Después de aquella conversación que me hizo entrar mucho en razón, a Walter se le metió la loca idea de enseñarme a manejar, yo le dije que dejara la locura, que ahí, justo ahí, en el corazón de la ciudad, ¿dónde podríamos encontrar un lugar para que me enseñara?
Pero Walter me pidió que me montara en la moto, así lo hice. Walter manejó hasta bajar el Ziruma, pero no para volver a la ciudad, no, sino que tomó la ruta que lleva a las otras playas al sur de la ciudad. Cruzó El Rodado y me llevó hasta Cavo Tortuga.
Ahí comprendí que ese sería un lugar perfecto para aprender a manejar moto, ya que, en una desviación se encontraba una carretera larga, ancha y solitaria. Para ese momento las sombras de la tarde comenzaban a crear la oscuridad, sin embargo, las farolas ya comenzaban a encenderse lentamente.
—Bie
Cuando llego a mi casa, me dirijo con entera felicidad hacia mi habitación, pero escucho en el pasillo un sollozo que proviene de la habitación de Eva. Veo que la puerta de su cuarto está entreabierta, así que la abro y la encuentro semidesnuda, hecha bolita en un rincón de su cama.—Eva, ¿qué pasa? —indago preocupada mientras me acerco a ella.—Ay, Zai, no sé qué hacer —suelta en un hilo de voz.—¿Qué?, ¿qué pasa? —insisto preocupadísima.—Creo que estoy embarazada —confiesa.Abro mi boca de la impresión y mi mente queda en blanco, ¿qué le puedo decir? No se me ocurre nada.—Pero… ¿cómo? —inquiero, aunque me doy cuenta que es una pregunta muy fuera de lugar.—No sabía que estaba ovulando y tuve sexo con Pablo, él se l
Es increíble cuánto estamos dispuestos a cambiar cuando amamos de verdad. Aunque yo no logro comprender cuan tontos nos volvemos cuando conocemos a una persona que nos mete en aprietos, como Pablo. Mi pobre amigo Pablo.—Las cuotas son baratas para lo bonito y bien situados que está el apartamento —explica Pablo mientras me muestra las fotos del apartamento que en la mañana visitó.—Ajá… —suelto mientras veo de forma aburrida las fotos.—Hablé con Eva y lo vamos a ir a ver mañana juntos para tomar la decisión si lo compramos o no —explica mientras apaga la pantalla del celular.—¿En serio? —respingo las cejas.—Sí —suelta con nerviosismo—. Voy a hacer un préstamo en el banco para pagar la cuota inicial.Suelto un suspiro de resignación. Sé que, por mucho que trate de conven
En siete meses pueden suceder muchas cosas, una de ellas: olvidar el amor que sientes hacia una persona. Imagino que es lo mismo que me sucedió con Walter y Carl; ellos son mis dolores de cabeza.Intento pensar en qué momento todo se puso boca arriba, en qué momento eché todo al fiasco, claro, una vez más. Pero es la última vez que Walter accedió a perdonarme, no, no lo hizo de verdad, al menos, no como para que todo entre los dos volviera a funcionar.Termino de hacer la maleta y reflexiono sobre lo que estoy haciendo. Sacudo mi cabeza para soltar aquellos pensamientos de “estás loca, no tienes que viajar, nadie te está esperando”, “mejor ríndete, no te va a perdonar”, “eres una maldita desagradecida, por eso no lo mereces”. No tengo nada que perder, ya lo sé, tampoco nada que ganar, así que no importa lo que haga ahora, por eso puedo tomar el vuelo
—Zaideth, ¿qué haces? —pregunta mi madre mientras camina a la par de mí—. ¿Cómo se te ocurre irte así? ¿A dónde te vas a quedar?Decido no escuchar, únicamente estoy ahí, caminando hacia la puerta que da hacia la calle, cruzo y siento el frío viento de invierno costero golpear mi rostro, escucho las rueditas de la maleta roer el pavimento, los regaños de mi madre a mi lado, después un poco atrás de mí suenan como un bullicio al fondo, como cuando te quedas dormido y dejas el televisor encendido.De pronto, mi padre comienza a caminar a mi derecha, intentando que la maleta que estoy arrastrando no estorbe su paso.—¿Qué? ¿Ahora tú también te vas con ella? —pregunta mi madre con un tono de irritación.—Deja el drama mujer, sólo la voy a llevar al aeropuerto —arguya
Había pensado en buscar el momento perfecto para decirle a Walter que estaba teniendo una relación con alguien, no especificaría que era con Carl porque me disgustaría en gran manera que se creyera en el derecho de criticarme. Me excusaba diciendo que Walter y yo nunca tuvimos un noviazgo cierto, además, él vivía en otra ciudad, así que no teníamos esperanza alguna.Ya llevaba dos semanas al lado de Carl y todo estaba de maravillas. Me llamaba cuando no nos podíamos ver en el día y siempre me escribía para preguntarme qué estaba haciendo, cómo la estaba pasando y una que otra vez me pedía una foto. Todo esto me emocionaba porque se veía que realmente estaba interesado en mí. Aunque… cuando estaba en medio de las clases, sí me parecía un poco estresante tener que responder sus mensajes, porque si no lo hacía, me llamaba para pregunt
Fue sumamente incómodo el pensar que mi círculo social más cercano conocería a Carl, pensaba que estaba siendo demasiado cruel con Walter al reemplazarlo sin mucho tiempo de haberse marchado. Estaba yendo demasiado rápido, corría y ese no era mi estilo. Claro que sentía que iba a la velocidad de Carl, que todo se estaba tornando de un color oscuro no característico mío.En todo el trayecto en el bus Carl estuvo serio, me respondía lo que yo decía con respuestas cortantes y en ningún momento quiso soltarme la mano.Al llegar a la casa de Pablo, al encontrarme en el portón, vi que Stela estaba esperando en frente de él a que le abrieran. Al verme sonrió ampliamente y caminó animosa a saludarme, ignoró por completo que yo estuviera acompañada de un hombre y me dio un fuerte abrazo, después de la emoción, volteó a ver a mi acomp
Esa noche Eva dio la noticia de que estaba embarazada, algo que, para ese punto después de toda la parafernalia, se deseaba más a que no lo estuviera. Así que, eso les daba tarjeta verde a Pablo y Eva para irse a vivir juntos y endeudarse hasta decir no más en amueblar su apartamento y el cuarto que sería para el bebé.Para festejar se había mandado a pedir pizzas, picadas de carne, pollo y cerveza (Eva tomó una cerezada con limón sin alcohol). Al momento de comer y festejar la incomodidad por la presencia de Carl se disminuyó, y, como él prácticamente no hablaba, fue ignorado en gran parte de las conversaciones.Se habló de cuál podría ser el sexo del bebé, Eva mostró la respuesta del laboratorio y confesó su deseo porque fuera una niña; algo que Pablo también deseaba que fuera así. Me encantó ver los ojos rebosantes
—Estás rara —confesó—. Es que, con el mero hecho de que lo hayas traído, sabiendo que aquí iba a estar Stela y Pablo… Tú nunca harías una cosa así.—Lo hice porque quería presentárselos, nada más —objeté tratando de defenderme—. Carl es mi novio y vamos muy en serio. Yo no me meto en tu relación, Eva, así que deja de meterte en la mía. Quiero a Carl y él a mí también, estamos bien, no hay nada del otro mundo. Además, Walter está en otra ciudad, las cosas entre los dos nunca iban a funcionar por la distancia, fue un pasatiempo. Yo amo a Carl, lo amo desde hace años y no me voy a separar de él.Salí disparada de la cocina con mi corazón latiendo a trompicones, el rostro sudoroso y las puntas de los dedos de las manos heladas.Me senté al lado de Carl, que,