Reencuentro

Cuando regresamos al departamento, Thomas y yo estábamos tan cansados del viaje a Madiam, que apenas cenamos algo ligero e inmediatamente nos acostamos a dormir. Al día siguiente, nuestros ojos se abrieron ya bien entrada la mañana.

Como me sentía bastante adormilada, solo vi de reojo la hora y luego me acomodé en el pecho de Thomas.

—¿Qué hora es? —murmuró.

—Mmm… vi que eran las 9… —respondí adormilada.

—Vaya… es muy tarde —señaló entre sueños.

—Quedémonos así por un rato más, tengo mucho sueño… —propuse.

—Bien…

Fue así que nos volvimos a dormir y ya casi al mediodía nos levantamos. Thomas, quien realmente se sentía agotado, me propuso no salir del departamento y pedir comida a domicilio, cosa que celebré porque realmente tenía ganas de quedarme en casa. El resto del día nos la pasamos viendo películas, entre arrumacos y pelea de palomitas de maíz.

Al día siguiente nos sumergimos de nuevo a la rutina de siempre. Durante la mañana me encargué de revisar los pendientes que habían que
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