No había nada que le volviera más loco a Hugo que estar encerrado en un hospital, pero tampoco podía decir que estaba deseando volver a su casa, porque sabía que allí no había nada para él.–El doctor dice que volverás a jugar hijo, que con el desfibrilador que te han implantado volverás a tu vida normal, pero con ciertos cuidados. –Habló Diego para intentar reconfortar a su hijo, pero Mercedes le dio un codazo suave y levantó la cabeza señalando a Hugo para que se fijará bien en lo triste que estaba.Hugo estaba mirando por la ventana perdido en sus pensamientos, estaba claro que volver a jugar era lo último que le importaba en aquel momento.–¿De verdad estuvo aquí papá? –Preguntó Hugo sin apartar la vista de la ventana.–Sí, Julia estaba aquí y solo se marchó después de estar segura de que estabas bien. –Habló Diego acercándose a él.–¿Te dijo algo sobre mi hijo papá? ¿Iker está bien? –Preguntó Hugo girando la cabeza para mirar a su padre y lo vio asentir sacando el teléfono móvil
Al día siguiente Julia estaba mirando por la ventana de la biblioteca, observando la entrada con expectación porque Hugo estaba a punto de llegar para visitar a Iker.–¿Estás bien con esto de que Hugo participe en la vida de Iker? – Preguntó Abraham acercándose a la ventana y Julia asintió.–¡Sí Abraham, ya tomé la decisión! Cuando Hugo sufrió el paro cardíaco nada me asustó más que imaginar que podía haber fallecido sin poder estar con su hijo. –Murmuró Julia viendo a Hugo aparcar en la entrada de la mansión una camioneta. Julia no pudo evitar reírse cuando Hugo se bajó del coche y abrió el maletero, sacando varios regalos de dentro mientras que Cristóbal se acercaba para ayudarlo y Laura tenía a Iker bien abrigado en sus brazos, el niño comenzó a mover las manitas en la dirección de Hugo al ver tantos regalos, hasta parecía saber que eran para él. Laura le entregó el niño a Hugo que se derritió con su hijo en brazos mientras que el ama de llaves le iba guiando hasta una zona cubie
Hugo miró a su madre atentamente y se dio cuenta de que algo no estaba bien, así que se acercó a ella y sinitó el olor a alcohol, que desprendía de Adara. Hugo pensó en salir de la habitación para buscar alguna enfermera, que le pudiera explicar porque su madre estaba en aquel estado, pero las palabras de Adara lo hicieron detenerse.–¡No hay nada de lo que me arrepienta más en esta vida que haberte parido, maldit* malagradecido! –Exclamó Adara intentando enfocar la vista para verlo bien.–No estás bien ahora mismo, así que será mejor que te calles. –Habló Hugo mirándola enojado girándose hacia la puerta.–Pues estaba perfectamente cuando empujé a tu zorra por las escaleras, tenía que haberlo hecho con más fuerza, porque me pareció muy poco mandarla al hospital me hubiera dado por satisfecha si hubiese terminado en el cementerio. –Habló Adara riéndose con malicia y Hugo se quedó pálido.–¡¡¡¿De qué mierd* estás hablando Adara?!!! –Exclamó Hugo girándose con brusquedad para verla.–¡¡L
Julia caminaba por el salón de la gala saludando a todos los invitados, intentando recordar el nombre de cada uno de ellos y tratando de ser la gran anfitriona que todos esperaban que fuese aquella noche. Ella intentaba disimular su nerviosismo, por tener que realizar aquella gala sola, sin tener a su abuela cerca para ayudarla. María Eugenia había decidido quedarse en la mansión con los niños y Aurora, para darle a Julia todo el protagonismo de la noche y la oportunidad de demostrar que podría manejarse sola en sociedad. De repente alguien tiró de Julia que ahogó un grito de susto cuando vio quien era. –¡Abraham! –Exclamó Julia mirándolo con el ceño fruncido mientras que él tiraba de ella para bajar por las escaleras que los llevaba hasta el jardín del palacio. –¿Qué crees que estás haciendo? –¡Sacando a la anfitriona de la gala para que pueda respirar! –Afirmó y la vio poner los ojos en blanco. –Tengo que hacerlo antes de que los invitados empiecen a darse cuenta de que estás de
–¿Felipe qué estás haciendo aquí? –Preguntó Kelly sorprendida, pero Felipe no apartaba la mirada asesina del hombre que estaba detrás de ella, que lo miraba como si estuviera viendo al mismísimo demonio.–¡¡Señor Oliveira, es un placer verlo!!–Exclamó el hombre con la voz temblorosa, pero Felipe no le contestó solo giró la cabeza para mirar a Kelly, que tenía el ceño fruncido sin entender el nerviosismo del invitado ante el padre de su hija.–¿Qué estás haciendo aquí Felipe? –Preguntó Kelly enojada llevándose las manos a la cadera.–¡Estoy aquí para prestigiar a la gran empresaria en la que te has convertido! –Afirmó Felipe mirándola con una sonrisa sincera, porque era cierto lo que decía, él quería ver un poco más de esa nueva Kelly.–No necesito que lo hagas, en verdad preferiría que te fueras de aquí. – Habló Kelly con tanta vehemencia que Felipe sintió un aprieto en su corazón, pero la figura del hombre detrás de ella lo impedía de alejarse.–¡¡Pues me da igual si me quieres aquí
–No puedo estar contigo así sin más Felipe, no después de todo lo que ha pasado entre nosotros. –Murmuró Kelly mientras que Felipe deslizaba la lengua por su cuello. –No te pido que me ames Kelly, ni que me perdones, por lo menos no ahora. Tú quieres esto y yo también, no tenemos porque resistirnos. Déjame dar a tu cuerpo el placer que tanto necesita. –Murmuró con su voz ronca mirándola a los ojos. –No Felipe, tengo que presentar el proyecto junto a la ministra. –Suspiró intentando apartase de él, pero Felipe la abrazó con más fuerza. –¡Será rápido y lo disfrutarás, te lo prometo! –Murmuró Felipe con la voz ronca. –Déjame follarte nena, sabes que lo necesitas tanto como yo. Kelly dejó de resistirse cuando sintió la dureza de Felipe rozando su sexo, hasta llegó a pensar que con apenas ese roce sería suficiente para que llegará al orgasmo. Ella llevaba tanto tiempo sin él que con tan solo probar sus labios ya estaba al borde de un abismo de placer. Felipe se arrodilló delante de el
–¿Dónde estamos Hugo? –Preguntó Julia angustiada mientras que Hugo pasaba la mano por su cabeza resoplando con cansancio. –No puedo ver nada. –Murmuró mirando por la ventana intentando encontrar algo que los ubicará, pero la nieve caía tan fuerte que era imposible ver cualquier cosa.–Antes de que perdiéramos la señal el GPS me indicaba que estábamos en San Rafael. – Contestó Hugo preocupado, porque no encontraban una forma de bajar a Madrid y su coche no era el más apropiado para situaciones como aquella, pero cuando se marchó de su casa no contaba con que la borrasca sería tan fuerte. –Todas las carreteras principales están cerradas y las secundarias tampoco son una opción. Ahora mismo lo único que estoy haciendo es dar vueltas.–¿Y qué vamos a hacer ahora Hugo? –Preguntó Julia mirándolo asustada y él agarró su mano para tranquilizarla.–Lo siento bebé, no esperaba que esta borrasca llegase a estos extremos. Debemos buscar un lugar para refugiarnos o nos quedaremos tirados en carret
Julia se sentó en la cama aturdida por las palabras de Hugo, porque él habló con la voz tan ronca que ella sintió como su piel se erizaba suavemente y si antes estaba húmeda, después de saber lo que haría Hugo en la ducha se puso infinitamente peor.Jamás en su vida la chica había imaginado que escuchar el sonido del agua cayendo sería la cosa más erótica que escucharía en su vida y lo peor era ver la luz del baño porque Hugo había dejado la puerta entreabierta. Julia luchó con todas sus fuerzas contra su curiosidad, contra el deseo de acercarse aquel baño para verlo, pero antes de que pudiera darse cuenta estaba de pie caminando hasta a ella. Julia se acercó a la puerta intentando no hacer mucho ruido y lo vio bajo la ducha masturbando su enorme miembro gimiendo. Ella se preguntó como podía haber olvidado lo grande y grueso que era, entonces se mordió los labios recordando hasta su sabor. Julia veía como Hugo deslizaba la mano por su pene apretándolo con fuerza y gruñendo de placer.