Capítulo 38
Sin esperar a que Sabrina reaccionara, Francisco la empujó directamente dentro del coche.

Sabrina no lo rechazó esta vez, estaba demasiado cansada para discutir con él.

—Paco, síguenos. —dijo Sabrina.

Francisco se desencajó, —¿Quieres que se quede en mi casa?

Sabrina frunció las cejas, —¿No puede?

«¡Qué molesto!»

Francisco se puso hosco, y quería detenerlo.

Sabrina lo supo y quería salir del coche, —Bueno. Me alojaré en un hotel con él.

Francisco la imterrumpió, —¡Vamos!

Leandro condujo enseguida, temiendo que le echara la culpa.

Veinte minutos después, Sabrina regresó a la villa de Francisco y pidió a los sirvientes que prepararan una habitación para Paco.

Después de cenar, Paco se ejercitó en el patio.

Sabrina llevaba tres años sin verle. Quería ponerle a prueba, así que se puso el chándal para jugar contra él.

—Muy bien. Tu velocidad y tu fuerza han mejorado, pero eres demasiado impaciente. Si te encuentras con un experto genial, será fácil para él detectar tus puntos d
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