SARAHAl llegar al bufete, sentí un nudo en el estómago. Las noticias del juicio y las revelaciones sobre mi matrimonio falso con David se habían esparcido como pólvora. Apenas había cruzado la puerta principal, mi asistente, Marta, se apresuró a mi encuentro, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y miedo.- Señorita Sarah, ¿qué está pasando? preguntó en voz baja, mientras caminábamos hacia mi oficina. Los socios están furiosos, han convocado a una reunión de emergencia. Están en la sala de juntas, y no parece que estén de buen humor.Asentí, apretando los labios. No necesitaba más detalles para entender la magnitud de la situación. Tomé una profunda respiración y me dirigí a la sala de juntas, preparándome mentalmente para lo que estaba por venir. Las miradas de mis colegas y empleados me seguían, llenas de curiosidad y juicio.Al entrar en la sala, el aire se sentía denso, cargado de tensión. Los socios principales estaban ya reunidos alrededor de la mesa, y el murmullo de
Esa voz hizo que me diera la vuelta inmediatamente, mis ojos encontrándose con los suyos. Allí estaba él, de pie en el umbral de la puerta, con los brazos extendidos hacia mí, su expresión llena de comprensión y consuelo. David había venido, como siempre lo hacía, en el momento en que más lo necesitaba. Sin pensarlo dos veces, me levanté y corrí hacia él, lanzándome a sus brazos.En cuanto me abrazó, sentí que todas las defensas que había construido durante la reunión se desmoronaban. Dejé salir toda la tensión, toda la frustración, y las lágrimas que había estado conteniendo comenzaron a caer. Sollozaba en su pecho, dejando que su calor y su fuerza me rodearan, como un refugio en medio de la tormenta. David me sostenía con firmeza, sus manos acariciando mi cabello suavemente, susurrando palabras de consuelo que se mezclaban con mis lágrimas.- Estoy aquí, amor. Siempre estaré aquí -dijo, su voz un ancla en medio de mi caos interno.Nos quedamos en silencio por unos minutos, simplemen
Acepté la propuesta de David con una emoción que no podía contener. Me sentía llena de esperanza, como si todo finalmente estuviera encajando. La expresión de David mostraba la misma alegría, y no pude evitar reír de felicidad. En ese momento, él se inclinó hacia mí y, con una mirada traviesa, me preguntó:- ¿Ya te sientes mejor?Asentí, sin poder contener mi entusiasmo.- ¿Tienes hambre? Me sentía hambrienta, no solo de comida, sino de esta nueva vida que estábamos a punto de construir juntos. David se levantó y extendió su mano hacia mí. La tomé, sintiendo un cosquilleo en la piel al contacto con su calidez.- Entonces, vamos a celebrar -dijo con una sonrisa. Conozco un restaurante increíble con vista al mar. Te encantará.Caminamos de la mano hacia la salida del bufete, dejando atrás todo el estrés de los últimos días. Subimos al auto, y mientras él conducía, yo no podía dejar de mirarlo, preguntándome cómo había tenido tanta suerte de encontrar a alguien como David. Su apoyo incon
El sol brillaba alto en el cielo mientras David y yo llegábamos al bufete. La sensación de determinación se afianzaba en mi interior. Hoy sería un día crucial, el primero de muchos en los que mostraría que estaba dispuesta a luchar por lo que mi padre construyó, por lo que me dejó. Mientras caminábamos hacia la entrada, sentía el calor de la mano de David en la mía, brindándome la fuerza y seguridad que necesitaba.Entramos al edificio, y la atmósfera tensa era palpable. Los empleados murmuraban entre ellos, sabiendo que algo importante estaba a punto de suceder. Nos dirigimos directamente a mi oficina, donde Martha, mi fiel asistente, ya estaba esperándome.- Martha, necesito que organices una reunión urgente con la directiva -le dije con voz firme.Martha asintió rápidamente y se apresuró a hacer las llamadas. Mientras tanto, David y yo nos quedamos en mi oficina, revisando algunos documentos. No podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción. Sabía que lo que estaba a punto de
Dos meses después Mi vida ha estado llena de cambios constantes. Logramos unir los bufetes y compramos un edificio nuevo, que se convertiría en nuestra oficina central. Decidimos llamarla "Roberts & Johnson", una fusión de nuestros apellidos que simboliza nuestra unión tanto profesional como personal. Aunque la fusión fue un éxito y el ambiente de trabajo ha mejorado notablemente, últimamente no puedo evitar sentirme agotada. Me siento más cansada de lo habitual, duermo mal y casi no tengo apetito.Hoy, a pesar de todo, David insistió en que me tomara un descanso. Así que aquí estoy, en una tienda de vestidos de novia, esperando a Emily. Me pidió que la acompañara a ver algunos modelos, ya que está pensando en organizar una renovación de votos con Nicholas. Cuando Emily llega, su entusiasmo es contagioso. Me recibe con un cálido abrazo, y su sonrisa ilumina el lugar.- ¡Gracias por venir! -dice emocionada, mientras me toma de la mano y me lleva hacia la tienda. Estoy tan feliz de que
- Amiga… dice, con un tono lleno de cuidado y cautela. ¿Podría ser que estés…?Las palabras se desvanecen en el aire, pero el significado es claro. Dejo de respirar por un segundo, mi mirada se encuentra con la de Emily, y en ese instante, todo a mi alrededor parece detenerse. Mi mente comienza a girar, procesando rápidamente todas las posibilidades, el cansancio constante, la falta de apetito, las náuseas… saco mi celular para verificar cuando fue mi último periodo y todo encaja en su lugar.- No puede ser… susurro, aunque en el fondo una pequeña chispa de esperanza comienza a brillar, creciendo lentamente en mi interior. ¿Podría ser posible? ¿Podría estar embarazada?Emily sonríe, sus ojos llenos de ternura y comprensión. Toma mis manos entre las suyas y aprieta suavemente.- Sarah, deberías hacerte una prueba -me sugiere con suavidad. No perdemos nada con saberlo con certeza. Y si es así… bueno, esto cambiaría todo, ¿no crees?Asiento lentamente, asimilando sus palabras. La idea de
El día que había estado esperando finalmente llegó. Me encontraba en la sala de estar, mirando mi reflejo en el espejo mientras ajustaba la corbata. Intentaba mantener la calma, pero la verdad es que los nervios me estaban ganando. Mis dedos temblaban ligeramente mientras revisaba los últimos detalles en mi celular. Todo tenía que salir perfecto. Había planeado este momento al milímetro, y nada podía salir mal.De repente, escuché unos pasos ligeros en la escalera. Levanté la vista, y mi corazón se detuvo por un instante. Allí, en lo alto de la escalera, estaba Sarah, deslumbrante, bajando con gracia, cada paso que daba parecía iluminar la habitación. Su vestido, aunque sencillo, acentuaba cada curva de su cuerpo y su cabello caía en ondas suaves sobre sus hombros. Su mirada reflejaba una mezcla de felicidad y ansiedad.- Ya estoy lista -dijo con una sonrisa tímida, aunque me preocupa que Emily no me haya llamado para ayudarle con los preparativos de este día. Quizás no quiere molesta
SARAHEmily me llevó por el pasillo de la casa, hasta llegar a una habitación con puertas de madera tallada. Al abrirlas, me quedé sin palabras. La habitación estaba iluminada por la suave luz de un candelabro, y en el centro, sobre un maniquí, estaba el vestido de encaje estilo sirena que me había probado una semana atrás. Era un sueño hecho realidad.Me voltee hacia mi mejor amiga, mis ojos se llenaron de lágrimas de emoción.- Amiga, ¿es este el vestido que vimos en la tienda? ¿Es realmente para mí? pregunté, con la voz quebrada por la emoción.Emily asintió, sonriendo con satisfacción.- Sí, amiga. David se aseguró de que todo fuera perfecto para ti. Este vestido estaba destinado a ser tuyo desde el primer momento que lo viste.Me giré y toqué el vestido, sintiendo la suavidad del encaje bajo mis dedos. Estaba maravillada por la atención a los detalles: las pequeñas flores bordadas y el brillo sutil de las perlas que adornaban el escote. Sin poder contener mis emociones, giré y ab