Capítulo 97

Mateo:

Es una de esas tardes donde llueve con brisa, en los que acercar tu rostro al vidrio de una ventana la empaña, y con ella, todo su reflejo.

Me gustan las tardes como esa, donde puedo sentir que todo mi mundo se siente como mi interior, cuando parece que lo que veo es el reflejo de mi alma.

Porque sí, siento que… soy un cúmulo de tristeza contenida, de sufrimiento que me hace especial. Sin ese algo que está dentro de mí, no tendría trabajo, ni fama, ni una vida que a la gente le parece interesante.

Si esa persona no me hubiera roto el corazón, no estaría escribiendo los versos que ahora salen en la pantalla grande. No habría filas en los cines repletas de parejas que quieren consagrar su amor viendo cómo desquebrajaron el mío; solamente que ellos no lo saben.

Recuerdo los últimos días al lado de Zaideth como marchitos, llenos de esa mism

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