Liliana le dice algo a Mario que le hace sonreír, y después, se va. En cambio, Mario espero a que ella desaparezca por la esquina opuesta a la que estaba, y cruza la pista directo a su auto. Y yo... Seguía en esa misma intersección, con la cabeza hecha vueltas, y con la misma resistencia a que mis piernas se muevan. No era un sueño, porque, aunque me pellizcaba el brazo, aún seguía en esa esquina inmóvil. Tampoco era una ilusión, o cualquier cosa producto de mi imaginación, porque la gente pasaba a mi alrededor y me observaban preocupados. Por suerte ninguno se me acercó, y yo no hubiera sabido qué responder cuando me preguntaran si me encontraba bien.No, no me encontraba bien. Me sentía traicionada, ciego y estúpido. Y revivir las imágenes de Liliana y Mario besándose era el equivalente a sentir una puñalada penetrar en el pecho, lento y errático, sin presión o refinamiento. Me pude mover después de lo que pudieron ser horas, pero el sol seguía en alto, así que supuse que solo hab
Es suficiente unos pasos para tenerlo delante, Logan se interpone entre nosotros.-Lo que hay entre ustedes dos es costumbre, monotonía. Y ella también lo cree. – dice con la mirada fría. – Liliana está encerrada contigo, se siente atrapada, que no controla nada de ella. Lo que siente por ti se ha ido desgastando con los años, y con eso tengo esperanzas. Lucharé por ella.Mario se escuchaba obsesivo, incontrolable, y sé por la postura de su cuerpo que hará todo lo que dice. Luchará por ella. E, incluso con todos los sentimientos que tenía revueltos dentro de mí ser, sabía, con total seguridad, que yo también lucharía por ella. La amaba, y no estaba listo para dejarla ir, ni ahora, ni nunca.- ¿Y dónde nos deja eso? – pregunté.-No estoy dispuesto a que te quedes con ella. – Da un paso, pero
.Lina salió de hospital hace como dos semanas, y desde que llegó a casa hemos intentado que recupere la memoria. Ella ha estado yendo con un psiquiatra, intentando hacer terapia de retroalimentación para recordar, pero, simplemente los recuerdos de ese día están borrados de su cabeza. Lina no reconoce a su agresor, y no hay culpable que pague.No queda mucho de esa chica fuerte y carismática que conocí. Lina ahora era huraña, insegura y débil. Quería creer que el cambio tan radical fue por su agresión, y que muy pronto regresaría a ser ella. Ojalá.Y como los últimos días los he pasado con Lina, en su casa, cocinando, cuidando de ella, llevándola a las terapias, no he tenido mucho tiempo para Santiago. Pero él tampoco se queja, el trabajo y la constante acción de intentar buscar al agresor de Lina lo
Fernanda ha salido temprano del trabajo para acompañar a Lina a su terapia, y yo estoy en el estacionamiento de la empresa camino a mi auto. Ella no sabe aún del caso que armo contra Mario, y sí que me ha costado escondérselo. No he visitado tanto a Lima como quisiera, ni he podido darle el tiempo necesario para buscar a su agresor, pero cuando todo esto termine, cuando Mario esté en la cárcel, podré encontrar al bastardo que se atrevió a golpearla, y después de eso... Permanecer con Fernanda Recordé la noche pasada, que fue perfecta, ideal. Todos mis miedos e inseguridades habían quedado hecho polvo cuando le dije a Fernanda que la quería, y saber que ella tampoco quería irse de mi lado, lleno uno de los vacíos que tenía en el pecho. Fernanda, ella me ha aceptado con errores y mentiras, con pasado y culpa. Y no podría estar más feliz de tenerla conmigo, y de poder demostrarle cada día que la quiero más. Por eso, por el amor que le tenía, por el hecho de no querer perderla, me han
- ¡¿Qué mierda que te sucedido en el rostro?! – grito cuando Santiago cierra la puerta tras sus pies. Santiago tiene el rostro golpeado, un moretón el pómulo y debajo del rostro, muy cerca del músculo orbicular, y una rajadura en el labio que sangra. ¿Con quién diablos se ha peleado? O en el peor de los casos, ¿quién le había intentado hacer daño? - ¿No tendrías que estar con Lina ahora? – refuta desviándose del tema, de él. No le respondo y llego a su lado. Toco con suavidad el golpe, y Santiago cierra los ojos en muestra de dolor. El cardenal ya tiene un color verdoso, rodeado por pequeños puntitos morados, eso sí que le va a doler por una temporada. -No intentes cambiarme el tema. – le digo tomando su mano y viendo sus nudillos heridos. - ¿Con quién te has peleado? Estoy tan molesta con él por irse a los golpes, y si es con la persona que imagino, estaré aún más molesta. Pero Santiago solo sonríe e intenta inclinarse para besarme, lo esquivo y pongo cuerpo como jarra. -No te
Doce años atrás.Hay días que están marcados por la simpleza, días en lo que te quedas pegados a las sábanas, leyendo, tomando un café, viendo una serie, o contando las grietas de la pared. Simple, sin acción, o control. Y hoy era uno de esos días. Estaba acostado en la cama, con Liliana pegada en mi pecho, descansando de la primera semana de universidad. Los últimos siete días hemos estado recorriendo cada milímetro del campo universitario, y visitando infinitas tiendas para amueblar nuestro departamento. Porque sí, nos habíamos mudado juntos, con logan de añadido, en el mismo piso. -Tengo hambre, voy a la cocina por algo para picar. – dice levantándose y dejando un hueco en el colchón. Y cuando se levanta no puedo evitar posar mi mirada en todo su cuerpo, en especial cuando solo lleva bragas y una diminuta camisa. - ¡Deja de mirarme de ese modo! Alison se viste, y para mi mal gusto se pone un chándal de color azul. - ¿De qué modo? – pregunto juguetón. -Como un idiota. – se incl
En tres días será la cita con el juez, y ahí se decidirá la fecha en la que comenzará el proceso judicial. Y espero que eso deje a Santiago con más tranquilidad, y me pueda soltar un poco la cuerda con Simón. Emma también tiene guardaespaldas, pero a ella no le molesta tanto como a mí. Emma y yo, estábamos en la casa de Lina, ordenando su armario. Y es que ordenar ese armario era como ser Alicia cayendo al país de las maravillas, era más fácil decir que no había de lo que había. Y, por otra parte, se siente bien ver como Lina vuelve a ser Lina, y superando su agresión poco a poco, aunque aún no recordaba a su agresor. No me imaginaba la cantidad de problemas que cargaba Lina detrás de ella, como el desapego con su madre, y desconciertos con su hermano, y yo simplemente no entendía como esas tres personas tan diferente podían ser familia. Lina parecía más hermano de Santiago, e hija de Laura y Gabriel, que de su verdadera familia. -Estoy escribiendo una novela. – dijo Lina cuando
Salgo y cierro con llave la puerta de la habitación donde tengo encerrada a Fernanda Detrás de la puerta escucho sus sollozos, y sin pensar una sonrisa se instala en mi rostro. Me gusta jugar con Santiago, con su desesperación y su amor perdido, el hecho de que él se vuelva loco buscándola, es como una inyección de adrenalina que me activa a seguir. Ya es hora de que él pague por lo que me arrancó de mi lado, no es justo que dos los perdiéramos a Liliana por su obsesión. Santiago sentiría lo mismo que yo sentí cuando la perdí, solo que esta vez él sabría que ella está viva y fuera de su alcance. Olvido los planes de mi venganza y me concentro en Pablo, el hombre que cuida la puerta de Fernanda. - ¿Por qué me llamas? – pregunté bajando las escaleras al primer piso con Pablo tras mis pies. -Han telefoneado diciendo que incautaron la casa de Oregón, se llevaron toda la mercancía. ¡Mierda! La policía no dejaba de perseguirme, y con Santiago presionando por tener secuestrada a F