Sin decir más, Darren se acercó a ella, rodeando con su boca uno de sus pezones, provocando que ella soltara un fuerte y estruendoso gemido lleno de placer, acto seguido Darren le cubrió la boca con una mano.
—Tranquila, o llamarás la atención de todos y nos interrumpirán, cosa que me hará golpearlos porque me muero por metértela profundo, Kay —murmuró Darren mientras metía su pierna entre las de ella.Kayla asintió, y Darren comenzó a darle besos acariciadores justo debajo de la oreja, luego por su cuello, succionando su piel, marcándola y dejándole un enorme chupete del que era imposible no sentirse orgulloso, él apretó las caderas contra las de ella y se estremeció observando al hombre en el que se había convertido. —Darren... &nbUn balde de agua fría cayó sobre el rostro de Darren, provocando que se incorporara de un salto con el corazón agitado. La cabeza le daba vueltas y una incontrolable sensación de vomitar hizo que soltara ligeras arcadas. —Vaya, hasta que despertaste, sin huevos. La voz cantarina y casi melódica de su prima Yohaly, lo atrajo más a la realidad. —¿Qué ha ocurrido? —su voz era ronca y apenas audible. Silencio, es lo que siguió, poco a poco estabilizó su respiración y su visión se hizo clara. Con ojos curiosos localizó a Yohaly con el rostro iluminado por una sonrisa bufona, mientras que al fondo, recargado sobre el marco de la puerta, cruzado de brazos y con una actitud de mierda, estaba Malcom, frunciendo los labios y con un ojo completamen
El silencio que rodeaba la celda en la que se encontraba Kayla nuevamente, era tan ensordecedor, que le fue imposible olvidar el hecho de que Dexter se encontraba dentro con ella, escondido entre las sombras en una de las esquinas, esperando el momento exacto. —Estás muy callada Kayla —susurró con voz demasiado gélida—. ¿Acaso debo pensar que estás buscando una manera para escapar? Kayla reprimió el impulso de abalanzarse contra él, en especial porque era consciente de que tenía un arma apuntándole, no era idiota, y no iba a permitirse morir sin antes primero haber salvado a Darren y a sus primos. —No —respondió tajante. —¿Piensas correr a sus brazos en cuanto lo veas entrar por esa puerta? —No.&nb
Los ojos de Darren se permitieron viajar por todo el cuerpo de Kayla, y tensó la mandíbula con tanta fuerza que pensó por un momento que se lastimaría, al ver el cuerpo cubierto de sangre de Kayla, el miedo y el horror en sus pupilas, sintió que su corazón se fracturaba al darse cuenta de que no había podido evitarle esa clase de dolor, y ver que el brillo que habitaba en sus ojos se había desvanecido como bruma otoñal. —No debiste haberla tocado —rugió Darren con voz masculina y gélida. Entonces algo se accionó y para sorpresa suya, alguien le apuntaba a la cabeza. —Sabes, esto se pondrá divertido, Darren —una sonrisa que rozaba lo descarado y la ironía de la vida, se dibujó en los labios de Dexter—. ¿O me equivoco, Mickey?
CHICAGO, HOSPITAL PRIVADOHERMITHON, 5:00amALGUNAS HORAS DESPUÉS Las voces inconexas que los rodeaban alrededor, no lograban que tanto Yohaly como Malcom pudieran conservar un minuto más la calma, habían pasado horas y horas sin despegarse del hospital privado al que su familia acudía, apenas dormían y mucho menos probaban alimento, las náuseas de saber que estaban perdiendo a Darren, les hacía temblar. —Estará bien, es un luchador —asintió Malcom para él mismo—. No nos dejará, pero mejor aún, no la dejará a ella. Malcom comenzó a morderse las unas de las manos, hasta que Yohaly, con todo el poco tacto del mundo, le dio un codazo e
—¡Y los ganadores son,Los Leones Dorados! —exclamó la chica de lentes a través del micrófono, quien al igual que la mayoría de las chicas, no dejaba de admirar el escultural cuerpo del Quarterback Darren Watson.El público exclamaba eufórico y lleno de admiración por aquellos que habían llevado a lo alto el nombre de la High Rivermoonth. Entre bitores, palmadas, y empujones amistosos, en las gradas se encontraba Kayla; alta, poseedora de una figura de sirena, ojos verdes, redondos, con pequeñas motas oscuras que le daban un toque ilustre bajo los rayos del sol, su cabello largo hasta la cintura, color castaño, solía ondearse con el viento, presidenta del grupo estudiantil, una de las mejores alumnas de toda la preparatoria, siempre obtenía el primer lugar en matemát
"Enamorado, enamorado, enamorado"Esa sencilla palabra no dejaba de retumbar en la mente de Kayla, mientras esperaban la orden de hamburguesas y ella de papas fritas, sus ojos recorrían el perfil de Mickey, después de aquella declaración, había quedado en completo estado vegetativo, Jade tuvo que intervenir evitando que pasara por un momento vergonzoso. Al ver su rostro ensimismado y lleno de incredulidad, lo único que ocurrió fue que ambos comenzaron a reírse, argumentando que era cierto. Y ahora estaba frente al par de chicos que actuaban de manera extraña como si no existiera.—¡Te lo digo en serio, esa zorra se te resbala como calzón aguado de bebé! —ríe Jade lanzándole una mirada llena de coquetería inocente a Micke
Las manos comenzaron a sudarle, y en cuanto sus ojos se cruzaron con los ojos llenos de furia de Darren, carraspeó y soltó la mano de Mickey, casi por inercia.—¿Kayla? —cuestionó Darren comenzando a andar hacia ellos.Jade la jaló del brazo y salieron por la puerta trasera, no sin antes cruzar por la cocina. Su corazón se disparó inquieto, y mientras caminaban a toda prisa, sintiendo como Darren les pisaba los talones, en las distancias cortas, la loción que solía utilizar él, era más y más perceptible. El sonido de varias cosas estrellándose con el suelo, la puso en alerta.—¡Espera, Kay, no te muevas, necesitamos hablar! —Bramó Darren a sus espaldas—.
El sonido estruendoso de la alarma del despertador, provoca que Kayla frunza el ceño mientras hace un intento vano por cubrirse la cabeza con la almohada, no había podido pegar un ojo en toda la noche y cuando por fin logró conciliar el sueño, Darren apareció en sus sueños, persiguiéndola en medio del bosque. Se hizo un ovillo al recordar el beso que le había dado Mickey y no pudo evitar sentirse sucia, una parte de ella todavía le temía a Darren, lo cierto era que él le había hecho más daño del que creía.—¡Kay, se te hará tarde para desayunar! —la voz cantarina de su hermano hizo que en su rostro se dibujara una ligera y muy notoria sonrisa de oreja a oreja.La verdad, no tenía apetito, pero no se at