–Querida, ve con nuestros padres. –Me dice Will de la nada. –Tengo que ir por algo. –Pero no pude decirle nada a Will, ya que parecía que el joven tenía bastante prisa.Así que camine con tranquilidad hacia el jardín, pero antes de entrar por esa excéntrica carpa blanca, alguien me intercede. Esa persona era Tom.–Cuñada. –El rubio parece estar un poco más sobrio, que cuando llego a la fiesta.–Tom. –Dije su nombre un poco incomoda.–¿Puedo hablar contigo? –Yo de inmediato trague saliva, dando dos pasos hacia atrás.–No creo poder hacerlo. –Le respondí con un poco de miedo.–Prometo no quitarte mucho tiempo. –De pronto me ofrece su brazo, para que lo pueda tomar. –¿Me dejaras esperando? –Preguntó al ver que su brazo estaba volando en el aire.No quería tomar de su brazo, ya que sabía que sería peligroso para él, si William nos viera juntos, pero después solo pensé en que William tenía que confiar más en mí. Así que tome del brazo del rubio, mientras me llevaba por el jardín, que en es
—¡Es mi hermana pequeña! —Grité con fuerza mientras agarraba con fuerza de la camiseta de Tom. —Solo tiene quince años. —Quería matarlo con mis propias manos.—¡Ana! —De repente escucho la voz de William, que sé, que me está siguiendo desde la carpa, hasta el árbol en donde está cayendo una tormenta.Y cuando Will me alcanza, pone sus manos sobre mis hombros, pero yo no puedo aguantar más. Como si fuera polvo caigo al suelo desmoronándome. No podía estar más de pie, ya no más. Estaba tan cansada por la impresión, que me causó ver a Tom besando a mi hermana, ocasionando que yo cayera el suelo frío.Solo recuerdo estar tocando el agua fría, como si estuviera dentro de una piscina con hielos.De pronto siento como en mi brazo pasa un líquido frío, se sentía horrible. Abro los ojos de par en par, notando que al lado de mí, estaba una persona vestida de blanco. La idea de que había muerto, pasaba en mi mente como una gran posibilidad. Ya que la última cosa que recuerdo, es haber sentido qu
Recibir el odio de mi mejor amiga, confidente y hermana, fue tan doloroso como la mismísima muerte. Sabía que podía recibir el odio de todos, incluso el de William, pero nunca el odio de Rosali. Mi hermana fue criada prácticamente por mí, ya que mis padres siempre estaban ocupados. Era por eso que me importaba mucho lo que ella opinaba de mí. Nunca pensé que ella tuviera esos pensamientos, era por eso que me dolía mucho haberla oído hablar mal de mí.Así que cuando William vuelve a entrar a la habitación, no se encuentra con una Ana más tranquila, por haberse encontrado con su hermana menor, sino que fue todo lo contrario. Me encontraba llorando como una niña, que no dejaba de frotar sus ojos con las manos.—¡Ana! —William de inmediato reaccionó soltando un café, que llevaba en la mano derecha, solo para caminar hacia mí y preguntarme por lo que estaba pasando. —¿Quién te ha hecho llorar? –Parecía estar preocupado por mi estado mental.—Rosali, me odia. —Dije entre lágrimas, tratando
–¿Está lista? –Me pregunta Rick mientras me mira paciente, recargado en la puerta de la habitación, mientras veo la lluvia caer por una ventana redonda.–No. –Negue con mi cabeza más de una vez. –¿Ha llamado Rosali? –Pregunté.–No, ama. –Niega con la cabeza. –La joven Rosali no ha llamado, ni ha dejado ningún mensaje. –Aclara.–¿Rosali sabe que saldré de viaje? –Pregunté.–Como le dije ayer. –Sabía que Rick tenía que aguantar mi estado mental tan depresivo, ya que por el momento era el único que me hacía compañía, en que William dejaba todo arreglado antes de partir a Italia. –Se le ha dado aviso a todo el país de su pronta partida, su hermana recibió una carta y un mensaje de Will, pero ella ha decidido no contestar.–Yo también le deje un mensaje. –Me senté en la cama. –Y no ha contestado. –Murmuré.–Déjela pensar más, se ha enamorado de un hombre como Tom. –Ahora lo miró. –Un hombre que, ante sus ojos jóvenes, quizás parezca como un sueño, déjela que se de cuenta que su hermana imp
Viajar con un Fernández era realmente diferente a lo que uno suele hacer en la vida. Nunca me importo si viajaba en un metro, camión o en un taxi, pero debo decir que viajar en un avión de una aureolina italiana privada y de primera clase, fue como tocar el cielo con las manos y sentirlo. Fue el paraíso total. Mi vida había cambiado por completo y esto era, gracias a el hombre que sostiene mi mano mientras cruza su pierna con elegancia. Él esta relajado mientras viste un saco color rojo y unos jeans negros entubados, actuando como si nada, como si los cómodos sillones en donde estuviéramos, no se sintieran tan cómodos como estar sentado en una nube. Éramos solo dos pasajeros en un avión gigante, mientras éramos atendidos por mucha gente. Supuse por la vista, que había más aeromozas y personal del avión, que pasajeros. La comida fue de locura, ya que nos ofrecieron comidas tan exóticas como la langosta y el caviar, mientras que la bebida preferida de William era el champan más caro qu
Dos semanas después.Suspire profundamente porque sabía que vendría. Podía notar que Will también estaba un poco nervioso, no dejaba de mover las piernas como un loco maniático. Pero al final, el hombre alto y castaño terminó levantándose de su asiento, al ver que estaba tan ansiosa como él.–Debes saber que tienes que estar tranquila en todo momento. –Me dice mientras yo estoy sentada en una silla de madera, típica de Italia, pero no fue hasta que el timbre de la casa sonó, que pude quitarme a William de encima.El joven hombre corrió como un deportista en las olimpiadas. En la entrada solo puedo escuchar a dos personas hablando italiano, y a pesar de que llevaba dos semanas en Italia escuchando a mucha gente alrededor mío hablado el idioma, aún no podía entenderlo tan bien.–¡Buen día! –Me saluda el doctor Emiliano llegando al segundo piso de la casa, él me a atendido desde que llegue a la isla. El hombre habla español gracias a dios, ya que se me ha hecho algo difícil hablar con el
El jate empezó a andar, así que Will y yo fuimos al último piso, para poder ver la vista desde ese lugar. Los dos nos paramos enfrente de unos barandales, mientras él se posaba detrás de mí y observábamos como el mar se movía, mientras que el viento nos golpeaba con calidez. Estaba enamorada, estaba extasiada, estaba loca de amor, mientras que William besaba mis hombros. Los dos estábamos parados enfrente de esta hermosa vista juntos. De pronto, Will toma de mi cara para besarme románticamente, tomándome por sorpresa, mientras nuestras lenguas se peleaban para ver quien era el mejor besador. Los lentes que traía puestos se salieron volando, al igual que mi cabellera castaña que empezó a moverse con rebeldía, pero eso no impedía que este beso fuera menos romántico. No podía separarme de sus labios rojizos, quería más de él. Hasta que William me dio media vuelta, para que lo viera a los ojos. Sus ojos eran más castaños con el sol que estaba encima de nosotros, mientras supuse que
Era un hecho, el padre de William estaba muy. Tuvimos que regresar a México lo más rápido que pudimos. William se encontraba en otro mundo, era como si su alma estuviera en otra parte. Casi no hablaba y solo se dedicaba a mirar por las ventanas de los autos. Recuerdo vívidamente que tome su mano cuando íbamos en el avión de regreso a México, él de inmediato se sorprendió, pero al final tomo mi mano con fuerza mientras me miraba acongojado.–Todo estará bien. –Lo alenté.–¿Y si no lo está? –Pregunta.–Entonces, lo estará. –Le afirme.Por primera vez me sonrió y beso mi frente, sabía que agradecía no estar solo en esta situación.Al llegar a la mansión Fernández, pudimos darnos cuenta que todos los del círculo Fernández, estaban reunidos en la sala de la casa. Tom, Susana, Roberto, Alicia, mis padres y Rosalía.–¡Hijo! –Gritó Susana con pesar mientras corre hacía William para abrazarlo.William por primera vez la abraza con fuerza, para después mirar a su hermano.–¿Cómo este papá?–Est