Juliana inmediatamente levantó las manos y dijo en tono tranquilizador: —Está bien, señora Torres. Me callo.Se apoyó silenciosamente en el asiento trasero del carro, tratando de mantenerse lo más lejos posible del cuchillo que sostenía Susana.Aunque el chofer no tenía mucho contacto con Juliana, l
Juliana se quedó atónita, obviamente estaba confundida por las palabras de Susana.Ella inconscientemente se preguntó por qué Susana dijo estas palabras, Emiliano todavía estaba salvo en Marea.Pero pronto, la chica rocordó que Santiago también era el hijo de Susana.Susana no mencionó los auntos de
Como no podía moverse, Juliana cerró los ojos.Quizás fue porque había experimentado situaciones peligrosas varias veces antes, estaba tranquila en este momento.«Soy demasiado desafortunada, todavía tengo que morir.»«Es un pena que no pueda acompañar a mis padres.»«Si hubiera sabido mi destino, p
Juliana lo miró con recelo y estaba un poco confundida.«¿Es tan amable este loco que considera estas cosas por mí?»Pero en este momento, el estómago vacío de Juliana comenzó a quejarse.Ella dudó por un segundo, luego se acercó hacia la mesita y se sentó frente a Santiago.Como tenía herida en el
—Entonces, Julita, ¿estás preocupada por mí?Santiago reflexionó sobre el significado de las palabras de Juliana por un momento, y luego la sonrisa en su rostro se puso aún más brillante: —¿Te temes que moriré?Juliana se quedó sin palabras.Dijo tal cosa no porque todavía estaba preocupada por este
A Juliana no le sorprendían las palabras de Santiago.Ella no creía ni un punto de Santiago.Si hubiera tenido la idea de dejarla ir, Santiago no habría dicho tantas tonterías aquí, sino que habría pedídole a Juliana que se cambiara de ropa y se fuera cuando la chica se despertó.En cuanto a Susana,
Cuando Santiago terminó de hablar, el hombre que estaba en la puerta ya se acercó con una cuerda.Los inferiores de Santiago habían conocido a Juliana en Siers y la trataron con respeto, así que este hombre seguía mostrando la misma actitud hacia Juliana, le saludó con cortesía y le hizo un gesto pa
Santiago acabó de desabrocharse todos los botones de su camisa y miró a la chica frente a él con una sonrisa.Abrió la boca y no pudo evitar soltar una carcajada.Se sentó en el sofá a su lado y tiró la camisa que se había quitado a un lado: —Si te pida que me vendes, tendré que sufrir mucho.Julian