Imprevisible

No sé en qué rayos estaba pensando cuando acepté relacionarme con ese mujeriego, quien tenía a su haber un largo historial de conquistas y, probablemente, corazones rotos como el de Ariadna. Quizá la empatía que sentía por su triste pasado en la familia Walker, o que mi alma recordaba añejos sentimientos amorosos, o porque ya estaba harta el juego del gato y al ratón, finalmente me rendí a sus encantos.

En ese momento caí en la cuenta de algo: siempre que quería alejarme de Thomas, de alguna forma él se cruzaba en mi camino, como si el destino insistiera para que lo aceptara en mi vida. Por eso cuando él me preguntó si quería ser su "novia de planta", sentí un enorme impulso por besarlo, como si con ello intentara responder afirmativamente.

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