Zaideth: fondo:
Despertarme acostada al lado del tronco, sin zapatos (no sé qué se hicieron en medio de la noche), verme rodeada de basura y con la ropa húmeda por el lodo… fue como tocar fondo en mi vida.
Si alguien me ve en estas fachas, pensará que soy una indigente. No queda nada de la profesora de instituto privado, nada de la escritora y chica de alta sociedad.
Mi vida necesita un cambio. Debo mejorar mi calidad de vida.
No hay momento más vergonzoso que, cuando ves que las personas te observan al pasar y hacen mala cara. Sólo con eso se sabe que estás en fachas deplorables y quieres que la tierra se abra y te trague.
No soy capaz de acercarme a la entrada del edificio donde vive Carl, prefiero esperarlo a las afueras, a que salga como todas las mañanas a su trabajo. Sé que, al verme, saldrá de su auto corriendo para ayudarme; y debo gu
Propuesta: déjame vivir contigoVolver a ver a Zaideth, fue tristemente la cosa más hermosa que me pasó en todo este año. Mi corazón rebotaba de alegría.Detesté a Carl por haberla dejado quedarse en mi cabaña, que la engañara (pero es algo muy normal en él).—Me dijo que podía quedarme aquí —me explicaba Zaideth, cuando se cambió y se sentó en un sillón que estaba en el balcón de la habitación principal.Podíamos escuchar las olas del mar romper en la costa, el viento salado juguetear a nuestro alrededor. Zaideth se veía casualmente un poco más delgada que a las veces cuando llegué a visitar. Sin embargo, sus mejillas seguían siendo redondas, pero curiosamente encantadoras. Llevaba el cabello más largo que antes y con honestidad, me parece que le favorece mucho m&aacu
Zaideth: marLo bueno de vivir en una ciudad costera es que, ver el mar, te hace reconectar contigo mismo.Cuando llegué a la cabaña y estuve rodeada de silencio, me sentí liberada. Recuerdo asomarme por el balcón de la habitación principal y apreciar la enorme panorámica del mar, cerrar los ojos y escuchar el sonido de las olas entrar por mis oídos e inspirar profundamente el olor salado.Fue una de las mejores sensaciones que he tenido en mi vida. Fue como en unos minutos, sólo era yo, mezclada con la naturaleza, con la razón de ser de la misma.Y fue ahí, donde me di cuenta que estaba en el lugar correcto.Lo primero que hice fue limpiar todo el polvo de la gran cabaña. Carl me dijo que me ayudaría, pero era mi momento, era el instante que yo necesitaba, así que le di las gracias y le pedí que me dejara hacerlo sola.—P
Mateo: las mañanas a su lado:Zaideth ronca cuando duerme, se estira en la cama y abre la boca, dejando salir su baba. Se ve que duerme tan placenteramente, que me da cosa levantarla.—Zai, Zai —comienzo a llamarla.Ella se da vuelta en la cama y queda a medio lado, dejando una pierna flexionada y sobresale de la sábana, dejando su piel trigueña al descubierto. Paso saliva al sentir mi rostro comenzar a sonrojarse.¿Qué estoy haciendo? No debí entrar en su habitación. Así que, avergonzado, comienzo a dar vuelta sobre mis pasos para salir cuando siento un gruñido.—¿Hum? —empieza a removerse en la cama.Volteo y veo que comienza a sentarse en la cama, con la cara arrugada y con una mano se limpia la saliva de la cara.—Mateo —dice con voz arrastrada y ronca. Definitivamente no ha cambiado nada a la chica que llevo
Zaideth: nostalgiaA veces me pregunto, ¿hice algo para vivir en completa soledad? ¿Algo muy malo que me haya condenado a vivir sin poder ser amada?Veo a las personas, felices con sus parejas y yo… sola. Pasan los años y ya me he cansado de tener intentos fallidos de amar.Y cuando ya he aprendido a olvidar, a resignarme, aparece él, con su hermosa sonrisa rosada y me besa.En el mes que viví sola en la cabaña, aprendí a encontrarme a mí misma, a ver de buena forma mi futuro, me dije “saldré de esta”, dormí feliz en las noches al verme construyendo mi vida poco a poco.Mi rutina consistía en escribir de día y leer de noche, ponerme muy al día con el mercado literario y así planear el volver a ser editora.Los fines de semana hablaba de forma animada con Carl y hacíamos planes a futuro. Todo en mi vida comenzaba a tener
Mateo:¿Cuál es el momento en que te cansas de estar en una monotonía de algo que crees que es cierto? Para mí, fue cuando besé a Zaideth y vi todos sus sentimientos rebosar ante mí.La verdad, también debo darle las gracias al vino, que me hizo sentirme más valiente al respecto. Cuando estuve solo, sin ella, observando la tarde caer; me vi levantándome del sillón, seguirla hasta su habitación, allí, no dejé que cerrara la puerta, puse una mano en la madera y ella pudo sentir la resistencia.Cuando volteó a verme, los dos nos observamos fijamente a los ojos.—Mat… —balbuceó con sus ojos llenos de lágrimas.Llevé mis manos hasta su rostro, lo llevé hasta el mío y comencé a besarlo, no solo en los labios, también en su nariz, sus mejillas, su frente: le di todos esos bes
Entrar en una relación con Zaideth fue totalmente diferente a lo que yo llegué a pensar que podría ser. ¿Saben? A veces llegamos a idealizar mucho a las personas.En mi caso, debo sentirme tranquilo que hice lo que se pudo. Que, cuando tuvimos la primera y única discusión en todo ese tiempo que estuvimos juntos, yo quería decirle que sí, que estaba bien, podíamos seguir juntos, pero, no podía hacerlo. Habíamos cruzado la línea.Que el tomar la maleta para irme, los dos ya lo habíamos aceptado y quisimos hacerlo por el lado amable. A fin de cuentas, los dos somos adultos y por encima de los problemas está ese amor tan grande que seguimos sintiendo.Ese mismo amor que hizo que Zaideth lograra publicar su libro en papel, volviera a sonreír por las mañanas y la hacía decirme “amor” en medio de los desayunos.Por eso, antes de irme
Zaideth: epopeyaCuando estaba en el colegio me gustaba mucho un chico, pero no era correspondida, él no estudiaba en mi colegio, de hecho, ya se había graduado. Lo conocí en unas clases de actuación, y quedábamos a leer en la biblioteca. Pero él siempre me restregaba que le gustaban otras chicas, por más que sabía que yo me desvivía por él. Y a veces hasta se burlaba de mí. Se me hizo muy difícil dejar de hablarle y apartarme.¿Por qué hacemos eso, el aferrarnos más cuando alguien no nos quiere? Para mí, en ese tiempo, al graduarme, me di cuenta que pasaría un año completo gustando de alguien que no me apreciaba. Así que, me inscribí a un gimnasio e iba todas las mañanas. También dejé las clases de actuación para no verlo y me enfoqué en mí.Pasé del desamor a estar lista par
Zaideth: recuerdosSiempre tengo este recuerdo.“¡No me mates, por favor!, ¡PERDÓN, PERDÓN! ¡PROMETO QUE NO TE VUELVO A BUSCAR!” recuerdo a Nicolás frente a mí, arrodillado, pidiendo perdón mientras yo le sacaba el seguro a la pistola.Recuerdo estar apuntándole, pero había alguien a mi derecha, acurrucado en una pared.Yo me sentía bien. Poderosa. Pero con impotencia. Pensé seriamente en matarlo, hasta que un grito me arrancó de mis pensamientos.A veces pienso que el recuerdo no es así. Que la súplica la hizo después que disparé. No lo sé, fue un momento que mi mente no logra encajar bien.A veces me pregunto si… tanto me gusta ese recuerdo porque me recuerda que puedo llegar a ser muy fuerte, ¿por qué me atormenta?...Clara llegó s