El aire aún olía a hierro y pólvora cuando los últimos ecos de la batalla comenzaron a desvanecerse. Los cuerpos de los renegados yacían dispersos por el campo de batalla, sus miradas vacías reflejando la derrota. Lucien observaba la escena con una mezcla de satisfacción y tristeza, sabiendo que cada victoria venía con un costo. Las luces de la luna se reflejaban en el suelo empapado, iluminando la carnicería que había tenido lugar en la oscuridad.Clara se mantuvo a su lado, su mano aún aferrada a la de él. El temor en sus ojos no podía ocultarse, pero también había un destello de admiración. Había sido testigo de la transformación de Lucien, del guerrero que había luchado no solo por su clan, sino también por su amor. Pero a medida que la emoción de la victoria se desvanecía, una sombra de preocupación se cernía sobre ella.—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Clara, su voz apenas un susurro.Lucien giró su cabeza hacia ella, sus ojos aún brillantes con la intensidad del combate. Se dio c
Habían pasado varias semanas desde la victoria sobre Darius, y el clan de Lucien comenzaba a retomar una semblanza de normalidad. La mansión, siempre vibrante con la energía de sus habitantes, ahora era un lugar de relativa paz. Los vampiros del clan se concentraban en restaurar el equilibrio y la seguridad que habían perdido durante los enfrentamientos.Lucien, aunque su carga como líder no había disminuido, parecía más en control que nunca. Se había ganado el respeto y la lealtad absoluta de su gente, pero algo más profundo seguía latente en su interior, un malestar que lo perseguía a pesar de sus logros. Las noches transcurrían en silencio, pero en sus sueños, las sombras del pasado se negaban a abandonarlo.Clara notaba el cambio en él. Aunque en el exterior mantenía su habitual actitud autoritaria y segura, en la intimidad de sus momentos juntos, ella percibía la inquietud en sus ojos, la tensión en sus hombros. Sabía que algo lo atormentaba, pero Lucien no era un hombre que comp
Lucien paseaba por los extensos pasillos de la mansión, sus pensamientos perturbados por los rumores que empezaban a esparcirse como un veneno entre sus seguidores. Desde la última conversación con Clara, había estado más alerta. Los ojos de sus propios aliados lo seguían con más insistencia, susurros apagados llenaban los rincones oscuros. Sabía que algo no iba bien, que la paz que habían logrado tras la muerte de Darius estaba lejos de ser duradera.Clara también lo percibía. Aunque Lucien intentaba mantenerla apartada de las intrigas políticas y del tumulto interno, ella no podía evitar involucrarse. Su intuición humana, más afinada que la de muchos vampiros, le susurraba que algo grande estaba por ocurrir. Y esta vez, no era solo una amenaza externa; era algo mucho más peligroso, algo que venía desde el corazón del propio clan.Una tarde, mientras Clara observaba desde la ventana cómo los guardias patrullaban los terrenos, decidió que no podía seguir al margen. Se acercó a Lucien,
El eco de las palabras de Lucien se desvaneció lentamente en la sala subterránea, pero su impacto quedó grabado en el rostro de todos los presentes. Raphael, de pie, observaba a Lucien con una mezcla de desprecio y desafío. Los otros vampiros, testigos silenciosos de la traición, comenzaron a moverse inquietos, algunos retrocediendo, mientras otros miraban hacia Raphael, esperando su respuesta.Lucien dio un paso adelante, su presencia autoritaria llenando cada rincón de la sala. Clara lo observaba desde las sombras, con el corazón palpitante. Sabía que ese enfrentamiento definiría el futuro no solo de Lucien, sino también de todo el clan. Si Raphael lograba escapar, la división sería inevitable.—Raphael —dijo Lucien con voz gélida—, te doy una última oportunidad. Abandona tus pretensiones ahora, y quizás te conceda el exilio en lugar de la muerte.Raphael soltó una risa amarga, sus ojos centelleaban con una furia oscura. Durante siglos, había servido a Lucien, pero nunca había aband
Después del juicio y la ejecución de Raphael, el ambiente en el castillo seguía siendo tenso. Aunque el traidor había sido derrotado, Lucien sabía que las heridas que había dejado en el clan tardarían en sanar. Sin embargo, la amenaza externa no era lo único que pesaba sobre sus hombros. La luna llena, teñida de rojo por una extraña alineación astral, iluminaba el cielo nocturno como un presagio oscuro.Lucien caminaba por los vastos corredores de la mansión, sus pensamientos enredados entre el futuro del clan y su creciente relación con Clara. Cada paso resonaba con un eco frío que reflejaba la soledad que siempre lo había acompañado como líder. Ahora, con Clara a su lado, sentía algo nuevo, una vulnerabilidad que nunca había experimentado.Al llegar al gran salón, la encontró esperando junto al ventanal, su figura iluminada por el brillo rojizo de la luna. Clara había demostrado ser más fuerte de lo que él había imaginado, enfrentando la oscuridad de su mundo con una valentía que no
La calma después de la tormenta parecía solo un espejismo. Aunque Lucien y Clara habían encontrado un momento de paz en su conexión, la tensión en el clan continuaba creciendo. El aire estaba cargado de una energía densa, casi palpable, como si la misma mansión se preparara para algo inminente.En los días siguientes a su apasionada noche juntos, Lucien comenzó a notar pequeños cambios. Los miembros del clan evitaban cruzar miradas con él durante las reuniones. Los guardias estaban inquietos, hablando en susurros cuando pensaban que él no los escuchaba. Incluso entre los vampiros más antiguos, había una frialdad que no había sentido en siglos. Las sombras del pasado parecían volver a cernirse sobre él.Lucien sabía que Elise estaba detrás de esto. La conocía lo suficiente como para entender que no atacaría de frente, sino que buscaría debilitarlo desde dentro. Su astucia era legendaria, y ahora parecía estar usando cada recurso a su disposición para desestabilizarlo.Clara, por otro l
Lucien miró profundamente a Clara, sus ojos reflejando una mezcla de determinación y dolor. Sabía que cada momento que ella pasaba a su lado la ponía en mayor peligro, pero también sabía que no había vuelta atrás. Él ya no podía imaginar su existencia sin ella.—No voy a permitir que nadie te toque —dijo Lucien en un tono que contenía tanto una promesa como una advertencia. Su mano envolvió la de Clara con una suavidad que desmentía su inmenso poder—. Ni ahora, ni nunca.Clara asintió, sintiendo la gravedad de sus palabras, pero también notando el peso de una decisión más profunda que él aún no había revelado. El vínculo entre ellos era innegable, pero en el fondo, ella también comprendía que el precio por estar con él no sería pequeño. Había entrado en su mundo de oscuridad y poder, y ya no había escapatoria.—Lucien... —Clara comenzó a hablar, pero las palabras se ahogaron en su garganta. ¿Qué podría decir? ¿Pedirle que la apartara para salvarla, cuando su corazón clamaba por él?Lu
Lucien permanecía en la penumbra de la habitación de Clara, con su mirada fija en el suelo. Las palabras que había querido decirle, aquellas que podrían liberarla o atarla para siempre, parecían atascadas en su mente. No podía concebir la idea de alejarla, pero sabía que mantenerla a su lado era condenarla a vivir entre las sombras.Clara lo observaba, inquieta. Sabía que él estaba luchando con algo muy dentro de sí, y esa distancia emocional la hacía sentir vulnerable. Había una conexión inquebrantable entre ellos, pero también una barrera que Lucien se resistía a derribar.—Lucien, dime qué te atormenta —susurró Clara, levantándose lentamente de la cama para acercarse a él. Sus dedos tocaron su rostro con suavidad, obligándolo a mirarla—. No tienes que enfrentarlo solo.Los ojos de Lucien finalmente se encontraron con los de Clara, y en ese momento ella vio toda la carga de siglos de inmortalidad, el peso de la responsabilidad de un clan y la amenaza constante que los acechaba.—Tú.