Kayla sintió una opresión en el pecho, su mundo se desmoronaba lentamente por milésima vez, siempre supo que Darren la odiaba, la hería, la engañaba, e incluso el sexo con él era posesivo, salvaje, pasional, pero jamás imaginó que el odio y la repulsión que sentía hacia ella, llegara a tanto como para contratar a Dexter para enamorarla y que la violara.
—Dios, Kay, di algo —Mickey intentó tocarla pero ella rechazó el tacto—. Lo que sea, puedo imaginarme como te has de sentir, Darren es una persona despreciable, mira que pagar para que te violaran.
Kayla se alejó de Mickey, la realidad era siempre más cruda e irreal de lo que imaginaba, se negaba a creerlo, es decir, sentía todavía mucho por él, pero ta
Kayla tragó duro, era chantaje, pero no iba a permitir que un error del pasado lo persiguiera, a más de que podría tener problemas con la policía, ya que en el video claramente se veía a Darren hace dos años, manteniendo relaciones sexuales con la maestra de música. Sería un escándalo. Y aunque fue antes de ser novios, se sentía con la necesidad de protegerlo. Pero eso no lo sabía Darren, él solo estaba viendo a su chica, a la que le acababa de pedir matrimonio hace una hora, besándose con otro.La rabia lo consumió, apretó los puños y con el corazón roto y lágrimas en los ojos, giró sobre sus talones y todo cambió.Ves, nadie te ama, nadie te necesita, ahora demuéstrale quien manda, hazl
Owen y Jade estaban esperando impacientes en la cafetería que le dijo Yohaly por teléfono para su cita, no le agradaba la idea de tener que acudir al tipo que en el pasado le hizo tanto daño a su hermana, pero no tenía opción, Darren tenía razón, cuando fue a la estación de policía rápidamente lo ignoraron y le dieron una ficha con un número de cuatro cifras, el que indicaba su turno.—Tranquilo, la encontraremos —dijo Jade dándole un apretón de mano.—Si algo le pasara a Kay...—Nada le pasará.Owen dio un respingo al escuchar la voz de Darren, quiso ponerse de pie y matarlo a golpes, pero al intentarlo, Jade le d
IGLESIA DESANIGNACIODELOYOLA, OFICINA PRINCIPAL.Un golpe, dos golpes, sangre brotando por todos lados, Dexter había estado usando como saco de boxeo a Mickey, quien estaba colgado de las manos como si fuera un pedazo de carne.Su padre había comprado a la mayoría de los sacerdotes del sitio, el volumen alto hacía que su cabeza se aturdiera y la adrenalina recorriera todo su torrente sanguíneo.—Sabes, creo que serás uno de nuestros padrinos de boda —dice Dexter dándole un nuevo golpe en las costillas a Mickey.—Ella jamás será tuya —respondi&oacut
La sangre se le congeló a Kayla al darse cuenta de la situación en la que se encontraba, con ojos curiosos escudriñó el lugar, el sitio estaba pulcro y totalmente ordenado, olía a productos de aseo del hogar, y a alcohol.—No tengas miedo princesa —susurró Dexter sintiendo un ligero temblor en el cuerpo—. Ahora estás a salvo.Estaba excitado, el cuerpo de Kayla se sentía tan bien debajo suyo, que inhaló por inercia su dulce aroma a vainilla. Su piel se sentía suave, y pese a estar sudado por el ejercicio que hizo golpeando a Mickey, no dudó en acercarse más a ella, la simple idea de bañarla con su sudor lo ponía caliente.—Hueles demasiado bien —su voz era ron
OFICINA SACERDOTAL.Kayla no entendía absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo, su vista comenzó a ponerse borrosa, una ola de calor recorría su cuerpo, le dolía la cabeza y la boca la sentía seca.—Te voy a enseñar lo que hace un hombre de verdad.Escuchó la voz de Dexter tan lejana, que pensó por unos instantes que se trataba de un sueño.Las manos de Dexter recorrieron sus piernas y al sentir su caricia, una descarga de adrenalina y placer le recorrió el cuerpo. Sabía que estaba mal sentirse así ¿por qué se sentía tan excitada?Dexter no pudo m&aacu
Darren estacionó rápidamente el auto, rechinando la llantas, se quitó el cinturón de seguridad y se giró para ver a una Kayla llena de sudor, tanto, que había empapado parte de la sudadera, estaba despierta pero la droga ocasionaba que todo a su alrededor pareciera irreal, en la mente de Kayla, todo se trataba de un sueño.Gimió y se remojó los labios, seguía excitada y si no hacía nada para llevarla al final de su excitación, su cuerpo comenzaría a convulsionar y hasta era propensa de sufrir un paro cardíaco. Tenía que actuar rápido antes de que llegara Owen. Salió de su carro y con cuidado bajo a Kayla, tomándola en brazos y entrando a su casa.—Buenas noches joven Darren —lo saludó un mayord
Yohaly le echó una última mirada a Kayla, y con lástima en los ojos, se dirigió a Owen.—Vámonos, dejemos que Darren arregle esta mierda.—¿Qué le hará? —le cuestionó Owen, quien estaba siendo arrastrado a la salida por una Yohaly tranquila.—Relájate, Darren sabe lo que hace.Yohaly cerró la puerta detrás de él, y Darren le puso pestillo, se giró hacia Kayla y noto que sus mejillas estaban rosadas, se mordía el labio mientras intentaba incorporarse. La toalla estaba a punto de caérsele y tal vez en otra situación paralela a esta, tal y como se le presentaba Kayla, le excitaría.
Darren no había parado de golpear el saco de boxeo, que estaba dentro de su gimnasio privado, gotas de sudor recorrían por su espalda, pecho, brazos, frente… uno, dos, tres, cuatro, cinco golpes más y todavía sentía que la adrenalina recorría su torrente sanguíneo.No podía sacar de su cabeza lo que había hecho, si antes se sentía un jodido hijo de puta, ahora se sentía la peor escoria del mundo.—¿Quemando calorías, primito? —se acercó Yohaly, tomando asiento en uno de los banquillos regados por el lugar.—Largo —dijo agitado—. No estoy de humor para tus mierdas.—Vaya, al parecer alguien anda d