CAPITULO 34

Aunque las mentiras no sean buenas,

a veces ayudan.

JOHN

Había cometido una estupidez llevado por la rabia y Sam me mataría. Pero ya estaba harto de que Rick se hiciera le desentendido en cuanto a su responsabilidad. Sin embargo, me pareció que en absoluto estaba al tanto ni de media palabra que le había insinuado en la cara y eso me desconcertaba.

¿Podría ser posible que aquella mujer jamás le hubiera mencionado sobre el estado de Sam?

¿Qué Rick no supiera que mi sobrina estuvo embarazada?

¡Por Dios!

Me estaba volviendo loco con ese encuentro, además de los tres chiquillos que me tenían dando vueltas por todo el hotel con sus travesuras.

Jamás imaginé que precisamente aquí me encontraría a Rick. Había costado mucho convencer a Sam de acompañarme; me hab&ia

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