Capítulo 32
No solo él, sino que todos los de la familia Díaz a su alrededor tenía expresiones extremadamente desagradables.

—¿Te he decepcionado? —dijo Sabrina con una sonrisa.

Al ver a la mujer que sonreía frente a ella, Melisa sintió un escalofrío en la espalda.

Isabel se dirigió a los invitados de la boda y dijo:

—Hola a todos, soy Isabel Suárez, la nieta mayor de la familia Suárez. Hace dos años, alguien intentó hacerme daño, y no sé quién esparció rumores diciendo que morí.

—Ahora he vuelto, solo para decirles a todos, que la única heredera de la familia Suárez, yo Isabel, sigo viva.

Diego, a su lado, miraba fijamente a Isabel, a punto de morderse los dientes de la furia.

Si Isabel no hubiera muerto, el heredero de la familia Suárez no habría sido él.

Él inhaló profundamente, reprimiendo la conmoción y el enojo. Se puso de pie, mostrando una preocupación falsa.

—Isabel, que no hayas muerto. ¡Qué bueno! No sabes cuánto sufrió mi tío cuando se enteró de tu fallecimiento hace dos años. Ahora qu
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