—Zaideth, ¿qué haces? —pregunta mi madre mientras camina a la par de mí—. ¿Cómo se te ocurre irte así? ¿A dónde te vas a quedar?
Decido no escuchar, únicamente estoy ahí, caminando hacia la puerta que da hacia la calle, cruzo y siento el frío viento de invierno costero golpear mi rostro, escucho las rueditas de la maleta roer el pavimento, los regaños de mi madre a mi lado, después un poco atrás de mí suenan como un bullicio al fondo, como cuando te quedas dormido y dejas el televisor encendido.
De pronto, mi padre comienza a caminar a mi derecha, intentando que la maleta que estoy arrastrando no estorbe su paso.
—¿Qué? ¿Ahora tú también te vas con ella? —pregunta mi madre con un tono de irritación.
—Deja el drama mujer, sólo la voy a llevar al aeropuerto —arguya
Había pensado en buscar el momento perfecto para decirle a Walter que estaba teniendo una relación con alguien, no especificaría que era con Carl porque me disgustaría en gran manera que se creyera en el derecho de criticarme. Me excusaba diciendo que Walter y yo nunca tuvimos un noviazgo cierto, además, él vivía en otra ciudad, así que no teníamos esperanza alguna.Ya llevaba dos semanas al lado de Carl y todo estaba de maravillas. Me llamaba cuando no nos podíamos ver en el día y siempre me escribía para preguntarme qué estaba haciendo, cómo la estaba pasando y una que otra vez me pedía una foto. Todo esto me emocionaba porque se veía que realmente estaba interesado en mí. Aunque… cuando estaba en medio de las clases, sí me parecía un poco estresante tener que responder sus mensajes, porque si no lo hacía, me llamaba para pregunt
Fue sumamente incómodo el pensar que mi círculo social más cercano conocería a Carl, pensaba que estaba siendo demasiado cruel con Walter al reemplazarlo sin mucho tiempo de haberse marchado. Estaba yendo demasiado rápido, corría y ese no era mi estilo. Claro que sentía que iba a la velocidad de Carl, que todo se estaba tornando de un color oscuro no característico mío.En todo el trayecto en el bus Carl estuvo serio, me respondía lo que yo decía con respuestas cortantes y en ningún momento quiso soltarme la mano.Al llegar a la casa de Pablo, al encontrarme en el portón, vi que Stela estaba esperando en frente de él a que le abrieran. Al verme sonrió ampliamente y caminó animosa a saludarme, ignoró por completo que yo estuviera acompañada de un hombre y me dio un fuerte abrazo, después de la emoción, volteó a ver a mi acomp
Esa noche Eva dio la noticia de que estaba embarazada, algo que, para ese punto después de toda la parafernalia, se deseaba más a que no lo estuviera. Así que, eso les daba tarjeta verde a Pablo y Eva para irse a vivir juntos y endeudarse hasta decir no más en amueblar su apartamento y el cuarto que sería para el bebé.Para festejar se había mandado a pedir pizzas, picadas de carne, pollo y cerveza (Eva tomó una cerezada con limón sin alcohol). Al momento de comer y festejar la incomodidad por la presencia de Carl se disminuyó, y, como él prácticamente no hablaba, fue ignorado en gran parte de las conversaciones.Se habló de cuál podría ser el sexo del bebé, Eva mostró la respuesta del laboratorio y confesó su deseo porque fuera una niña; algo que Pablo también deseaba que fuera así. Me encantó ver los ojos rebosantes
—Estás rara —confesó—. Es que, con el mero hecho de que lo hayas traído, sabiendo que aquí iba a estar Stela y Pablo… Tú nunca harías una cosa así.—Lo hice porque quería presentárselos, nada más —objeté tratando de defenderme—. Carl es mi novio y vamos muy en serio. Yo no me meto en tu relación, Eva, así que deja de meterte en la mía. Quiero a Carl y él a mí también, estamos bien, no hay nada del otro mundo. Además, Walter está en otra ciudad, las cosas entre los dos nunca iban a funcionar por la distancia, fue un pasatiempo. Yo amo a Carl, lo amo desde hace años y no me voy a separar de él.Salí disparada de la cocina con mi corazón latiendo a trompicones, el rostro sudoroso y las puntas de los dedos de las manos heladas.Me senté al lado de Carl, que,
Una vez, cuando estaba en último año de bachillerato, la profesora de ética nos había pedido que hiciéramos una exposición de los diferentes maltratos que puede haber. En ese momento se me hizo fácil explicar los diferentes maltratos, explicar cómo se deben atacar y hacer para salir de ello, además de cómo identificar a los agresores, ya saben, su perfil psicológico.En ese momento, cuando investigué sobre el tema, me pregunté el por qué las personas se dejaban maltratar de aquella forma, me dije a mí misma que nunca permitiría que alguien me maltratase de aquella forma. En el instituto, cuando mis compañeros intentaban meterse conmigo, al menos hacerme un comentario desagradable, siempre supe qué hacer, cómo responder. Mis padres nos habían educado bien, nos decían que nunca dejáramos que pasaran por encima nuestro, de hech
—¡Tú no te vas! —ordenó Carl mientras me veía con aquella mirada dominante que me hacía tambalear.—Carla, por favor —pedí en un hilo de voz.—¿Qué te pasa? —gruñó ella—, ¿te vas a quedar con este imbécil para que te siga maltratando?—¿Eh? —solté confundida.¿Que me siga maltratando? Fue lo que me pregunté, ¿Carl me estaba maltratando?Vi a Carla tomar mi bolso, me iba a llevar lejos de Carl, pero él no lo iba a permitir hasta que vio que un chico moreno, más alto que él y bastante fornido se acercó a Carla y le rodeó la cintura. Así que Carl, para no hacer un espectáculo allí, decidió dejar que me llevaran lejos de él.Maltrato. Carl me maltrataba. O al menos eso era lo que Carla intentaba explicarme.
La policía llegó y se llevó a Carl. Él, claramente puso resistencia y se ganó uno que otro bolillazo por parte de un policía que no se iba con titubeos.Antes de ser subido a la patrulla me gritó:—¡ESTA ME LA VAS A PAGAR, ZORRA!Para ese momento yo estaba acurrucada en brazos de mi madre sollozando.Cuando llegamos a casa, nos reunimos alrededor de la mesa del comedor y todos llegaron a la conclusión más obvia de que yo no podía volver a ver a Carl, que esa relación estaba más que terminada.—¿Te ha golpeado? —preguntó mi padre.—No, claro que no —solté con rapidez.—Clara me dijo que varias veces lo vio gritándote —arguyó mi hermana, que aún seguía pálida por el miedo que recorría por su cuerpo.Mi madre dejó un pocillo de aromática de albahaca y hierba buena frente a mi hermana para estabilizar su presión, ya que podría hacerle daño a su embarazo.—¿Cómo es posible que estuvieras al lado de ese…? —gruñó Pablo. Lo vi hacer silencio y tantear con su lengua la comisura derecha de su l
Mis ojos se llenaron de lágrimas, no sabía qué hacer, tenía mucho miedo. El celular se resbaló de mis manos y me hice bola en el sillón, soltaba las gordas lágrimas son rapidez y el pánico comenzaba a apoderarse de mí.Solté un pequeño salto cuando mi celular comenzó a sonar. No quería responder, me aterraba que fuera a ser él. Sin embargo, con las manos temblorosas, casi imposible de sostener el dispositivo, decidí contestar.Al ver que era un número desconocido lo dudé por un momento, dejé que se perdiera la primera llamada y la segunda, a la tercera decidí contestar y encarar a Carl, decirle que me dejara en paz.—¡Deja de llamarme! —grité exasperada—, ¡¿no lo entiendes?! ¡No te quiero volver a ver más!Solté el llanto, no me importaba que él me escuchara, estaba cansada de esa situación, de ese miedo que ahora reinaba en mí.—Wao, no sabía que me recibirías así —escuché una voz tranquila, pero sonaba algo triste.Mis ojos se abrieron como platos. Ese no era Carl, no, ¡era Walter!