Tras su charla con el jefe de la familia Walker, Thomas y Lorraine tuvieron que marcharse rápidamente debido a que ya se acercaba la hora para acudir a la cita médica en la clínica Port Saint Johns. Mientras se dirigían a ese lugar, a bordo de una limusina, ambos se mantuvieron callados por largo rato, debido a que aún estaban procesando lo que Frederick les había contado sobre Helena Scott.
«Thomas no ha dicho nada desde que salimos de casa del señor Walker, ¿en qué estará pensando? Realmente es bastante horrible lo que le pasó a su madre, incluso no estoy de acuerdo con algunas cosas que hizo su padre, pero parece que hizo todo lo posible por enmendar el daño. Aunque algo que me inquieta es lo que está haciendo la familia Scott, si ellos ya se han encargado de arruinar la reputación de Thomas, estoy se
—¿Estoy sana? —peguntó Lorraine sorprendida.—Así es —contestó el médico con seriedad—. Al no tener una causa clara de qué originó tu pérdida de memoria repentina, es necesario practicarte otros estudios, que a la par con un tratamiento psicológico, nos ayudarán a determinar si tu afección es o no psicosomática. Aunque el doctor James Mueller anotó en su diagnóstico una posible amnesia disociativa, aún no podemos asegurar que esto sea así, por lo que vamos a descartar todas las posibles causas y así enfocarnos a un tratamiento apegado a tu afección.La explicación del director de la clínica consternó bastante Lorraine, que se quedó sin palabras, a lo que Thomas se atrevió a
A Thomas le agradó la idea de que solo tuviera ojos para él, que sonrió como un niño feliz por haber recibido el regalo que había pedido a Papa Noel. —No escuché bien, ¿lo dices en serio? —dijo con demasiada efusividad. Como en ese momento recordé que nos encontrábamos en un hospital, me aparté rápidamente y respondí fingiendo desdén. —Claro que escuchaste bien, ¡no lo pienso repetir! Luego de esto, di media vuelta y empecé a encaminarme hacia la salida para escapar de un posible ataque de ese hombre empalagoso. Antes de poder alejarme lo suficiente, Thomas me tomó del brazo e hizo que volviera a mirarlo. —¡Anda! Dilo de nuevo —pidió con una mirada ansiosa. —¡No lo repetiré!
Cuando el chofer arribó a casa, intenté apartarme de Thomas, pero este me retuvo entre sus brazos, volviendo a su actitud de niño caprichoso.—No quiero que te vayas, estaré muy triste si me separo de ti —dijo con voz melosa.—Lo siento, pero tengo que entrar a casa, además, estoy cansada —repliqué, dispuesta a salir disparada del vehículo.—Por favor, déjame quedarme a tu lado.Al escuchar esto, alcé mi cara y me topé con su rostro tan descorazonado, el cual derribó mis barreras y no me quedó de otra que ceder a sus encantos.—Está bien, pero solo acompáñame hasta la puerta —dije
Lorraine se quedó sin palabras al ver a una mujer sentada atrevidamente en el escritorio de Thomas, mientras que este se encontraba en su sillón con una expresión de fastidio, gesto que se transformó en pánico cuando se percató de la presencia de su amada.—Lorraine... cómo...Sumamente nervioso, se levantó rápidamente para intentar justificarse.—¿Por qué no me avisaste antes?Antes de dar un paso más, se contuvo al ver cómo aquella joven lo miraba con una mezcla de decepción y rabia, una expresión que le dolió bastante, debido a que él no tenía intenciones de herirla de esa manera, así que intentó aclarar las cosas para
Tras salir de la ducha, Thomas vio que Lorraine estaba concentrada en la cocina, así que se acercó furtivamente hacia ella para sorprenderla dándole un abrazo por detrás. Esto sorprendió a la joven, que brincó del susto.—¡Ah! Me asustaste.—Mmm... Lucías tan hermosa así, que no me resistí a tus encantos —le susurró seductoramente al oído.—¡Qué dices! —respondió ella bastante avergonzada, pero luego recordó algo, así que volvió hacia él con seriedad—. Por cierto, ¿me das tu camisa? Estaba esperando a que salieras del baño para que la lave.—No te preocupes, puedo llevarla a la tintorer&
La confesión de Thomas dejó sin palabras a Lorraine. Al ver que ella estaba impresionada, el atrevido hombre continuó manifestando sus sentimientos.—Sé que suelo ser muy posesivo muchas veces, pero quiero que estés segura de que no te forzaré a hacer algo que tú no quieres —después de esto, le dio un dulce beso en la frente y volvió a decir—. Que tengas dulces sueños.Esto último hizo que la joven reaccionara y respondiera débilmente.—Igualmente, que descanses.Después de esto, Lorraine se acurrucó en el pecho de Thomas e inmediatamente cayó rendida de sueño. En tanto, este se sentía nervioso por tenerla tan cerca, aunque lo que
El resto de la semana me mantuve ocupada aprendiendo los procesos, recordando a mis antiguos colegas y acostumbrándome a la rutina de Thomas, que todos los días parecía estar bastante ocupado con las firmas de nuevas inversiones.En ese lapso, iniciábamos la jornada desde las 9 de la mañana y finalizábamos ya casi a las 10 de la noche, debido a la cantidad de reuniones a las que teníamos que asistir, algunas incluso a la hora de la comida.Lo que más me sorprendió fue que Thomas siempre me pedía dormir a mi departamento, bajo la excusa de que no teníamos mucho tiempo para estar juntos, por consiguiente, el único momento que teníamos era en la noche. Aunque esta idea me pareció genial en un principio, no resultó del todo satisfactoria, ya que al terminar agotados en el día, al llegar a casa, lo único que hacíamos era dormir y al día siguiente volvíamos a iniciar el proceso.Tengo que admitir que esa nueva rutina de "recién casados" me resultó muy interesante, debido a que cada día apre
Thomas se entusiasmó al escuchar que mi madre aceptaba ponerlo a prueba, que exclamó:—¡Con gusto haré lo que usted me pida! Por mi parte, estaba sorprendida de que ella estuviera de acuerdo, que inmediatamente intervine para prevenir que se ensañara con él.—Madre, te pido…Sin embargo, mi progenitora me interrumpió:—Lo que harán es ayudarme con los deberes de la casa.Antes de que pudiéramos objetar, Marissa se levantó de golpe y, haciéndonos una señal para que la sigamos, dijo de nuevo.—Vengan conmigo, quiero que se encarguen algo que hay en el jardín.Para asombro nuestro, nuestra encomienda fue desyerbar toda el área, usando solo nuestras manos. Como no podíamos negarnos, inmediatamente nos pusimos a trabajar, para no perder más tiempo. Sin embargo, teníamos el sol en contra, lo cual complicaba más nuestro reto. Una hora después, me quejé.—¡Arg! No pensé que mi madre sería tan dura con nosotros.Thomas, quien ya llevaba largo rato luchando por arrancar los hierbajos que tenía