Capitulo 31

Entrar a la mansión Fernández fue como entrar a terreno minado. Había un cierto silencio en el auto, en cuanto pasamos las enormes rejas negras de la casa.

Y cuando la camioneta se estaciona enfrente de la mansión pintada de blanco, empiezo a sentir mucha presión.

William se baja del auto en silencio, para como siempre ofrecerme su mano, para después poder bajar de la enorme camioneta. Tomé de su mano, pero estaba muy fría, era como si todo el calor de su cuerpo se hubiera esfumado. Creía que, en cierta parte, era mi culpa que él se sintiera así. No pude decirle sobre mis sentimientos, ya que era demasiado orgullosa para poder mostrarlo.

Caminamos sobre la grava hasta llegar a la entrada de la mansión. Esta permanecía en calma a pesar de que se sentía una atmosfera muy pesada. Los dos empezamos a caminar sobre el suelo de madera, hasta llegar a donde estaba el estudio de Noel, quién ya nos estaba esperando en la entrada de este. El hombre se veía bastante enojado, mientras nos miraba
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