La orquesta empieza a tocar la balada nupcial, estoy en mi puesto, frente al juez de paz, delante de Logan. A la primera que veo entrar es a Emma, le sigue Lina, y al final, tomada del brazo de mi padre, está Fernanda. Luce hermosa, encantadora. Incluso viéndola por segunda vez vestida de novia me deja sin respiración, ella está simplemente perfecta.
Antes, cuando caminaba por el mismo pasillo por el que camina Fernanda, observe a cada invitado. Mario no llegó, o al menos a la ceremonia.
Le di la oportunidad de salirse, ella no la acepto. Se pudo ir, dejar todo, no le cobraría el dinero que le entregué, aun así, se quedó. En mis ojos vio la culpa, y la disipó con solo unas cuantas palabras, Mía hacía magia conmigo. Y es que en este contrato sienta que el único ganador era yo, se lo dije, me lo refuto. Era terca, pero en su terquedad me había salvo. Ella permanecía, y me prometí que en un momento dado la haría feliz como un pago.
Por unos meses seré la Señora Ferreira. Personas que en el último mes he conocido han salido a delante y dado un discurso, a todos les he sonreído y dado gracias. Pero cada discurso era un agradecimiento por haber salvado a Santiago de la soledad y el caos, sin embargo, ellos y yo no coordinamos en el mismo tipo de salvación.¿Qué secretos ocultaba Santiago?¿Quería descubrirlos?El vals comienza, el primer baile como esposos. La banda empieza a tocar, You and me, de Lifehouse. Santiago que no hace más de un minuto estaba en el estrado dándome unas palabras, baja, se dirige a mí y extiende su mano. La tomo. Me lleva al centro de la pista, alrededor de todos. Expectantes. Me toma por la cintura, no me resisto a su tacto, nuestros pechos chocan. Pongo mi mano en su hombro y la otra en su pecho. No me molesta la cercanía, me acostumbré a ella en el &u
Habían pasado dos días en los que no había podido sacar a Fernanda de la cárcel, lamentablemente aquel hombre al que Fernanda le había robado su tarjeta para pagar las cosas de su madre estaba apoyado por Carol y buenos abogados ¿Que manía la de aquella mujer en hacer mi vida miserable? Mi madre no paraba de preguntar por Fernanda y una vez le expliqué lo había sucedido ella entendió completamente a la que ahora era mi esposa, falsa pero esposa. Logan por otro lado estaba haciendo todo lo posible por ayudarme a sacarla de ahí y solo esperábamos que el juez nos diera la decisión que había tomado. Vi a Fernanda entrar a diferencia de la última vez que la vi esta vez no tenía el hermoso vestido de novia con el cual me había encantado, vestía la ropa que Emma había ido a comprarle. El juez entro todos nos pusimos de pie. Oí vagamente a los abogados exponer levemente el caso y al final solo oí el monto de la multa que por ahora ella debía pagar para
Fernanda vestía de azul y era simplemente exquisita.Habíamos estado caminando por las calles, era nuestro segundo día. Al atardecer cruzamos el Puente de las Cadenas y subimos hasta la colina de Buda, donde se encuentra el Bastión de los Pescadores, el mejor mirador que hay en la ciudad. Nos tomamos fotos en toda atracción en la que Fernanda miraba asombrada, las palabras hermosas y bello se le escapaban por la boca y mirada. Me gustaba verla feliz, sentía que de una u otra forma le estaba empezando a recompensar.Ahora cenamos en uno de los balnearios. La noche brilla y yo no dejo de pensar en ella. Fernanda se ha vuelto una obsesión, su piel en contacto con la mía es electrizante. Besarla, acariciarla y recorrer sus curvas van de mis más grandes éxtasis. Sentada frente a mi con un vestido corto de seda que resalta su piel y deja al descubierto sus hombros y pecho. El mese
Toda la luna de miel viajamos por un jet privado, no me lo había imaginado, pero con la fortuna de Santiago como no hacerlo de esa manera. Paramos en Budapest, Dublín, Lisboa, Estocolmo y finalmente Paris, donde nos quedaríamos por tres días.Me encantaba la idea de conocer Europa, de caminar por lugares totalmente desconocido, probar platos, olores, visitar arquitecturas y observar obras de arte. Era como un sueño hecho realidad, era perfecto. Claro que mi emoción no era como la de Santiago, él ya había viajado a todos estos países antes, hace muchos años acompañado con amigos.Aterrizamos como hace media hora y en estos momentos nos dirigíamos al hotel, en el centro de la ciudad. París era mucho más que lo que te mostraban las fotografías, era moda, olor a pan recién horneado en las calles, flores por todos lados y personas sentadas frente a un
Ayer por la mañana, en nuestro segundo día en París, visitamos la catedral gótica de Notre Dame. Fernanda observaba maravillada cada rincón, estructura, pasadizo, cuadro, a todo lo dedicaba una mirada de asombro. Sí, no voy a negar que su antigüedad le daba una belleza merecida, pero yo no dejaba en pesar que en cualquier momento se nos podría venir el techo abajo. Subimos por escaleras estrechas y endebles hasta llegar a un balcón, donde se veía París entera. Le hice camino Fernanda para que tuviera la misma vista que yo, ella posó las manos en las orillas y pudo observar cómo la ciudad cobraba vida. Era hermosa verla de esa manera, sentirla de esa manera, ella era libre y tenía que saberlo.Seguimos el tour por El Arco del Triunfo, y ahí las fotografías no se hicieron esperar. Ella posaba, y por cada clic que le daba a la cámara, su sonrisa era má
Llegamos a Washington. Estamos en el auto de camino a casa, mejor dicho, a la casa de Santiago porque ese lugar nunca sería mi hogar. Y mientras nos movemos por las calles más prestigiosas de estado pienso en que si a Santiago no le molestara que inunde su espacio, que sea una desconocida hurgando, al parecer no, porque esta muy relajado a mi costado leyendo unos papeles del trabajo. Pero tampoco es que él fuera un libro abierto como para saber lo que piensa y siente en cada momento, dos meses conviviendo no eran suficiente como para sacarse esa interrogante de la frente. Unos minutos después el auto se detiene. Observo por la ventana, y me sorprende ver que la casa de Santiago no se parece en nada a la de sus padres, no es que fuera una gran mansión, pero tampoco era ordinaria. Esta ubicada en un gran campo, sin vecinos o alguna otra propiedad, al final de la calle. Tiene un extenso jardín, donde puedo ver que hay rosas, tulipanes y otra v
Después de tanta insistencia y uno que otro enrollo en la cama, accedí que Fernanda trabajara conmigo. No había una razón para mi negatividad, ni siquiera una excusa lo suficientemente buena como para decirle que no, así que no tuve otra opción más que aceptar, además, unas cuantas manos extra en el bufete no nos vendría de nada mal.Llego a la misma hora de siempre a la oficina, saludo a Marta, mi secretaria, y me recuerda nuestra agenda de hoy.-Buenos días Señor Ferreira. – dice mientras me entrega una taza de café.-Buenos días Marta. – Bebo el café de un sorbo y se lo entrego de nuevo. – Hoy vendrá mi esposa a la oficina, ni bien llegue la hace pasar. ¿Tienes el caso que te pedí ayer?Había ordenado un caso especialmente para Fernanda como su rama era problemas familiares, un divorcio
Decido que, si vamos a jugar una nueva partida con un nuevo jugador, y viendo la sonrisa de Mario era de suponer que sería de ese modo, esta vez era yo quien lanzaría el primer movimiento.- Fernanda él es Mario, mi primo. – Lo presento, aunque sin una nota de gracia en mi voz.-Es un gusto conocerte. – Mario le extiende la mano, y Fernanda, desconociendo la brecha de odio que hay entre nosotros, la toma. - Y perdón por no asistir a la boda, les enviare un obsequio. – Termina de decir con una encantadora actuación de buen chico, pero yo lo conocía, y no me tragaba ninguna de sus palabras.-No es necesario, hemos recibido ya muchos regalos. – Y cuando Fernanda habla noto un leve nerviosismo en su voz, cojo su mano para calmarla, pero esta esta fría, le roso la palma con optimismo de calentarla y disipar cualquier tensión que se respira.- ¿Desde c