Sin embargo, esto era solo el comienzo.—Isabel...Joaquín extendió la mano para tomar la mano de Sabrina, pero antes de que pudiera hacerlo, ella lo apartó con fuerza.—¡Pam!Sonó un golpe nítido.Sabrina retrocedió un paso, su mirada se volvió fría y llena de desprecio. —Señor Díaz, no soy alguien que busque la basura que otros desechan.Joaquín se quedó paralizado.Se escuchó una risa burlona entre la multitud.—La señorita Suárez ha sido criada por Don Suárez como su heredera, tiene demasiado orgullo como para aceptarlo.—La Familia Díaz está haciendo un espectáculo y es tan despreciable, si no fuera por la buena relación de Doña Díaz y Doña Suárez, ¿cómo podría Joaquín tener el honor de casarse con la señorita Suárez?—Creo que la señorita Suárez nunca estuvo interesada en Joaquín, de lo contrario no diría algo así....Joaquín apretó los puños con fuerza por ira, sintiendo una humillación como si le hubieran dado una bofetada.¡Cómo se atrevían a llamarlo basura!Me
El hombre parecía tener alrededor de treinta años, de piel oscura, cejas pobladas y ojos grandes. Tenía una cicatriz de seis o siete centímetros en la frente . Su mirada tenía una amenaza implícita.Francisco miró la cara familiar y pareció sorprendido.Conocía a ese hombre, el presidente del Grupo de Seguridad del Conde de Inglaterra, Paco. También era el líder del ejército de mercenarios más grande de Inglaterra.Lo había visto una vez hace cinco años en Sudáfrica, cuando se causó la cicatriz en la frente en aquella batalla.Paco salió del coche y se paró frente a Sabrina con respeto.—Líder, hace mucho tiempo que no nos vemos.¿Líder? Francisco lo miró con hostilidad. «¿Cómo se atreve a llamar a Sabrina líder?»—¿Qué haces aquí? —preguntó Sabrina.—Rahman dijo que estabas sola aquí y me pidió que te ayudara.Rahman preocupado por la seguridad de Sabrina, después de pensarlo mucho, contactó a Paco para que viniera a ayudar a Sabrina. Por cierto, mantente alerta con Francis
Los de la Familia Díaz estaban esperándolo afuera.—Javier, ¿qué es lo que realmente quieren? —Diego los miró con desdén.Javier entrecerró sus ojos profundos.—Diego, eres una persona inteligente, debería saber que en la boda hicimos que Joaquín actuara así solo como medida temporal. Ahora somos aliados, traicionarte no nos beneficiaría en absoluto.—¿Y entonces? —Diego levantó una ceja.—Entonces, deberíamos pensar bien cómo eliminar a nuestro enemigo común.—Tienes razón, papá. —Joaquín asintió.—Tío, si Isabel no muere, tú y Melisa siempre estarán subordinados a ella en la Familia Suárez.«Originalmente, nunca había considerado hacerle daño a Isabel, pero ella simplemente no sabía apreciarlo, incluso le humilló públicamente, haciéndome pasar vergüenza.»«Si ella había decidido no casarse consigo, entonces no tenía ningún valor.»—Si pensamos de la misma manera, entonces...Diego fue interrumpido por una llamada telefónica.Miró la pantalla y un destello de pánico pasó p
Diego ordenó a los guardaespaldas emboscados en el patio trasero, pero no apareció nadie.—¡Ayuda! ¡Ayuda!Les llamó de nuevo pero aún nadie entró en la sala, así que se fue al patio trasero.Acababa de llegar al patio trasero, vio a decenas de guardaespaldas tirados en el suelo, ya muertos.Un hombre con una chaqueta de cuero estaba de pie, ignorando los cadáveres que había por todo el suelo, mirándole a Diego, inexpresivo, como si fuera la Muerte.Diego estaba sudando frío por el miedo.«Son todos guardaespaldas de élite que he seleccionado, ¿y los mató tan fácilmente?»—¿Quién... quién eres?Diego le preguntó, temblando del temor.Paco no respondió sino que se acercó a él directamente.Entonces Diego se asustó tanto que sacó inmediatamente una pistola de su ropa.Sin embargo, en cuanto sacó la pistola, se la arrebató de la mano.Paco se movió tan rápido que Diego no reaccionó. Al volver en sí, se dio cuenta de que el otro tipo le había puesto la pistola en la cabeza.—¿
Sin esperar a que Sabrina reaccionara, Francisco la empujó directamente dentro del coche.Sabrina no lo rechazó esta vez, estaba demasiado cansada para discutir con él.—Paco, síguenos. —dijo Sabrina.Francisco se desencajó, —¿Quieres que se quede en mi casa?Sabrina frunció las cejas, —¿No puede?«¡Qué molesto!»Francisco se puso hosco, y quería detenerlo.Sabrina lo supo y quería salir del coche, —Bueno. Me alojaré en un hotel con él.Francisco la imterrumpió, —¡Vamos!Leandro condujo enseguida, temiendo que le echara la culpa.Veinte minutos después, Sabrina regresó a la villa de Francisco y pidió a los sirvientes que prepararan una habitación para Paco.Después de cenar, Paco se ejercitó en el patio.Sabrina llevaba tres años sin verle. Quería ponerle a prueba, así que se puso el chándal para jugar contra él.—Muy bien. Tu velocidad y tu fuerza han mejorado, pero eres demasiado impaciente. Si te encuentras con un experto genial, será fácil para él detectar tus puntos d
Sabrina volvió al dormitorio, se lavó la cara con agua fría, y se miró en el espejo, pensando.«¿Qué le pasa a Francisco?»«¿Está realmente enamorado de mí?»«¿Y su primer amor?»Sabrina estaba un poco irritada.Acababa de terminar de lavarse vio a Francisco entrar con un vaso de leche.Francisco entregó la leche a Sabrina y tomó el secador para que se secara el pelo.Sabrina aceptó de buen grado su amabilidad, bebiendo leche mientras jugaba con su teléfono móvil.Era la primera vez que Francisco le secaba el pelo a alguien, y estaba tan abrumado que no controlar bien la fuerza, lo que le hizo a Sabrina un poco incómoda.—¡Con cuidado! No soples sólo en un lado. Este lado aún está húmedo.Sabrina le apuntó con el pelo derecho y le miró con odio.Francisco se quejó y le pellizcó la cara suavemente, —Eres muy exigente.Él refunfuñó, pero continuó haciendo suavemente lo que ella le pedía.Sabrina se puso arrogante, —Es un honor estar a mi disposición.—¿Así que tengo que dar
Colgando el teléfono, Sabrina lo dejó caer sobre la mesita.Francisco jugó con su pelo y sonrió, —Cariño, ¿estás celosa?Sabrina se arregló el pelo y empujó a Francisco, —¡Apártate!—Ingrata. Me usaste y luego me abandonaste.—Lo aprendí de ti.Francisco no se ofendió, dejó el secador y le masajeaba suavemente la cabeza.—Te ayudo a relajarte.Sabrina estaba tan a gusto que sintió un cosquilleo en todo el cuerpo e inconscientemente se relajó y se inclinó hacia sus brazos.—No puedo creer que sepas el masaje. Es genial.Francisco vio a Sabrina disfrutando de la relajación, y luego dijo:—Ya que te he servido tan bien, ¿no deberías decirme lo que quiero saber?—¿Qué?Sabrina lo miró, al igual que Francisco la miraba a ella también.Por un momento se sintió tentada.Francisco era muy guapo, especialmente sus ojos, que eran tan atractivos como las estrellas.—¿Obsesionada conmigo?Al oír la magnética voz de Francisco, volvió en sí.—¡No seas narcisista!Sabrina se puso re
—Sabrina, ¡ten cuidado!De repente le oyó a Francisco gritar nerviosamente.Antes de que Sabrina pudiera darse la vuelta, se tiró a al suelo.Justo cuando cayeron al suelo, sonaron disparos.—¡Reina!Rápidamente Paco saltó del coche y disparó en la dirección de los disparos.—¡Pum pum!Había disparos de nuevo.Francisco la hizo a Sabrina rodar por el césped esquivando las balas.Cuando los guardaespaldas de la villa oyeron los disparos, salieron todos en fila, disparando al enemigo y protegiendo a Francisco y Sabrina.—¡Hay una emboscada en el tejado! —Paco señaló la casa de enfrente de la villa.Los guardaespaldas disparon inmediatamente en la dirección indicada por Paco.Tras una feroz batalla, el enemigo no volvió a disparar.—¡Suéltame!Sabrina empujó al hombre que la abrazaba, pero le oyó gemir de dolor.Sabrina preguntó preocupada, —Francisco, ¿estás herido?Francisco la miró, nervioso, —¿Estás bien? —Sí.Sabrina trató de ayudarle a levantarse y sólo le tocó el