DAVIDEl impacto de las palabras de James resonaba en mi mente como un eco interminable, mientras miraba las pantallas de los teléfonos a mi alrededor, saturadas con titulares y especulaciones. Las redes sociales estaban al rojo vivo, explotando con la noticia de nuestro supuesto matrimonio. Podía sentir las miradas fijas de todos los presentes en la sala del tribunal, inquisitivas, curiosas, y llenas de duda. Era un espectáculo que no habíamos anticipado, un giro inesperado que James había orquestado para desestabilizarnos.Me obligué a mantener la calma, a no dejar que el miedo y la incertidumbre tomaran el control. Respiré hondo y miré a Sarah. Sus ojos reflejaban sorpresa y confusión. Me acerqué a ella y, con un gesto instintivo, la tomé en mis brazos. Acaricié suavemente su rostro con ambas manos, intentando brindarle un poco de consuelo.- Amor, mírame -le susurré con voz firme pero serena.Ella levantó la mirada hacia mí, y por un momento, el caos alrededor pareció desvanecerse
Mientras avanzábamos, podía sentir la adrenalina disminuyendo, aunque el día aún no había terminado. Nicholas, a mi lado, parecía estar reprimiendo una sonrisa, como si supiera algo que yo no. Su silencio solo alimentaba mi curiosidad. Giré hacia él, arqueando una ceja con escepticismo.- ¿Qué es lo que te causa tanta risa? le pregunté, observando su expresión.- Es que, si meses atrás me hubieran dicho que el gran abogado Roberts, se enamoraría locamente de la mejor amiga de mi esposa y sobre todo la estaría defendiendo como un león a su leona, hubiera dicho que estaban locos -respondió Nicholas, riendo abiertamente ahora.Una risa baja brotó de mis labios, y sentí cómo la tensión acumulada durante el día comenzaba a desvanecerse. Había sido un día largo, pero no podía evitar encontrar cierto consuelo en las palabras de Nicholas. Tenía razón; mi vida había dado un giro completo desde que Sarah apareció en ella. Lo que había comenzado como un acuerdo, una farsa para que ella no perdie
SARAHAl llegar al bufete, sentí un nudo en el estómago. Las noticias del juicio y las revelaciones sobre mi matrimonio falso con David se habían esparcido como pólvora. Apenas había cruzado la puerta principal, mi asistente, Marta, se apresuró a mi encuentro, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y miedo.- Señorita Sarah, ¿qué está pasando? preguntó en voz baja, mientras caminábamos hacia mi oficina. Los socios están furiosos, han convocado a una reunión de emergencia. Están en la sala de juntas, y no parece que estén de buen humor.Asentí, apretando los labios. No necesitaba más detalles para entender la magnitud de la situación. Tomé una profunda respiración y me dirigí a la sala de juntas, preparándome mentalmente para lo que estaba por venir. Las miradas de mis colegas y empleados me seguían, llenas de curiosidad y juicio.Al entrar en la sala, el aire se sentía denso, cargado de tensión. Los socios principales estaban ya reunidos alrededor de la mesa, y el murmullo de
Esa voz hizo que me diera la vuelta inmediatamente, mis ojos encontrándose con los suyos. Allí estaba él, de pie en el umbral de la puerta, con los brazos extendidos hacia mí, su expresión llena de comprensión y consuelo. David había venido, como siempre lo hacía, en el momento en que más lo necesitaba. Sin pensarlo dos veces, me levanté y corrí hacia él, lanzándome a sus brazos.En cuanto me abrazó, sentí que todas las defensas que había construido durante la reunión se desmoronaban. Dejé salir toda la tensión, toda la frustración, y las lágrimas que había estado conteniendo comenzaron a caer. Sollozaba en su pecho, dejando que su calor y su fuerza me rodearan, como un refugio en medio de la tormenta. David me sostenía con firmeza, sus manos acariciando mi cabello suavemente, susurrando palabras de consuelo que se mezclaban con mis lágrimas.- Estoy aquí, amor. Siempre estaré aquí -dijo, su voz un ancla en medio de mi caos interno.Nos quedamos en silencio por unos minutos, simplemen
Acepté la propuesta de David con una emoción que no podía contener. Me sentía llena de esperanza, como si todo finalmente estuviera encajando. La expresión de David mostraba la misma alegría, y no pude evitar reír de felicidad. En ese momento, él se inclinó hacia mí y, con una mirada traviesa, me preguntó:- ¿Ya te sientes mejor?Asentí, sin poder contener mi entusiasmo.- ¿Tienes hambre? Me sentía hambrienta, no solo de comida, sino de esta nueva vida que estábamos a punto de construir juntos. David se levantó y extendió su mano hacia mí. La tomé, sintiendo un cosquilleo en la piel al contacto con su calidez.- Entonces, vamos a celebrar -dijo con una sonrisa. Conozco un restaurante increíble con vista al mar. Te encantará.Caminamos de la mano hacia la salida del bufete, dejando atrás todo el estrés de los últimos días. Subimos al auto, y mientras él conducía, yo no podía dejar de mirarlo, preguntándome cómo había tenido tanta suerte de encontrar a alguien como David. Su apoyo incon
El sol brillaba alto en el cielo mientras David y yo llegábamos al bufete. La sensación de determinación se afianzaba en mi interior. Hoy sería un día crucial, el primero de muchos en los que mostraría que estaba dispuesta a luchar por lo que mi padre construyó, por lo que me dejó. Mientras caminábamos hacia la entrada, sentía el calor de la mano de David en la mía, brindándome la fuerza y seguridad que necesitaba.Entramos al edificio, y la atmósfera tensa era palpable. Los empleados murmuraban entre ellos, sabiendo que algo importante estaba a punto de suceder. Nos dirigimos directamente a mi oficina, donde Martha, mi fiel asistente, ya estaba esperándome.- Martha, necesito que organices una reunión urgente con la directiva -le dije con voz firme.Martha asintió rápidamente y se apresuró a hacer las llamadas. Mientras tanto, David y yo nos quedamos en mi oficina, revisando algunos documentos. No podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción. Sabía que lo que estaba a punto de
Dos meses después Mi vida ha estado llena de cambios constantes. Logramos unir los bufetes y compramos un edificio nuevo, que se convertiría en nuestra oficina central. Decidimos llamarla "Roberts & Johnson", una fusión de nuestros apellidos que simboliza nuestra unión tanto profesional como personal. Aunque la fusión fue un éxito y el ambiente de trabajo ha mejorado notablemente, últimamente no puedo evitar sentirme agotada. Me siento más cansada de lo habitual, duermo mal y casi no tengo apetito.Hoy, a pesar de todo, David insistió en que me tomara un descanso. Así que aquí estoy, en una tienda de vestidos de novia, esperando a Emily. Me pidió que la acompañara a ver algunos modelos, ya que está pensando en organizar una renovación de votos con Nicholas. Cuando Emily llega, su entusiasmo es contagioso. Me recibe con un cálido abrazo, y su sonrisa ilumina el lugar.- ¡Gracias por venir! -dice emocionada, mientras me toma de la mano y me lleva hacia la tienda. Estoy tan feliz de que
- Amiga… dice, con un tono lleno de cuidado y cautela. ¿Podría ser que estés…?Las palabras se desvanecen en el aire, pero el significado es claro. Dejo de respirar por un segundo, mi mirada se encuentra con la de Emily, y en ese instante, todo a mi alrededor parece detenerse. Mi mente comienza a girar, procesando rápidamente todas las posibilidades, el cansancio constante, la falta de apetito, las náuseas… saco mi celular para verificar cuando fue mi último periodo y todo encaja en su lugar.- No puede ser… susurro, aunque en el fondo una pequeña chispa de esperanza comienza a brillar, creciendo lentamente en mi interior. ¿Podría ser posible? ¿Podría estar embarazada?Emily sonríe, sus ojos llenos de ternura y comprensión. Toma mis manos entre las suyas y aprieta suavemente.- Sarah, deberías hacerte una prueba -me sugiere con suavidad. No perdemos nada con saberlo con certeza. Y si es así… bueno, esto cambiaría todo, ¿no crees?Asiento lentamente, asimilando sus palabras. La idea de