Palpo la placa de identificación en mi pecho y cierro los ojos. Aún puedo escuchar la dulce y gruesa voz de Walter en aquella llamada, la forma en la que me calmaba y me decía que todo estaría bien.Se dibuja una sonrisa melancólica en mi rostro al recordar que fue justo en ese instante que empecé a enamorarme de Walter, únicamente que yo no lo sabía. Pero, me tranquiliza saber que desde ese momento pasé los mejores días de mi vida gracias a Walter, pude levantarme después de haber sido destrozada física y mentalmente por un mal amor. Conocí lo que era enamorarse de verdad y tener una relación saludable.Mi sonrisa desaparece al darme cuenta de que debí contarle a Walter todo esto, lo mucho que me importa y, lo más importante, que es el amor de mi vida. Nunca se lo dije, nunca le dije que lo amaba.Me acomodo al respaldo de la silla del copiloto e inspiro profundamente. Veo a mi padre con semblante serio manejando después de la conversación seria que acabamos de tener. Cierro los ojos
Y entonces recordé la razón por la que al principio me daba miedo acercarme a Walter, su familia era, bueno, sigue siendo peligrosa; no sólo porque pertenecen a la más alta jerarquía del ejército, sino también por su descendencia, la raza y las personas con las que se relacionan. Pero en ese momento no temí de ellos, sino que me sentí protegida y tranquila.Sabía que Walter no se quedaría tranquilo y haría todo lo posible por protegerme, así que no me sorprendió que, minutos después de haber colgado la llamada, Stela se presentara frente a mi casa. Me conmovió ver aquella amplia sonrisa en su rostro, era como… si para ella, nada hubiera ocurrido.—Stela —solté perpleja y apreté con fuerza el marco de la puerta principal.—¿Cómo estás? —inquirió, alzó las manos y mostr&oacut
—Sí, fue grandioso, porque, cuando me gradué de bachiller, ya era enfermera y entré a estudiar medicina.Me acomodé en la cama con ganas de saber más. Era la primera vez que sabía tanto de la familia de Walter.—¿Y él? ¿Qué cursos hizo cuando estaba en el colegio? —pregunté con mucha curiosidad.—Bueno… mi mamá cuando era niño lo inscribió en piano —contestó—, pero a Walter no le gustó, siempre ha sido malo con temas de arte, es más de números y ciencia como tal. Pero mi papá nunca dejó que se inclinara por esa parte, así que, cuando cumplió nueve años lo hizo estudiar taekwondo; increíble, llegó a ser cinturón negro. Después lo dejó porque mi padre quería que aprendiera más sobre armas, lo inscribió a curs
Un mes después de todo lo sucedido, Walter me pidió que fuéramos novios, pero esta vez de verdad. Fue en medio de una videollamada cuando tuvo algo de tiempo. Habíamos estado recordando viejos tiempos de cuando él estuvo en Santa Marta. Entre tanta nostalgia, Walter, siendo un chico que se deja llevar por sus emociones, me pidió que fuera su novia.No hablábamos mucho, ya que él prácticamente no tenía tiempo y, como yo sabía que terminaba muy cansado, decidía dejarlo tranquilo. Pero, cuando podíamos hablar, nuestras conversaciones siempre eran bastante sustanciosas e intensas.La distancia era algo que se remarcaba mucho en nuestra relación, debía soportarlo llenando mi tiempo libre estudiando, yendo a clases y haciendo trabajos que otros me pagaban. También solía visitar mucho a la señora Liliana, dormir en su casa y charlar en las noches con S
—¡Deja de decir tonterías! —solté entre risitas. Del otro lado de la línea también se podían escuchar carcajadas por parte de Walter.—O sea que yo sí te puedo enviar fotos mías, pero tú no puedes enviarme tuyas —fanfarroneó intentando poner un tono indignado.—Walter… nunca me he tomado ese tipo de fotos —solté mientras sentía mi rostro enrojecerse.—Yo tampoco, pero hice el sacrificio por ti.—¡Ay sí, como no! —comencé a carcajear.—Bueno, está bien, no te tomes las fotos —soltó con resignación.Rodé en la cama con emoción mientras escuchaba la voz de Walter por medio de los auriculares conectados en mi celular.—Te extraño muchísimo —confesó Walter—, por eso quería verte as&iacut
Dejo salir un suspiro, froto mis ojos y siento la pesadez en mis hombros por el estrés acumulado en mis músculos de la espalda.—Hace mucho que tengo una pregunta —suelta mi padre de repente.Volteo y lo observo con los ojos cansados y algo irritados.—Ese tipo… ¿cómo terminó acosándote? —indaga con voz bastante seria.—No lo sé… —respondo con sinceridad—. De un momento a otro, cuando quise reaccionar, él ya estaba siguiéndome, veía su silueta entre las sombras. —Mi voz comienza a helarse y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo—. Era horrible, papi, podía sentir que me seguían los pasos cuando volvía de clases; por eso terminé pidiéndole a Walter que me esperara afuera de la universidad y por eso comenzó a sospechar.—Ya —aceptó—. Pero no
Debo aceptar que eso de que me enviaran con un psiquiatra no me daba buena espina. No es que tuviera nada en contra de los psiquiatras, solamente los asociaba con enfermos mentales y yo… bueno… no quería pensar que yo tuviera algún problema mental, me daba miedo el hecho de aceptarlo, aunque, la verdad es que sí tenía mi problema mental, de lo contrario no me habrían remitido a uno. Me aterraba pensar que la psiquiatra me dijera que debían internarme en algún psiquiátrico o algo parecido. Intenté hablar con Walter una hora antes de tener que salir de la universidad y dirigirme a la cita con la psiquiatra. Estaba en una cabina del baño del bloque sur llorando como niña pequeña, vencida por un ataque de pánico y tenía una voz interna que me decía: “¡Estás loca, ya que sí, estás más allá que acá del ab
Mis manos temblaban y escuchaba las palabras de la psiquiatra como bullicio, pero a la vez eran relajantes gracias a sus palabras “estás a salvo”, “tranquila”, “todo está bien”.Terminé tomando un poco de agua para intentar calmarme. Cuando ya no lloraba y me veía algo relajada, la doctora Clara me informó que Carl y yo nos habíamos visto por casualidad, que él llevaba tres meses yendo a terapia con ella, así que no había sido algo planificado por mi psicóloga o por ella.Me sorprendía que la psiquiatra sabía cuál era mi historial y también mi nombre, aunque imaginé que ya debía haber leído mi historial médico antes de la cita. Pero… ¿cómo pudo relacionar todo con Carl al instante? Después, recordé cómo me comporté y lo que dije mientras estaba en el ataque de p