Julia se sentó en la cama aturdida por las palabras de Hugo, porque él habló con la voz tan ronca que ella sintió como su piel se erizaba suavemente y si antes estaba húmeda, después de saber lo que haría Hugo en la ducha se puso infinitamente peor.Jamás en su vida la chica había imaginado que escuchar el sonido del agua cayendo sería la cosa más erótica que escucharía en su vida y lo peor era ver la luz del baño porque Hugo había dejado la puerta entreabierta. Julia luchó con todas sus fuerzas contra su curiosidad, contra el deseo de acercarse aquel baño para verlo, pero antes de que pudiera darse cuenta estaba de pie caminando hasta a ella. Julia se acercó a la puerta intentando no hacer mucho ruido y lo vio bajo la ducha masturbando su enorme miembro gimiendo. Ella se preguntó como podía haber olvidado lo grande y grueso que era, entonces se mordió los labios recordando hasta su sabor. Julia veía como Hugo deslizaba la mano por su pene apretándolo con fuerza y gruñendo de placer.
Kelly estaba preocupada en la entrada del palacio viendo toda aquella nieve caer sin saber cómo o donde estaría Julia y porque se había marchado con Hugo en medio de aquella borrasca. Estaba entretenida observando el enorme manto de nieve que cubría todo, cuando escuchó una discusión no muy lejos de allí y se dio cuenta de que era Felipe discutiendo con uno de los guardias del Palacio y a su lado había una pareja que no parecían ser invitados de la fiesta, entonces se acercó a ellos para saber que estaba sucediendo.–¿Qué está pasando aquí? –Preguntó Kelly con autoridad mirando al guardia que se sobresaltó al verla.–Pues señora, que esta pareja quiere entrar al Palacio para refugiarse de la borrasca. –Explicó el hombre y Kelly frunció el ceño porque no entendía dónde estaba el problema. – ¿Y hay algún problema para que se queden aquí? – Preguntó Kelly intrigada, pero fue Felipe quien contestó a su pregunta.–Sí, según el guardia las habitaciones ya están repartidas entre los invitad
Hugo entró en la casita intentando quitarse de encima toda la nieve que había caído sobre su cabeza mientras sujetaba un tupper con caldo, que la encargada del camping había preparado para ellos. Él miró extrañado el interior de la casa, cuando no vio a Julia por ninguna parte y se preocupó.Habían pasado dos días desde que habían llegado al camping y Julia había estado muy angustiada por no saber nada de Iker, hasta que pasó la borrasca y volvió la señal de los teléfonos móviles.Julia había podido comunicarse con su abuela, y ya sabía que Iker se encontraba bien, pero irse de aquel lugar todavía era algo imposible, porque estaban en lo alto de una montaña y todas las quitanieves de la ciudad estaban siendo utilizados para despejar las carreteras y los hospitales, no había forma de abandonar el camping y ni siquiera un helicóptero podía ir a buscarlos.–¿Todavía estás en la cama bebé? –Preguntó Hugo preocupado entrando a la habitación, viendo a Julia en la cama enrollada en una manta
Julia estaba sentada en la cama mientras que Hugo caminaba de un lado a otro contándole todo lo que su madre le había confesado. La chica solo podía negar con cabeza sin poder entender como alguien podía ser llegar a ser tan mala hasta el punto de llegar a hacer daño a su propio hijo–¿Entonces no sabías que estuve en el hospital? –Preguntó Julia porque estaba segura de que Hugo estaba informado de todo lo que había sucedido.–No bebé, Hernán me ocultó que te llevó al hospital aquel día y Felipe también me ha omitido esa información, aunque no entiendo muy bien por qué. –Contestó Hugo llevándose las manos a los bolsillos de su pantalón.–Habrá tenido sus motivos para hacerlo y seguramente no serán los más nobles. –Espetó Julia y Hugo bajó la cabeza con tristeza, entonces ella se mordió la lengua porque era visible que Hugo echaba de menos a Felipe. – Aquel día me enteré de lo que me habían hecho y quise morirme. Fue el peor día de mi vida Hugo, y cuando supe cuánto tiempo tenía de emb
Adela entró al salón del departamento de Tony cuando escuchó algo romperse y en el suelo pudo ver unos de sus trofeos tirado.–¿No me digas que has decidido aprovechar la borrasca para remodelar tu departamento? – Preguntó Adela apoyándose en el umbral de la enorme entrada del salón cruzándose de brazos.–¡Pues no sería mala idea fíjate, porque tendré que vender el departamento muy pronto! – Exclamó Tony exasperado y Adela lo miró completamente atónita.–¿Pero de qué estás hablando? –Preguntó Adela acercándose a Tony mientras que tiraba su bolso encima del sofá. –¿No estarás pensando en marcharte verdad? Sabes que no puedes hacerlo, por eso te han quitado el pasaporte.–¡Por supuesto que lo sé Adela, no soy estúpido! – Exclamó Tony estresado porque se sentía como un animal acorralado. – Estoy sin dinero, mi empresario rompió todos nuestros contratos y encima se que ha quedado con una buena parte de mi fortuna. Con lo que me quedaba he tenido que pagar a los abogados, eso sin contar la
–No entiendo porque has decidido acompañarme. – Murmuró Adela caminando por el largo pasillo del hospital al lado de Tony.–Porque él que está siendo investigado aquí soy yo y esa vieja sabe demasiadas cosas sobre mí, gracias a ti que no sabes elegir bien a tus aliados. –Respondió Tony haciendo una mueca de asco y Adela sonrió con sorna.–Dice el estúpido que ha metido a una de sus víctimas en nuestros planes. –Espetó Adela y Tony giró los ojos molesto porque sabía que estaba hablando de Camile. –Solo espero que la WAG cornuda mantenga la boquita bien cerrada.–Por supuesto que no abrirá la boca, porque si lo hace le quito el niño que tenemos, aparte de que destrozaría su matrimonio contar todo lo que sabe, Camile es una cobarde, no sería capaz de enfrentarme. – Afirmó Tony y los dos se pararon delante de la puerta de una de las habitaciones. – ¿Es esta la habitación dónde está la vieja?–Según lo que me ha dicho la enfermera, sí. –Habló Adela mirando de un lado a otro para asegurarse
Hugo miraba a la niña preguntándose como reaccionaría Felipe si llegará a descubrir que tenía una preciosa bebita idéntica a él y Hugo sintió un aprieto en su corazón cuando recordó cómo se había sentido cuando Julia le dijo que su hijo no había nacido.–Felipe tiene derecho a saber que tiene una hija, Kelly. –Murmuró Hugo sin apartar la vista de Zoe.–¡¡No, no tiene que saberlo, no quiero que Felipe se acerque a mi hija!!–Exclamó Kelly nerviosa y Zoe comenzó a llorar.–Kelly, por favor. –Murmuró Julia acercándose a su amiga al ver que su nerviosismo estaba afectando a Zoe.–¡Debiste decirme que él estaba viniendo a esta casa Julia, has arriesgado a mi hija! – Espetó Kelly mirando a su mejor amiga molesta mientras que balanceaba a Zoe para intentar calmarla. –No tenías que haberme omitido esto, tenía derecho a saberlo.–Pensaba contártelo para que estuvieras al tanto, pero estoy segura de que Hugo no le dirá nada a Felipe. –Aseguró Julia girándose hacia Hugo y este le lanzó una mirada
Hugo caminaba de un lado a otro por su salón mientras que Diego lo observaba preocupado, preguntándose que pasaría en aquella casa, cuando Mercedes entró llamando la atención de los dos.–Hernán está lavando el coche en el jardín trasero. –Avisó y Hugo asintió mirando su reloj con expectación.Antes de que diera la hora en la que había quedado con Abraham para recibirlo en su casa, sonó el timbre y Mercedes fue directo hacia la entrada para abrir la puerta.Mercedes se quedó boquiabierta cuando dos hombres altos y una mujer pequeña con unas curvas muy pronunciadas entraron a la casa seguros de sí y se dio cuenta de que la palabra autoridad parecía estar reflejada en el rostro de los tres. Hugo los presentó a su padre y después les indicó donde estaba Hernán.Salieron todos a la parte trasera de la mansión, donde Hernán solía lavar el coche y cuando el hombre los vio supo de inmediato que las cosas no irían muy bien para él a parir de aquel momento.–¿Hernán Martínez? – Preguntó el Com