Capítulo 31

Cuando llego a mi casa, me dirijo con entera felicidad hacia mi habitación, pero escucho en el pasillo un sollozo que proviene de la habitación de Eva. Veo que la puerta de su cuarto está entreabierta, así que la abro y la encuentro semidesnuda, hecha bolita en un rincón de su cama.

—Eva, ¿qué pasa? —indago preocupada mientras me acerco a ella.

—Ay, Zai, no sé qué hacer —suelta en un hilo de voz.

—¿Qué?, ¿qué pasa? —insisto preocupadísima.

—Creo que estoy embarazada —confiesa.

Abro mi boca de la impresión y mi mente queda en blanco, ¿qué le puedo decir? No se me ocurre nada.

—Pero… ¿cómo? —inquiero, aunque me doy cuenta que es una pregunta muy fuera de lugar.

—No sabía que estaba ovulando y tuve sexo con Pablo, él se l

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