A Thomas le agradó la idea de que solo tuviera ojos para él, que sonrió como un niño feliz por haber recibido el regalo que había pedido a Papa Noel.
—No escuché bien, ¿lo dices en serio? —dijo con demasiada efusividad.
Como en ese momento recordé que nos encontrábamos en un hospital, me aparté rápidamente y respondí fingiendo desdén.
—Claro que escuchaste bien, ¡no lo pienso repetir!
Luego de esto, di media vuelta y empecé a encaminarme hacia la salida para escapar de un posible ataque de ese hombre empalagoso. Antes de poder alejarme lo suficiente, Thomas me tomó del brazo e hizo que volviera a mirarlo.
—¡Anda! Dilo de nuevo —pidió con una mirada ansiosa.
—¡No lo repetiré!
Cuando el chofer arribó a casa, intenté apartarme de Thomas, pero este me retuvo entre sus brazos, volviendo a su actitud de niño caprichoso.—No quiero que te vayas, estaré muy triste si me separo de ti —dijo con voz melosa.—Lo siento, pero tengo que entrar a casa, además, estoy cansada —repliqué, dispuesta a salir disparada del vehículo.—Por favor, déjame quedarme a tu lado.Al escuchar esto, alcé mi cara y me topé con su rostro tan descorazonado, el cual derribó mis barreras y no me quedó de otra que ceder a sus encantos.—Está bien, pero solo acompáñame hasta la puerta —dije
Lorraine se quedó sin palabras al ver a una mujer sentada atrevidamente en el escritorio de Thomas, mientras que este se encontraba en su sillón con una expresión de fastidio, gesto que se transformó en pánico cuando se percató de la presencia de su amada.—Lorraine... cómo...Sumamente nervioso, se levantó rápidamente para intentar justificarse.—¿Por qué no me avisaste antes?Antes de dar un paso más, se contuvo al ver cómo aquella joven lo miraba con una mezcla de decepción y rabia, una expresión que le dolió bastante, debido a que él no tenía intenciones de herirla de esa manera, así que intentó aclarar las cosas para
Tras salir de la ducha, Thomas vio que Lorraine estaba concentrada en la cocina, así que se acercó furtivamente hacia ella para sorprenderla dándole un abrazo por detrás. Esto sorprendió a la joven, que brincó del susto.—¡Ah! Me asustaste.—Mmm... Lucías tan hermosa así, que no me resistí a tus encantos —le susurró seductoramente al oído.—¡Qué dices! —respondió ella bastante avergonzada, pero luego recordó algo, así que volvió hacia él con seriedad—. Por cierto, ¿me das tu camisa? Estaba esperando a que salieras del baño para que la lave.—No te preocupes, puedo llevarla a la tintorer&
La confesión de Thomas dejó sin palabras a Lorraine. Al ver que ella estaba impresionada, el atrevido hombre continuó manifestando sus sentimientos.—Sé que suelo ser muy posesivo muchas veces, pero quiero que estés segura de que no te forzaré a hacer algo que tú no quieres —después de esto, le dio un dulce beso en la frente y volvió a decir—. Que tengas dulces sueños.Esto último hizo que la joven reaccionara y respondiera débilmente.—Igualmente, que descanses.Después de esto, Lorraine se acurrucó en el pecho de Thomas e inmediatamente cayó rendida de sueño. En tanto, este se sentía nervioso por tenerla tan cerca, aunque lo que
El resto de la semana me mantuve ocupada aprendiendo los procesos, recordando a mis antiguos colegas y acostumbrándome a la rutina de Thomas, que todos los días parecía estar bastante ocupado con las firmas de nuevas inversiones.En ese lapso, iniciábamos la jornada desde las 9 de la mañana y finalizábamos ya casi a las 10 de la noche, debido a la cantidad de reuniones a las que teníamos que asistir, algunas incluso a la hora de la comida.Lo que más me sorprendió fue que Thomas siempre me pedía dormir a mi departamento, bajo la excusa de que no teníamos mucho tiempo para estar juntos, por consiguiente, el único momento que teníamos era en la noche. Aunque esta idea me pareció genial en un principio, no resultó del todo satisfactoria, ya que al terminar agotados en el día, al llegar a casa, lo único que hacíamos era dormir y al día siguiente volvíamos a iniciar el proceso.Tengo que admitir que esa nueva rutina de "recién casados" me resultó muy interesante, debido a que cada día apre
Thomas se entusiasmó al escuchar que mi madre aceptaba ponerlo a prueba, que exclamó:—¡Con gusto haré lo que usted me pida! Por mi parte, estaba sorprendida de que ella estuviera de acuerdo, que inmediatamente intervine para prevenir que se ensañara con él.—Madre, te pido…Sin embargo, mi progenitora me interrumpió:—Lo que harán es ayudarme con los deberes de la casa.Antes de que pudiéramos objetar, Marissa se levantó de golpe y, haciéndonos una señal para que la sigamos, dijo de nuevo.—Vengan conmigo, quiero que se encarguen algo que hay en el jardín.Para asombro nuestro, nuestra encomienda fue desyerbar toda el área, usando solo nuestras manos. Como no podíamos negarnos, inmediatamente nos pusimos a trabajar, para no perder más tiempo. Sin embargo, teníamos el sol en contra, lo cual complicaba más nuestro reto. Una hora después, me quejé.—¡Arg! No pensé que mi madre sería tan dura con nosotros.Thomas, quien ya llevaba largo rato luchando por arrancar los hierbajos que tenía
Cuando regresamos al departamento, Thomas y yo estábamos tan cansados del viaje a Madiam, que apenas cenamos algo ligero e inmediatamente nos acostamos a dormir. Al día siguiente, nuestros ojos se abrieron ya bien entrada la mañana.Como me sentía bastante adormilada, solo vi de reojo la hora y luego me acomodé en el pecho de Thomas.—¿Qué hora es? —murmuró.—Mmm… vi que eran las 9… —respondí adormilada.—Vaya… es muy tarde —señaló entre sueños.—Quedémonos así por un rato más, tengo mucho sueño… —propuse.—Bien… Fue así que nos volvimos a dormir y ya casi al mediodía nos levantamos. Thomas, quien realmente se sentía agotado, me propuso no salir del departamento y pedir comida a domicilio, cosa que celebré porque realmente tenía ganas de quedarme en casa. El resto del día nos la pasamos viendo películas, entre arrumacos y pelea de palomitas de maíz. Al día siguiente nos sumergimos de nuevo a la rutina de siempre. Durante la mañana me encargué de revisar los pendientes que habían que
Cuando entraron a la sala de juntas, Thomas invitó a Michael para que tomara asiento, al tiempo que se dirigió a una mesita donde había una cafetera y algunos insumos para preparar café, así como botellas de agua.—Te gustaría esperar a que esté listo el café, o te ofrezco agua —sugirió Walker amablemente.—¡Ah! Está bien el agua —respondió el señor Johnson rápidamente.—Bien.Luego de esto, Thomas volvió con su invitado para entregarle la botella de agua. Al ver que al señor Johnson estaba bastante nervioso al abrir el envase, sospechó que la charla no sería tan larga. Cuando el señor Johnson tomó un sor