El día de la reunión de clanes llegó. Clara despertó temprano, sintiendo la presión del evento que se avecinaba. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, iluminando su habitación con un brillo cálido, pero el calor del día no podía desvanecer la inquietud que sentía en su interior. Sabía que la reunión no solo sería una oportunidad para establecer alianzas, sino también un momento decisivo para el futuro de su clan.Se levantó y se preparó con cuidado, eligiendo un vestido que reflejara tanto su fuerza como su vulnerabilidad: un elegante vestido negro que se ajustaba a su figura, con detalles plateados que resaltaban su belleza. Quería impresionar, pero también demostrar que estaba lista para ser parte de la conversación entre los clanes.Cuando llegó al lugar de la reunión, una antigua mansión que pertenecía a uno de los clanes más influyentes, Clara sintió una mezcla de nerviosismo y determinación. Lucien llegó justo a su lado, su presencia imponente llenando la habitaci
Los días siguientes a la reunión de clanes transcurrieron entre la tensión y el alivio. Clara se encontraba en un estado de reflexión constante, ponderando sobre los nuevos compromisos que habían surgido y la fragilidad de la paz lograda. Se había convertido en un pilar en la nueva dinámica del clan, y su conexión con Lucien se había profundizado. Sin embargo, había sombras en su corazón que no podía ignorar.Una noche, mientras Lucien se ocupaba en asuntos de clan, Clara decidió salir a caminar por los jardines de la mansión. El aire fresco de la noche la envolvía, y las estrellas brillaban como testigos silenciosos de sus pensamientos. Cada paso resonaba en el silencio, pero Clara no se sentía sola; había algo en el aire que la inquietaba.Mientras paseaba, sus pensamientos la llevaron a recordar su vida antes de conocer a Lucien, a las luchas de su infancia y las decisiones que había tomado. Era consciente de que su vida había cambiado drásticamente, pero las heridas del pasado tod
La sala estaba repleta de vampiros de diferentes clanes, cada uno con su propio poder y agenda. Clara sintió que la tensión era palpable, como un hilo tirante que podía romperse en cualquier momento. A su lado, Lucien mantenía una postura erguida, su mirada fija en el grupo que se congregaba en la mesa central.—Recuerda, Clara —murmuró Lucien, su voz suave pero firme—. Tu opinión es tan valiosa como la mía. No dejes que su presencia te intimide.Clara asintió, sintiendo que la determinación crecía en su interior. Era hora de mostrar a los demás que no era solo la "compañera" de Lucien, sino una líder a su lado. Sin embargo, las advertencias de Isabella retumbaban en su mente. Había un mundo de sombras que podrían amenazar su futuro, y ella no estaba dispuesta a ser una víctima.Cuando el líder del clan Cerberus se puso de pie para dar la bienvenida, el murmullo en la sala cesó. Era un vampiro alto, con una presencia imponente y un aire de superioridad que llenaba el espacio.—Bienven
La atmósfera en la mansión de Lucien estaba cargada de expectación. Clara había convocado una reunión con los líderes que apoyaban la alianza, y la tensión en el aire era palpable. Los ecos de la traición aún resonaban en su mente, pero sabía que era hora de actuar.Al entrar en el amplio salón, Clara vio a los líderes sentados en una mesa larga, sus rostros marcados por la preocupación. Lucien estaba a su lado, su presencia firme y tranquilizadora. Clara respiró hondo, sintiendo la responsabilidad de representar no solo su propio clan, sino el futuro de todos.—Gracias por venir —comenzó Clara, su voz resonando en el silencio—. Sabemos que hay fuerzas que intentan socavar nuestra alianza. Es momento de unirnos y demostrar que somos más fuertes juntos.Un murmullo de asentimiento recorrió la sala, pero también había miradas de escepticismo. El líder del clan Grifo, una vampira con una presencia intimidante, se alzó.—¿Y qué pruebas tenemos de que esta alianza es viable? Hemos luchado
La luz tenue de la luna se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Clara, bañándola en un resplandor plateado. El eco de las palabras del mensajero seguía resonando en su mente, perturbándola más de lo que quería admitir. Sabía que el juego de poder en el que había entrado con Lucien era mucho más peligroso de lo que cualquier alianza podría mitigar. Los vampiros eran maestros del engaño, y ahora, más que nunca, Clara tenía que estar alerta.Lucien, que había estado observando su semblante silencioso, se acercó a ella. Su presencia imponente llenaba la habitación, y Clara levantó la vista para encontrar sus ojos intensos, como si pudiera leer sus pensamientos.—No podemos permitirnos flaquear ahora —dijo Lucien, su voz grave y firme—. Estamos demasiado cerca de algo importante.Clara asintió lentamente. Sabía que tenía razón, pero también sabía que las decisiones que tomarían en los próximos días podrían definir el futuro de los clanes vampiros para siempre. Pero lo que
El amanecer apenas comenzaba a teñir el horizonte cuando Lucien y Clara despertaron del breve descanso que habían compartido. Aunque el aire de intimidad aún persistía entre ellos, ambos sabían que la realidad, con sus implacables desafíos, los aguardaba fuera de las paredes de esa habitación.Lucien se levantó en silencio, sus ojos oscuros y pensativos observando el panorama desde la ventana. Los tonos cálidos del sol apenas comenzaban a iluminar el mundo exterior, pero él no tenía tiempo para perderse en la belleza del amanecer. Sabía que cada minuto que pasaba representaba una amenaza mayor para el equilibrio entre los clanes vampiros.Clara, aún acostada, observaba cómo el líder del clan más poderoso del mundo retomaba su postura habitual de autoridad. La calma y la vulnerabilidad que habían compartido durante la noche parecían desvanecerse a medida que Lucien se adentraba de nuevo en su papel de defensor y protector. Sin embargo, Clara sentía que algo había cambiado entre ellos,
Clara observaba a Lucien mientras las palabras formaban un nudo en su garganta. Sabía que lo que estaba a punto de confesar podría cambiar el rumbo de los acontecimientos de manera irreversible, pero también comprendía que guardarse esa información pondría en riesgo no solo su vida, sino también la de todos los miembros leales del clan. La mirada de Lucien, oscura e intensa, se clavaba en ella, exigiendo respuestas.—Clara, ¿qué es lo que sabes? —la voz de Lucien era baja, pero cargada de autoridad. No había espacio para mentiras ni para titubeos.Clara tragó saliva, tomando una profunda respiración antes de hablar.—Vi a uno de los traidores —admitió, sin rodeos—. Se ocultaba en las sombras durante la reunión, observando. Me acerqué a él, pero no dijo su nombre. Sin embargo, me hizo una advertencia. Cree que el poder ha cambiado de manos, que no tenemos la fuerza suficiente para mantener nuestra posición, y que ya es demasiado tarde para detener lo que viene.El silencio que siguió a
La mansión estaba sumida en un silencio inquietante. El aire era denso, cargado con la sensación de que algo inevitable estaba por ocurrir. Cada vampiro leal a Lucien se movía con una precisión calculada, anticipando la tormenta que se acercaba. A medida que el plan de batalla tomaba forma, las sombras del traidor continuaban acechando, invisibles, pero poderosas.Clara caminaba por los pasillos de la mansión con el corazón acelerado. Su relación con Lucien había alcanzado un nuevo nivel de intimidad, pero el mundo a su alrededor parecía más incierto que nunca. Sus pensamientos oscilaban entre la calidez del toque de Lucien y el frío de la traición que se cernía sobre ellos. Era una contradicción constante: la pasión y el peligro se entrelazaban en cada uno de sus pasos.Lucien, por su parte, estaba concentrado en la guerra que se avecinaba. Sabía que los traidores dentro de su clan eran más peligrosos que cualquier enemigo externo, y ahora, más que nunca, necesitaba mantener el contr