Vestido dorado

Michael miró contrariado cómo Lorraine continuaba comiendo tranquilamente, cuando minutos atrás la había visto sufrido un espantoso episodio de ascos y náuseas. A pesar de que estaba preocupado por su salud, no le quedó de otra que aceptar la voluntad de esa terca mujer.

Como era de esperarse, tras la discusión el ambiente se tornó incómodo entre ambos. Temeroso de haber perdido la cercanía, Micky se acercó al desayunador con la intención de limar asperezas.

—Lo siento, si me sobrepasé. Realmente estaba preocupado por ti.

Al escuchar esto, la joven amnésica se sintió avergonzada por haberse comportado de manera agresiva con Michael y también se disculpó.

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