–¡¡¡Tienes que hacer algo!!!– Vociferó Tony en medio del juicio mirando a su abogado después de saber que podría pasar hasta cinco años en cárcel por abuso sexual. –¡¡No puedo pasar cinco malditos años en la cárcel, tienes que hacer algo maldito incompetente!!– Gritó Tony desesperado mirando a su abogado, pero al escuchar la risa de la fiscal se giró para verla. – Maldita, te están pagando muy bien para hacerme esto, ¿verdad? – Acusó a Amaya que se puso de pie con parsimonia mirándolo con indiferencia.–Señor Pujols por favor controle sus palabras, si no quiere que lo denuncie por calumnia y no creo que quiera sumar más tiempo a su posible condena. – Habló Amaya con un tono tranquilo, forzando una sonrisa condescendiente y el abogado de Tony lo agarró del brazo cuando lo vio intentar acercarse a la fiscal.–¡Licenciado, por favor controle su cliente! – Ordenó el juez mirando a Tony como si lo estuviera analizando. –Tony tienes que calmarte, tendremos que esperar veinte días hasta que
Capítulo 90:Felipe caminaba con pasos acelerados por el centro de Madrid mientras que caía una lluvia torrencial sobre su cabeza. Tenía la intención de llegar lo más rápido posible a su oficina, más que nada porque le quedaban apenas unos minutos para una reunión importante con sus socios y tendría que cambiarse antes de verlos, porque justamente ese día había tenido una reunión cerca de su oficina con el arquitecto y decidió ir caminando, con la intención de despejar un poco su cabeza con el paseo.Cuando de repente el teléfono móvil de Felipe comenzó a sonar mientras que él iba por la calle sujetando el maletín sobre su cabeza y sacar el teléfono en aquel momento no era una buena idea, pero podía ser una llamada importante, así que resopló con fastidio maldiciendo y como pudo sacó el teléfono de su bolsillo. Cuando Felipe vio en la pantalla del móvil quién lo estaba llamando, se quedó paralizado en medio de calle bajo la lluvia y con la mano mojada contestó aquella llamada con ans
Kelly estaba en el despacho dejando su teléfono móvil a un lado para abrir su portátil y volver al trabajo, porque había pasado casi una hora hablando con Julia por videollamada y se había retrasado mucho en todo lo que tenía planeado para hacer aquel día antes de ir a cenar con Felipe. Entonces de repente Laura tocó la puerta y Kelly le dio permiso para que pasará.–Dime Laura, justo me pillas volviendo al trabajo. – Contestó Kelly mirándola con una sonrisa y Laura entró al despacho. –Kelly, hay una señora en el salón que ha venido a verte. – Anunció el ama de llaves y Kelly la miró extrañada, porque no esperaba recibir la visita de nadie. –¿Una mujer? –Preguntó Kelly intrigada. –¿Te dijo cómo se llama?–Sí, dice que se llama Pilar Herráez – Contestó Laura y Kelly se puso de pie rápidamente sorprendida, porque lo último que esperaba era recibir la visita de la mujer que había destrozado la vida de Felipe.Kelly salió del despacho preguntándose que estaría haciendo Pilar en la mans
Kelly estaba sentada en el suelo, delante de su cama observando como su teléfono móvil no dejaba de sonar. Sabía que era Felipe, pero no tenía el valor para contestar, no en aquel momento.–¿Has decidido no ir la cena? – Preguntó Aurora entrando a la habitación de su hija con una taza de té en la mano.–No puedo verlo ahora mamá y tampoco soy capaz de hablarle. – Contestó Kelly aguatándose las ganas de llorar, que se hacían cada vez más fuertes cada vez que el teléfono sonaba. – No sé qué hacer, ahora no se trata solamente de Felipe.–Se trata de que nuestra niña sería parte de esa familia y eso conlleva heredar tanto lo malo como lo bueno de los Oliveira y tienes miedo. – Habló Aurora removiendo el té con una pequeña cuchara. – ¿Crees en las cosas que te ha dicho Pilar sobre Felipe?–No estoy segura mamá, porque Pilar buscaba a Felipe constantemente cuando era su secretaria y habló conmigo diversas veces y posiblemente no lo recuerde, así que esa parte de la historia que solo quería
Hugo caminó hasta la pequeña Zoe que intentaba equilibrarse para caminar hasta él y la levantó en sus brazos dejando un beso sobre su cabecita.–Sabes que Felipe no debe saber que ella existe, Hugo. – Murmuró Julia acercándose a ellos, porque sabía que Hugo lo había invitado para la ceremonia del Balón de Oro. – No sé como harás para tener a los dos en tu vida sin que Felipe se entere de la existencia de su hija.–Encontraré la manera de hacerlo, aunque jamás estaré de acuerdo con eso. Felipe es su padre y tiene derecho a conocerla, nada le haría más feliz que tener a esa princesa en su vida. – Replicó Hugo apartando unos de los mechones de Zoe de su rostro. – Casi morí pensando que mi hijo no existía y ahora entiendo porque Felipe tomó aquella horrible decisión de acabar con su propia vida. Un padre no debería estar lejos de su hijo, no es justo.–Y una madre tiene derecho y la obligación natural de proteger a sus hijos, ante todo, independiente de sus propios sentimientos. – Afirmó
Julia veía a Hugo al final del pasillo donde habían unas ventanas enormes desde donde podía ver la Torre Eiffel, y sintió un aprieto en su corazón solo de imaginar el dolor tan grande que estaba sintiendo en aquel momento. Julia caminó despacio hasta él y puso la mano sobre su hombro para llamar su atención. Entonces sintió un dolor pulsante en su corazón al ver aquellos hermosos ojos verdes que tanto amaba rojos y hinchados de tanto llorar y lo abrazo con fuerza.Hugo enterró su rostro en el cuello de Julia mientras que las lágrimas salían sin parar negando con la cabeza, deseando despertar de aquella pesadilla.–No seré capaz de seguir con mi vida si Felipe no sale bien de esto, no podría vivir sabiendo que mi hermano murió para salvarme. –Murmuró Hugo con la voz rota y Julia pudo sentir toda su angustia.–Felipe es fuerte mi amor, verás que saldrá todo bien. – Intentó reconfortarlo Julia, pero en aquel momento lo único que sería capaz de calmar el corazón de Hugo era ver a su amigo
Un par de días después del atentado, Kelly llegó al aeropuerto de París pensando que aquellas dos horas de vuelo habían sido las más largas de su vida y lo peor era hacerlas sintiendo que tenía el corazón a punto de saltar de su pecho. Era horrible cargar con la preocupación de perder a Felipe y con el remordimiento de saber que tal vez él no podría llegar a disfrutar de su hija. Por primera vez todo el miedo que Kelly sentía por relacionar a Zoe con Felipe se hizo a un lado, dando lugar al desespero de jamás llegar a verlos juntos. Cuando Kelly llegó al hospital Julia fue la primera en recibirla con unas enormes ojeras, ya que había pasado las últimas cuarenta y ocho horas sin dormir para estar al lado de Hugo. Kelly tuvo que volver a salir para sentarse en las escaleras de la entrada del hospital, incapaz de controlar el temblor en sus piernas y la falta de aire que sintió mientras que Julia le explicaba la situación de Felipe. –Lo siento mucho Kelly. – Murmuró Julia sentándose
Adela estaba sentada en su celda mirando como las presas de enfrente la miraban con desprecio, pero no le importaba, porque sabía que con su historial terminaría encerrada en un tranquilo manicomio, y que su paso por aquella prisión era temporal, que ninguna de aquellas mujeres llegaría a ponerle un solo dedo encima. Entonces Adela sonrió con sorna, enseñando el dedo corazón a las mujeres que parecían estar deseando ahorcarla con sus propias manos. –¡Valverde tienes visita! – Anunció una de las guardias y Adela se levantó rápidamente mirándola extraña. –¡Es de madrugada, no se reciben visitas a esas horas! – Escupió Adela mirando a la mujer con desconfianza. –¡Así que no me vengas con estas, yo no pienso moverme de aquí! – Exclamó mirando a la mujer con desprecio y la guardia abrió la celda con brusquedad, tirando del brazo de Adela con fuerza, que tuvo que ahogar un grito de dolor por como la había agarrado la mujer. –¡No me digas lo que podemos o no hacer, me vas a obedecer calla