento. Noah se sentó al lado de Isabel, frente a Hayami. Las empleadas sirvieron a cada uno de los presentes en la mesa la cena.
—Y dime, cuñado, ¿cuándo es la boda? Porque yo no veo ningún anillo de compromiso en el dedo de mi pequeña hermanita.
Preguntó Hayami mientras cortaba un trozo de carne y lo dirigía a su boca.
—Será el 17 de junio, y en cuanto al anillo, claro que tendrá uno.
Respondió seriamente él, mirando la cabellera roja de Hayami, que la hacía lucir muy guapa.
—Estamos a 20 de febrero, es decir, que será en 4 meses... Hermanita, aún tienes tiempo para retractarte.
—Pues...
Alcanzó a decir Isabel antes de ser interrumpida.
—¿Tienes algún inconveniente con que me case con tu hermana?
Interrumpió Noah a Isabel.
—¿Yo? Ningún inconveniente. Si ella ya decidió, yo no soy nadie para impedirlo, solo que no creo en los matrimonios arreglados, son una pérdida de tiempo.
—¡Hayami! No te metas en los asuntos de tu hermana.
Reprendió Jazmín a Hayami, algo que no hacía con frecuencia.
—Está bien, no me meteré.
Hayami tomó un poco del vino tinto que tenía frente a ella.
—Definitivamente, no eres alguien que deba ser presentada seriamente.
Dijo, burlándose, Noah. Hayami dejó la copa de vino en la mesa y estaba casi a punto de soltar una contestación, pero fue interrumpida por su hermana menor.
—Mi hermana vivió en Canadá por algunos años y acaba de regresar para empezar un nuevo trabajo, aunque no ha mencionado cuál; ella es muy reservada en sus asuntos.
Isabel quiso cambiar el rumbo de la conversación.
—Ah, entonces trabajas.
Soltó él, como si fuera algo creíble.
—¿Y tú a qué te dedicas?
Preguntó Hayami de manera desafiante.
—Noah acaba de ser ascendido a la presidencia de la empresa familiar.
Respondió Isabel que se sentía como un mediador entre ambos; incluso se sintió como en la película favorita "Shrek 2", cuando en la cena Shrek y el rey estaban teniendo una conversación tensa. Sonrió levemente al pensar que solo faltaba la comida volando por los aires como en la película.
—Ah, es decir... Tu papi te dio su antiguo puesto.
— Es una de las mejores empresas tequileras del país, que se llama "CURVOS".
Respondió Isabel, con lo cual Hayami solo sonrió al escuchar el nombre de la empresa.
—Para mí sigue siendo el chico que su padre le dio el puesto.
La paciencia de Noah había terminado debido a que esa chica era algo contestona e irrespetuosa, que evidentemente no era de su agrado. Estaba pensando en que, aunque había tenido una de las mejores noches, no era suficiente para hacerle agradar a esa chica.
Hayami se levantó de la mesa antes de que él pudiera decir palabra alguna.
—Con su permiso me retiro, muy rica la cena y todo, pero tengo planes para esta noche.
Dirigió la mirada hacia su hermana.
—Cumplí con asistir a la cena, pero no me hagas quedarme.
—Gracias, hermana. No te preocupes, nos vemos después.
—¿Adónde vas? Ayer saliste, ¿y hoy lo harás nuevamente?
Preguntó Jazmín antes de que Hayami saliera del comedor.
—Mamá, no te preocupes, ayer no fue la gran cosa.
Miró profundamente a Noah; Isabel se percató de esa mirada y sonrió ligeramente. Ella conocía a su hermana y las indirectas que ella podía lanzar.
—Provecho.
Hayami se dirigió en esta ocasión a Noah.
—Gracias.
Respondió él sin siquiera mirarla, acto que le dio igual a ella.
Hayami se retiró del comedor y subió a su cuarto. En el comedor, una llamada del teléfono de Noah interrumpió la conversación que aún tenían.
—¿Me disculpan?
—Claro, hijo, adelante.
Respondió Jazmín sonrientemente. Noah caminó hacia la puerta de la casa y contestó la llamada.
—¿Ahora qué quieres? Estoy en casa de mi prometida.
—Oh, perdón, olvidaba que lo mencionaste anoche. Solo quería saber si irías hoy en la noche al club.
Carlos era quien llamaba, quien esperó la respuesta de su amigo.
—No, hoy no, además, mañana tengo una junta importante.
—Vale, entendido, entonces nos vemos otro día.
—Sí, ok, ok.
Mientras contestaba a su amigo, vio bajar a Hayami, que traía su bolso en un hombro. Noah colgó el teléfono muy rápido para dirigirse a Hayami antes de que ella se fuera.
—Tengo algo tuyo.
—¿Qué cosa?
Preguntó ella, curiosa. Noah metió su mano dentro del bolsillo de su saco y sacó el pendiente.
—Ya se me hacía raro que algo tan caro fuera de una Stripe.
Dijo él, entregándole el pendiente.
—Créelo que si lo fuera, no te habría alcanzado para pagarme esa noche.
Respondió ella, molesta.
—¿Te imaginas qué pensaría tu hermana?
—¿Qué pensaría al saber que su prometido se acostó con su amada hermana? Primero estoy segura de que no le importaría otra; ninguno de los dos lo sabíamos y la tercera no fue tan importante. Olvídalo, que yo lo hice desde el momento en que salí de esa habitación, y... Bueno, nos vemos.
Hayami le dio la espalda a Noah; él solo pensó que era un fastidio, pero solo debía soportarla cada vez que visitara a Isabel.
Noah regresó al comedor; Isabel le sonrió, lo cual él también hizo. La cena continuó y, al finalizar, los papás de Isabel los dejaron solos en la sala.—Ahora que no están mis papás, quiero disculparme por mi hermana; ella es un poco...—Rara, ¿no?Isabel solo rió avergonzada con el hombre que tenía frente a ella.—Bueno, sí, ella tiene un carácter un poco... Pesado y dice las cosas como las piensa, pero en el fondo es una buena persona de gran corazón; ella tiene sus motivos de ser como es.Noah resopló.—Sí, pero muy, muy... Muy en el fondo. No te preocupes por la actitud de tu hermana.—Sí, lo sé.Isabel se puso de pie del sofá color carne que estaba en la lujosa sala; Noah también lo hizo.—Me tengo que ir, Isabel, mañana tengo una junta, además de nuevas personas en la empresa, desde secretarias hasta nuevos socios.—Sí, espero tengas un buen día; nos estamos hablando.Ambos caminaron hacia la enorme puerta de la casa. Noah se acercó a Isabel y le dio un beso en la mejilla como de
El despertador se hizo notar y Hayami lo apagó con algo de pereza. Se levantó de la cama y en su celular puso una canción mientras se daba un baño. Al salir, se vistió con una falda negra. Esta era circular; le llegaba por debajo de la rodilla una blusa de manga larga un poco transparente. Se podía ver ligeramente su sostén negro. Se sentó en la cama, se puso unas zapatillas negras. No le gustaban los zapatos altos, pero viniendo de una familia donde la imagen era lo más "importante", se acostumbró a usarlos cuando eran necesarios. Se peinó el cabello ondulado, lo dejó suelto. Caía por su espalda y por sus hombros. Se maquilló muy natural, nada pesado. Se puso un tono de labial rojo oscuro. Amaba esos colores. Al terminar, tomó algunas cosas y las colocó en una bolsa blanca. Al salir de su habitación, tomó unos lentes obscuros y, al bajar las escaleras, se dirigió a la cocina, donde se sentó en una isla que estaba en medio de la cocina. La chica del servicio le sirvió un jugo.—No seas
La junta había terminado; Noah estaba aún en trance, no solo en casa de Isabel, que debía tolerarla, sino ahora en el trabajo. Le pareció extraño que Isabel no hubiera mencionado nada referente a la adquisición de una acción de la empresa y que estuviera a nombre de su hermana mayor.Noah se levantó de su asiento. Hicieron un recorrido por la empresa, y el señor Beltrán se despidió para luego retirarse. Noah le indicó la oficina de Alejandro.—¿Cuál será mi oficina?Preguntó Hayami, acercándose a Noah.—Sí, vamos, ahora te lo muestro.Caminaron y, después de pasar por el escritorio de Ariel, llegaron a una oficina justo frente a la de Noah. Las oficinas de la empresa eran de cristal transparente, muy elegantes; se podía ver todo, aunque también tenían una persiana que podía dar privacidad a estas.—Esta será tu oficina, justo frente a la mía.Dijo con un poco de desagrado; no entendía por qué ella le causaba molestia, tal vez era por su forma de ser.—Perfecto. Me imagino que Angélica
Dos semanas habían transcurrido y la relación de Hayami y Noah había estado lo que podríamos decir "tranquila": alguna que otra ocasión de algunos malos chistes entre ambos, pero nada destacable. En el trabajo iba todo muy bien; la empresa estaba marchando como debería ir según las estrategias de Noah que implementó junto con Hayami. Detestaba admitirlo, pero era muy buena en su área.Esa noche, Noah e Isabel saldrían a hacer algunas cosas que tenían aún pendientes de la boda; aunque ninguno de los dos estaba emocionado por dicho evento, era algo que ya habían hablado con anterioridad."Estoy en mi cuarto, sube, quiero hablar a solas de algo importante".Noah leyó el mensaje de su celular. Justo cuando estaba llegando a casa de Isabel, al entrar a esta, la chica del servicio lo llevó a la habitación de Isabel. Al tocar, ella abrió. Noah entró a este e Isabel cerró la puerta...Después de hablar algunos minutos, Isabel se levantó del cojín de su tocador, mientras él aún estaba en la cam
Isabel se levantó de su cama, vio la hora de su despertador, se estiró un poco, se quitó la ropa para meterse a dar una ducha antes de ver a Noah en la boutique de vestidos de novias "Novias"; pensó en el gran ingenio que debieron haber puesto al elegir el nombre de la boutique, pero a pesar del nombre tan obvio, era una de las mejores boutiques que había en la ciudad.Al terminar de ducharse, se colocó un pantalón de mezclilla y una blusa negra y finalmente salió de su habitación. Se dirigió a la habitación de su hermana pensando que ya estaría lista para irse juntas. Tocó la puerta, pero no hubo respuesta. Después de tocar tres veces más, cada uno con más intensidad, abrió la puerta solo para darse cuenta de que la cama de Hayami estaba vacía e intacta.Isabel frotó su frente, fastidiada."No vino a dormir otra vez".Se dijo mientras resoplaba; no entendía cómo, siendo ella la menor de las dos, tenía que reprender a su hermana mayor casi todo el tiempo. Su celular comenzó a sonar; pe
Noah se recargó con los brazos cruzados en la puerta de la oficina de Hayami mientras miraba que ella se encontraba escribiendo en su computadora muy concentrada.— ¿Qué pasó?Preguntó Hayami, dejando de teclear para verlo al sentir la presencia de aquel hombre.—Estarás hoy, ¿no?—Debo, aunque no estoy de acuerdo, estoy segura de que ella no lo desea; estos últimos días ha estado extraña.— Ella ya es mayor para tomar sus propias decisiones, tú no deberías meterte en ellas.Hayami lo miró con descontento, mientras él continuaba recargado sobre la puerta.— Es por eso que odio esta sociedad de "ricos".Hayami siguió tecleando en su computadora; él solo la siguió observándola. Su semblante había cambiado a uno molesto; no entendía por qué una simple pregunta podría haberle arruinado su día.—¿Llevarás a tu novio?—¿A quién?Preguntó nuevamente, mirándolo aún con la aparente molestia.—Al novio que mencionaste aquella ocasión.—Ah... No es mi novio, es un chico con el que salgo, nada del
La noche había caído completamente; había un silencio en la casa. Hayami estaba en su cuarto recostada. Después de suspirar, esta se levantó pensando que ya le había dado el suficiente tiempo a su hermana para que se tranquilizara y así pudiera explicar qué había pasado, ya que no entendía nada. Salió de su habitación acercándose a la de Isabel; no tocó, simplemente abrió la puerta, mirando a Isabel sentada en su tocador, peinándose el cabello que heredó de su padre.—¿Qué pasó? No entiendo.Isabel exhaló, dejó el cepillo en el tocador y miró a Hayami con sus ojos negros e hinchados de haber llorado tanto. Hayami se fijó en ese detalle.—¿Estás enamorada?Soltó la primera pregunta que tenía en mente.Ella sonrió.—Sí, muy enamorada.—Es... de... ¿Noah?Preguntó, dudosa. Ella había pensado que no era así, pero ver esos ojos hinchados de su hermana le generó esa duda.—No. Es del padre de este bebé.—Es lo que no entiendo, explícame.Se sentó en la cama.—Estoy enamorada de otro hombre q
Hayami llegó a la oficina muy puntual como todas las mañanas. Ariel la miró con descontento, pero a pesar de eso, Hayami la saludó educadamente. Después de recibir el "buenos días" de mala gana de Ariel, se acercó a Angélica, que ya estaba en su puesto.—Buenos días, licenciada.Dijo Angélica mientras se arreglaba un mechón de cabello.—Buenos días, "Angie". ¿Hay algo pendiente para mí?No, Lic.—Ok, entonces hazme dos favorsitos: el primero, ¿podrías conseguirme un café con leche de la cafetería? Y el otro es que, ¿sí me puedes comunicar con mi contador?—Sí, Lic. Ahora voy por su café y, en cuanto regrese, lo pongo en contacto con su contador.—Gracias, eres muy linda.Hayami sonrió; Angélica también lo hizo, un poco ruborizada. Su jefa cada mañana le sonreía; estaba muy contenta de trabajar con ella.Hayami entró a su oficina, vio a través de su ventana mirando el cielo un poco nublado, y pensó que ese día no era el mejor que había visto desde que había llegado de Canadá. Angélica p