SOPHIE―Vicente, tenemos que hablar ―digo con voz suave pero firme.Interrumpí la conversación de Nancy y Vicente, no me importo que me vieran un poco molesta.―Te lo explicaré ―responde.Se pone de pie y se acerca. Un destello de tristeza miré en sus ojos. No puedo flaquear por eso, no estuvo bien que me ocultara lo de la amenaza, es algo muy grave.―¿Por qué no me dijiste nada? Te pregunté y todavía lo negaste, no entiendo por qué me lo tenías que ocultar, creí que nos teníamos confianza.Estoy completamente molesta con Vicente, sé que no tengo porque, solo quiere protegerme, pero yo le pregunte si mi abuelo lo había amenazado y lo negó rotundamente, no puedo con esto.―¿Qué caso tenía que te lo contara? Lo único que harías sería preocuparte y en tu estado no es bueno que te estreses, ya has pasado por muchas cosas.Como lo supuse, me está protegiendo y agradezco que piense en mí; sin embargo, no siempre podrá hacerlo. He vivido toda mi vida bajo la sombra de mi abuelo, ahora que hu
Sophie Han pasado varios meses desde que me enteré de que el abuelo amenazo a Vicente. Ahora mi vientre está más abultado, es un testimonio visible de la vida que crece dentro de mí y del amor que no tuvimos Cristóbal y yo. Durante este tiempo, las personas que están cerca de mí me han cuidado, incluso Vicente está de vuelta, esta vez para quedarse un poco más tiempo, al menos hasta que nazca mi hijo, ya después de eso regresara a Lavrion. Hoy es un día soleado de primavera y me toca ir a mi última ecografía. Salgo de casa de Martha y camino por la cera, iré a tomar el trasporte como todos los días que lo he hecho desde que llegue a este lugar. Vicente quedó de llegar temprano, supongo que el tráfico en la ciudad lo hizo retrasarse, no puedo esperarlo, ya que mi cita con él ginecólogo es las 10, y ya pasan de las 9:30. Mi corazón late con emoción por ver y escuchar de nuevo a mi bebé, no es la primera vez, pero siempre es como si lo fuera, incluso estoy ansiosa esperando su llegad
CAPÍTULO 53SOPHIEFinalmente, después de varias semanas, llega el día que tanto espere. En cuanto empezaron las primeras contracciones, Nancy y Vicente me llevaron al hospital. El sitio se ubica a casi una hora del pueblo, por esa razón me apresuraron cuando tuve mi primera contracción.Admito que estoy un poco asustada, no por la manera que va a nacer mi hijo, sino porque tengo miedo de que algo salga mal, que se pueda presentar una complicación mientras nace o incluso yo pueda perder el conocimiento, he escuchado de algunos casos. Ojalá ese no sea el míoPor otro lado, me siento tranquila, ni siquiera el dolor que se acumula en mi vientre y espalda me preocupa, sé que eso es normal. Estoy algo calmada porque el amigo de Vicente, el médico que llevo el proceso de mi embarazo, estará presente en la sala el parto.Con ayuda de mis amigos, bajo del auto, Nancy corre hacia el interior del hospital y vuelve enseguida con una silla de ruedas. —Siéntate con cuidado —me pide Vicente. En c
SOPHIEPercibo un ligero aroma a medicamentos y alcohol flotando en el aire. Lentamente, abro los ojos y tardo unos segundos en darme cuenta dónde estoy.Es una habitación. No se escucha ningún ruido excepto el de una máquina que repite el mismo sonido constantemente, más allá todo está en silencio. Parpadeo un par de veces para aclarar mi vista, es hasta entonces cuando finalmente compruebo que sigo en el hospital.«Recuerdo eso, pero, ¿después qué pasó?»Trato de moverme para levantarme y en ese instante siento un dolor intenso en la parte baja del abdomen y decido quedarme quieta, porque es un dolor que me ha sofocado.—¿Qué pasa, por qué me duele? —murmuro con un ligero quejido, las palabras salen muy apenas.Poco a poco, los recuerdos vienen a mi mente. Había venido al hospital, acompañada de mis amigos, ellos me trajeron a este sitio porque ya iba a nacer mi bebé. Todo paso tan rápido. Recuerdo que Vicente y Nancy fueron detenidos en el mostrador de urgencias, porque no podían a
Las palabras no salen, así que me quedo observándolo. Quiero hacerle muchas preguntas, pero la principal es “¿por qué?”.¿Por qué me sigue haciendo esto, por qué no me deja en paz y por qué me odia tanto?No merezco nada de esto. Pero aun así no lo cuestiono, no digo nada, solamente lo veo con miedo.Me llega el recuerdo de mi bebé a la mente y todas esas dudas se apagan, y sé que ahora lo estoy viendo de otra forma.—¿Qué le hiciste, dónde la tienes? —sin titubear lo cuestiono con lo único relevante.Mi hija me da las fuerzas que antes me hizo falta, «lucharé por ella sin importar qué».El hombre cruel me observa, no responde a mi pregunta, simplemente me lanza dagas de veneno con sus ojos. Sé que odia perseguirme; sin embargo, ni eso lo haré detenerse, si es necesario me buscará todas las veces que yo salga por esa puerta.Esta es mi cárcel, mi tumba, la única forma de salir de aquí sin ser perseguida es, muerta. No me quiere, ni siquiera le importó un mínimo, siempre ha sido para s
No conocía la felicidad hasta hoy que la tengo en mis brazos. Sus ojos me miran, es como si me conociera, ambas sentimos una paz enorme estando juntas.―Desearía que nunca más te apartaran de mí ―susurro, mientras acerco mi cara a la suya y beso su mejilla rozada. ―Eres tan hermosa, mi pequeña.―Ya debo devolverla a su cuna ―interrumpe nuestro vínculo la niñera que le asignaron.Por un momento olvidé que le hablaron a esta joven para que me acompañara, o más bien para que me vigilara mientras amamanto a mi bebé. Cree una pequeña burbuja para preservar este momento, al menos esto no me lo podían quitar.―Solo unos segundos más ―digo, quisiera que ella se pusiera en mi lugar, al menos un instante para que pueda entenderme, no es fácil separarse de un hijo, ahora que soy madre comprendo muy bien eso. ―Todavía no le ayudo con los gases, no se puede dormir así.Siento un apretón en el pecho, de solo pensar que este momento se acabara, me destroza por dentro. Sé que hay normas y que deben s
¿Qué ánimos puedo tener? Se han llevado a la persona que quiero tener a mi lado y me han dejado sola otra vez. Sigo parada enfrente del guardarropa, ni siquiera le presto atención a la ropa colgada que hace allí, mi mirada está perdida en la nada.Sumida en esta profunda tristeza que me invade el pecho. ¿Cuándo será el día que la felicidad perdure a mi alrededor? Creo que el día que el abuelo muera, solamente así podre avanzar y tener la vida que quiero.No le deseo la muerte, a pesar de que él ha sido malo conmigo, jamás le desearía algo como eso.El pequeño y dulce rostro de Alisa, se viene a mi mente. ¿Seguirá dormida? O ¿Ha despertado y estará llorando? Muero de ansias por salir de esta celda y correr entre los pasillos, en busca de su habitación. Ni siquiera sé en donde queda, donde la han puesto.Recuerdo que la niñera menciono algo de una cuna, debieron haberle hecho un espacio en algún dormitorio, me imagino que muy apartado de los oídos del abuelo.¿Entonces puedo merodean po
Realmente no sé cuantos minutos pasan, ambos nos quedamos viéndonos. Es entonces cuando su expresión discreta desaparece y me hace ver un reflejo de tristeza y pesar en su rostro. Debe estar confundido viéndome aquí, debe estarse haciendo muchas preguntas en la cabeza; y yo debo explicarle todo.Estoy por dar un paso, cuando en ese instante alguien a mi lado se coloca y rodea mi cintura con un brazo para mantenerme en mi sitio.― ¿Qué pretendías hacer? ―La voz hostil de Fausto susurra en mi oído, ―si tu movimiento es correr a sus brazos para pedirle consuelo, déjame decirte que con solo apretar el botón de mi celular puedo conseguir que desaparezca tu hija, y eso hará que nunca más la vuelvas a ver.Mi corazón late desbocado por el miedo que se apodera de mí. Imágenes terribles se instalan en mi mente, estoy segura de que el abuelo puede causarle un mal a mi inocente hija; sin embargo, no me detengo, algo dentro de mí me impulsa.―No dejaré que el abuelo le toque un solo cabello a mi