Estoy en la cafetería comprando una botella de agua cuando oigo zumbar mi celular, pero lo tengo guardado en el bolso y me da pereza sacarlo de allí. Me siento estresada porque debo terminar muchos trabajos, incluyendo los de Carl, que se los quiero entregar y no volver a hablar con él nunca más.Saco de un bolsillo un sobre de Panelita, abro la botella de agua y hecho el polvillo de panela, cierro la botella y comienzo a agitarla mientras camino hacia la entrada. Escucho que el celular sigue zumbando, así que decido sacarlo del bolsillo para ver quién me molesta tanto.Mis ojos se congelan viendo la pantalla del celular al ver que se trata de Carl. Esta vez no me podrá confundir, sé que es para saber acerca de sus trabajos, no seré tan idiota, le voy a cobrar por estos trabajos; mi esfuerzo merece ser recompensado, y le sacaré una buena pasta por ello.Me siento reconfortada por este pensamiento y sonrío mientras apago la pantalla, ignorando los mensajes de Carl.Me acerco al andén d
Me encanta ver el cuerpo de Zaideth bañado por el agua, enjabonarlo y masajearlo mientras la espuma corre por su piel sedosa. El contraste de mis besos mezclados con el agua que recorre nuestro rostro.Recuesto su espalda a los azulejos y sus piernas se enrollan en mi cintura, puedo sentir su busto hacer presión en mi pecho. Me fascina su rostro excitado y bañado por el agua, saber que su placer es gracias a mí. Deseo que más momentos como estos se repitan en el futuro, que no queden en un simple recuerdo de vacaciones.Mientras la penetro, sus gemidos se vuelven eco en el baño. La agarro con fuerza del cuello y después le planto un beso en los labios. Las uñas de Zaideth se encarnan en la piel de mi espalda. Me corro dentro de ella y por un momento tengo el obsesivo pensamiento de querer hacerla completamente mía, dejarla embarazada, pero recuerdo que eso es imposible, ella se cuida con pastillas anticonceptivas.Esta mujer me está sacando de quicio. Quiero poseerla por completo.Me
No puedo creer que Walter me esté pidiendo explicaciones del por qué no podemos ser novios. Creía que estaba más que claro, ya que, lo nuestro únicamente es un pasatiempo que ha surgido mientras está de vacaciones en la ciudad.—A lo que me refiero es que no tienes tiempo como un chico normal —trato de explicar.Pero parece que he dicho más imprudencias que argumentos válidos. Suelto un suspiro para tranquilizarme.—Walter… la cosa es que entre los dos no puede pasar nada más —confieso—. Ya sabes, esto es algo de unas vacaciones.—Lo sé —suelta con tono serio mientras se levanta—. Mejor bajemos, tus padres nos están esperando.Walter sale de la habitación y decido seguirlo en silencio. Me sorprendo al sentirme triste por lo que acabo de decirle, ya que vi en sus ojos un destello de tristeza al enterarse que entre los dos nunca podrá haber un noviazgo, pero… ¿cómo puede pensar en ello si no llevamos ni un mes de conocernos? Si Walter está creyendo que siente amor por mí, es un ingenuo.
Me agrada el padre de Zaideth, se nota que, si de verdad fuera mi suegro, la pasaría bastante bien a su lado cuando tuviera que hacer las visitas a la familia. Su madre, es un poco más difícil de ganar, se nota que no le gusta el hecho de que sea militar, pero sé que, si pasara un poco más de tiempo conversando con ella, podríamos llegar a congeniar mucho más.Zaideth es mala, ¿por qué nos ha puesto a todos en esta difícil situación? Siento que está jugando conmigo; me quiero largar de esta casa y no volver más.Una vez finalizada la reunión, me despido de “mis suegros”, no sin antes ser recordado del almuerzo que tendré con ellos el fin de semana antes de volver a Bogotá.Zaideth me acompaña hasta el parqueadero, en el camino un gran silencio nos invade, uno bastante incómodo que yo no deseo irrumpir.—Lo siento
Entro a mi habitación y me concentro en terminar los trabajos que debo entregar mañana. Me doy cuenta que la ayuda de Walter me facilita muchísimo el trabajo. Únicamente debo copiar y pegar la información de Walter, referenciarla y parafrasear un poco, después, finalizo con las bibliografías que él ha hecho.Nunca imaginé tener a alguien que me ayudara tanto, en serio, es fenomenal. De hecho, llegué a soltar uno que otro suspiro cuando vi a Walter sentado frente al escritorio terminando el trabajo que le había pedido. Muchas veces lo miré por el rabillo del ojo y me perdí en su belleza, en su nariz bien perfilada, sus brazos fuertes que me hacían querer darles un mordisco. Por eso, al final no soporté y me acerqué a él para comer su rostro a besos.Parecíamos una pareja y lo más lindo es que era una pareja que se ayudaba mutuamente. Dejo
Rasco mi cabeza mientras observo la moto de Walter a la lejanía, veo que me está esperando, pero no me convence que pase el tiempo conversando con esa chica rubia. Un descuido y ya le caen tipas como moscas.—Es mejor que corras a rescatar a tu novio —escucho que me dice Denisse cerca de mi oído.—Que no es mi novio —suelto por reflejo.—¿Pero no me dijiste que ayer acordaron ser novios por una semana? —respinga las cejas.—Fue una broma, no es que seamos novios de verdad —refuto.—Bueno. —Sube los hombros—, pero es la primera vez que escucho que unos novios de mentiras son oficiales en su círculo social.—Denisse, por favor —suelto con las mejillas ruborizadas—. Es un pasatiempo.—Ya —acepta con un movimiento de cabeza—. La próxima vez dile que también traiga a un amigo para que yo pue
Después de aquella conversación que me hizo entrar mucho en razón, a Walter se le metió la loca idea de enseñarme a manejar, yo le dije que dejara la locura, que ahí, justo ahí, en el corazón de la ciudad, ¿dónde podríamos encontrar un lugar para que me enseñara?Pero Walter me pidió que me montara en la moto, así lo hice. Walter manejó hasta bajar el Ziruma, pero no para volver a la ciudad, no, sino que tomó la ruta que lleva a las otras playas al sur de la ciudad. Cruzó El Rodado y me llevó hasta Cavo Tortuga.Ahí comprendí que ese sería un lugar perfecto para aprender a manejar moto, ya que, en una desviación se encontraba una carretera larga, ancha y solitaria. Para ese momento las sombras de la tarde comenzaban a crear la oscuridad, sin embargo, las farolas ya comenzaban a encenderse lentamente.—Bie
Cuando llego a mi casa, me dirijo con entera felicidad hacia mi habitación, pero escucho en el pasillo un sollozo que proviene de la habitación de Eva. Veo que la puerta de su cuarto está entreabierta, así que la abro y la encuentro semidesnuda, hecha bolita en un rincón de su cama.—Eva, ¿qué pasa? —indago preocupada mientras me acerco a ella.—Ay, Zai, no sé qué hacer —suelta en un hilo de voz.—¿Qué?, ¿qué pasa? —insisto preocupadísima.—Creo que estoy embarazada —confiesa.Abro mi boca de la impresión y mi mente queda en blanco, ¿qué le puedo decir? No se me ocurre nada.—Pero… ¿cómo? —inquiero, aunque me doy cuenta que es una pregunta muy fuera de lugar.—No sabía que estaba ovulando y tuve sexo con Pablo, él se l