Marco Está embarazada, ¿cómo?, ¿es mío? ¡No puede ser!, ella tomaba anticonceptivos, pero si fuera mío con mayor razón el embarazo la hubiera hecho quedarse conmigo, ¿o no?. La m*****a duda me estaba matando, no podía aparecer en la madrugada en su casa y demandar una respuesta. No se merecía dicha consideración viendo su actitud a la defensiva, pero no podía ser intrusivo por su condición. Todo había sido un desastre, en mi mente yo le diría que la amo. Sí, se enojaría por decirle la verdad, pero de ninguna manera esto estaba en mis planes. Debía esperar, el bebé, no tenía la culpa de lo que su madre me hacía sentir, estaba furioso, si lo oculto, ¿qué la motivo? Pasee de un lado a otro por toda la extensión de la habitación, me recostaba, me levantaba, era una m*****a locura y una pesadilla. Tan solo ver los primeros rallos del amanecer salí del hotel, para correr y tratar de controlar mi temperamento. Hasta que me sentí exhausto regresé al hotel, una ducha y listo para ir a enfr
Sara Lo que en algún momento odie de Marco, lo estaba haciendo, mentir sin ningún reparo, la omisión o medias verdades, seguían siendo engaños dolosos. Mi objetivo se había cumplido, el cual era disuadir a Marco sobre sus fantasías de amor, ya que al parecer rompí su burbuja. Por las noches agradecía que no apareciera de nuevo ante mí, una semana me llevo tranquilizarme y no saltar a la más mínima cosa, tenía miedo que apareciera de la nada. Muy en el fondo había deseado una vida tranquila, otra parte de mí, la que gobernaba mi corazón, saltaba de emoción por haberlo visto de nuevo. A la hora de fabricar los trabajos de vitral mi pensamiento volaba a las posibilidades, luego las descartaba, sabía que solo me hacía tonta, era perfectamente consciente que Marco tenía ideas cuyas raíces corrían profundo en su ser. Luego todo parecía haber vuelto a la normalidad, por fin podía respirar, esa tensión me hizo ir a ver al médico, estaba aprensiva de que le fuera afectar al bebé, un cheque
Sara Ni en mis más locas teorías, hubiera visualizado a la madre de Marco siendo de lo más civilizada, yo iba serena, pero lista para desenvainar la espada y defenderme, resulto no ser necesario. Marco debía parecerse a su padre, la abuela de mi bebé tenía pelo castaño obscuro y ojos azules, una cara muy armoniosa y que para sus 50’s se veía fantástica, a mí me pareció muy amigable. Lo poco que hablamos me dio la sensación de que ella estaba diciendo la verdad, a pesar de ello debo estar lista para lo que vendrá, Marco aparecerá y seguramente nos enfrascaremos en alguna discusión. Por su parte, Nora me aseguro que dadas las circunstancias, ella podría afirmar, que yo sería una buena madre y que bajo ningún pretexto mientras su nieto no sufriera maltrato o pasará carencias, no intentarían llevárselo de mi lado. Eso precisamente era por lo que no quería que se enteraran, mi tía insistía en que hablara con Marco, cuanto antes sobre el bebé, cuando le explique que ellos tienen los med
Marco Parecerá frío mi método, pero aprendí a enfocarme en lo que tenía delante de mí, de esa forma he logrado continuar con mi trabajo, a propósito me he dedicado a visitar la mayor parte de proyectos que tenemos en curso, me ayuda a no pensar en mi dilema. Las preguntas que carcomen mi alma y mente cuando no tengo nada que hacer. ¿Quiero a Sara? Claro que sí. ¿Quiero ser padre?, siendo realista no estoy seguro de poder ser un buen guía para ese bebé, pero de no enfrentarme a mis miedos seguramente perderé a Sara. Lo que me lleva a ¿Por qué Sara me alejo diciendo que no era mi bebé?, yo divagando en mis predicamentos cuando realmente puede ser que no exista más nada entre nosotros. Ese hecho no estoy seguro de que me moleste, en todo caso aliviaría el peso que estoy cargando. Había llegado el momento de hablarlo con Sara, mi soliloquio a veces ya me parece desvarío. Llegué por la noche, enfrente a la cafetería antes de bajar del vehículo, vi a Sara y todos mis debates se me olv
Sara Al día siguiente me sentía fuera de mi cuerpo, una especie de cansancio me impidió funcionar con normalidad, debía controlar mis emociones, esto no era sobre mí, sino el bienestar del bebé. Lo intenté, pero tan solo regresar de la oficina le dije a mi tía que no me sentía bien, por lo que la dejé, intente distraerme con los vitrales. Empecé hacer cortes de vidrios para una pieza nueva, mi mente y mi cuerpo no estaban conectados, cada uno de los cortes que realice terminaban mal o rompiéndose, estaba desperdiciando mi material. Dejé mi cortador en la mesa y fui a por el contenedor donde coloco los vidrios que reciclo para los vitro mosaicos. Fui tan descuidada que me hice un corte al tomar los vidrios, tome un pañuelo, aplique desinfectante y presione la herida, me senté en un banco y me quede viendo a la nada. Una repentina desesperación se instaló en mi pecho, mi intento de distracción no funciono, me sentí sofocada, las lágrimas aparecieron instantáneamente, solo que el aire
Marco Dejar pasar el tiempo me mata. En parte era una recomendación que entendía perfecto, lo hable con el terapeuta y estuvimos de acuerdo que necesitaba dejarla respirar para no ponerla en peligro junto con el bebé. Mientras, me asegure de externarle todas mis inseguridades sobre ser padre, mi egoísmo y la falta de confianza en ese departamento. El mayor temor era intentarlo y al no lograrlo salir corriendo, cosa que no creo sea conveniente ni para Sara o mi hijo. Algo que se diluyo por el pánico que me dio ante la posibilidad de que ninguno de los dos estuviera más en el planeta. Ya no tanto a mi lado. Hasta mi madre me dijo que comprendía la aprensión que sentía y que hasta cierto punto debo saber que todos los padres la experimentan en mayor o menor grado, solo que algunos se avientan en automático e inconscientemente. Yo que lo analizaba desde varios vértices solo lo volvía complicado, dijo que lo mejor llegaría al poder estar cerca de Sara y si me lo permitía experimentar s
Sara La asesoría que pedí con el abogado me abrió los ojos, le expliqué a detalle que clase de persona era al que nos enfrentaríamos. Él mismo consideró que necesitaría ir con los mejores, saldría carísimo, pero me garantizarían el resultado que yo deseaba. Sus oficinas gritaban dinero, ese que ahora mismo no tenía por haberlo invertido en la cafetería, tan solo estar pisando ese suelo me había costado una exorbitante cantidad que se atrevían a cobrar por hora. Ellos aseguraron que se encargarían del asunto, sobre todo se pusieron más serviciales al saber contra quién pelearíamos, lo que les deje bien claro es el esfuerzo que estaba realizando para poder costear sus servicios. Muy inteligentes admitieron que ellos se encargarían de cobrar, ya que la factura se la pasarían a Marco, algo que me pareció ridículo desde que lo mencionaron. No importaba que tuviera que hacer, definitivamente no dejaría que él costeara ese gasto, estaba a punto de pedirle que renunciara a un hijo, algo de
Marco De ninguna forma me gusta tener que demostrarle a Sara lo que puedo hacer, pero llegamos a un punto en que uno de los dos debe esforzarse o perderemos la oportunidad de ser felices por la testarudez del otro. Si nadie en esta ciudad era rival para el despacho de abogados que contrato, que tal traer a los que dirigen el mundo allá en Nueva York, solo hizo falta que realizaran unas llamadas para que le negaran la asistencia a Sara. Luego de ello la deje en paz para que asimilara la magnitud de lo que le esperaba, yo mientras tenía cosas que hacer, aproveche mi visita repentina para entrevistarme con los que realizaban la licitación de la obra en el puerto de San Pedro. Ya que ellos habían enviado la invitación para que participáramos, la recepción que me dieron fue bastante cálida, acordamos una visita en la misma semana con alguno de mis arquitectos e ingenieros para que nos dieran el recorrido y así ver más allá de los planos y la información que recibimos. Contacté a Daniel