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Amor Noble
Amor Noble
Por: Joe Infi
NOCHE SANGRIENTA

José Arbeláez

Entro a la panadería y quedo embelesado viendo desde la distancia a una preciosa cajera, lo que más me llama la atención son sus ojos azules como la lejanía del horizonte.

—Buenas noches señorita, Seria tan amable de darme; Una salsa de tomate, mayonesa, litro de aceite, jugo de dos  litros de manzana, pan de sándwich, Medio de queso amarillo y medio de jamón. — Ordeno sin quitarle los ojos de encima.

La joven es rápida y me responde —Tenga amigo. ¿Algo más? — Con una voz dulce y melodiosa que me hipnotiza, no sé qué me pasa, esto nunca me había pasado con nadie

—Sí, faltó el jamón. — Le respondo con una sonrisa, tratando de reiniciar mi cerebro, por poco tartamudeo.

—Claro que sí, disculpe. — Que jamón ni que nada, quien le va a dar jamón a ese sucio, piensa ella disimulando una mueca de desagrado.

—Tenga y quédese con el cambio para usted. — Expreso amablemente, mis ojos se pasean por su cuerpo de guitarra de la preciosa mujer que me está atendiendo en este momento.

— Gracias, vuelva pronto. —Expresa Yulia, detallando al hombre frente a ella, con las manos endurecida por los callos, la ropa sucia llena de grasa, desgastada, se ve que no tiene mucho dinero, el dinero es muy importante para mí, también puedo ver que tiene un cuerpo atlético fornido y mirada soñadora.

—Claro que sí, y ahora más que he visto la belleza resplandecer en su máxima expresión— Manifiesto, para que sepa que tengo interés en ella, nunca antes me sentí así de atraído por una mujer.

—Gracias amigo— Gracias amigo, responde incomoda pensando en que el hombre frente a ella es un atrevido, ¿Cómo cree que me voy a fijar en él?, me pregunto con ganas de rodar los ojos.

— Las gracias las debo dar yo por tan agradable compra, mi nombre es José y el suyo. ¿Si se puede saber? — Pregunto interesado.

—Yulia – Me responde ella, con cara de póker, no sé qué puede estar pasando por su cabeza ahora mismo.

—Un placer Yulia, hasta mañana— Le respondo, pensando que comeré pan todos los días de aquí en adelante, hasta que ella me permita acércame, mis manos sudan, hace tiempo que no me sentía nervioso ante nadie.

—Hasta mañana José—Responde ella pensando; debe ser mecánico porque anda lleno de grasa, pero parece que tiene alas y cola, aunque yo soy la que tiene cachos y el trinchete, se burla ella en su interior.

No puedo dejar de pensar en Yulia desde ayer, la vi hasta en mis sueños, paso todo el día distraído, mientras trabajo y me doy un golpe en las manos por andar soñando despierto, mis hermanos que me ayudan en el taller se burlan de mí y eso que no conocen a la mujer que llegó para poner mi mundo de cabeza.

Voy a ir a la panadería a comprar de nuevo, cuando estoy llegando está cerrada, acaban de terminar de trabajar y al avanzar a la esquina siguiente veo a una mujer y dos hombres que la están sometiendo para quitarle sus pertenencias. Acelero mi auto y cuando estoy un poco más cerca, oigo gritar desesperada a la mujer, por instinto paro y me bajo súbitamente, ella está en el suelo agarrando con todas sus fuerzas su cartera, de manera muy rápida intervengo y me enfrento a los delincuentes diciéndoles. — ¡Dejen a esa mujer!— Detallo mejor a la víctima y para mi mayor sorpresa es la muchacha de ojos azules que trabaja en la panadería y que me dejó impactado.

Uno de los delincuentes me hace frente y me apunta directo al pecho, yo levanto mis manos y le digo — cálmate, dejen a esa dama, quieren dinero, aquí voy a sacar de mi cartera unos dólares que tengo— El me dice agitado con los ojos rojos y desorbitados.

— ¡Dame la cartera desgraciado antes de que te de un disparo!—

 Serenamente saco mi cartera y cuando la abro para que vea lo que tengo ahí, el baja la vista a lo que le estoy enseñando y aprovecho rápidamente para tratar de desarmarlo y aunque logro agarrarle el brazo donde tiene el arma de fuego y se le escapa un disparo dándome en el hombro, pero ni así lo suelto y sacando fuerzas y herido lo logro tirar al suelo y la pistola rueda por el piso y el segundo delincuente se atemoriza y suelta a Yulia, y salen corriendo asustados por lo que han hecho. Me levanto y voy en busca de ella y al verme sangrando me dice llorando con un ataque de nerviosismo.

— Te han dado, te han dado, vamos al hospital. Es mi culpa. —

— No te preocupes, me siento bien y no es culpa tuya. —

— Estas botando mucha sangre, vamos. —

Rumbo al hospital tapándome la herida con un pañuelo ella me da las gracias por defenderla y no permitir que la robaran ya que me cuenta que en su cartera está el arreglo de un año de trabajo en la panadería y que de ahí sacaría para darle a su mama para pagar unas deudas y también para ir al médico ya que sufre de la cervical y el tratamiento es un poco costoso, me da las gracias insistentemente y aun presa por el pánico me abraza y aunque me siento mareado por la pérdida de sangre me siento como en lo más alto del universo y sin embargo le digo que se está llenando de sangre y me dice llorando que no importa, que yo arriesgue la vida por ella y me agradece profundamente esto y que jamás lo olvidara.  Al llegar al hospital me bajo tambaleándome por la pérdida de sangre y ella me abraza y pide ayuda a los médicos y enfermeras.

Me atienden rápidamente colocándome transfusión de sangre por la que he perdido, me operan de emergencia para extraer el proyectil incrustado en mi hombro y comienzan a llegar mis familiares, la policía y paulatinamente comienzo en franca recuperación, a pocas horas amanece y me despierto pensando en esa hermosa chica maravillosa que la he tenido en estas circunstancias cerca de mí y disimuladamente le pregunto a mi madre que está conmigo. — Mamá. Esa muchacha que vino conmigo al hospital anoche, ¿se fue, que se sabe de ella?—

Si hijo, se fue tarde, dijo que volvería en la tarde para ver como seguías y que estaba muy agradecida por tu arrojo y que gracias a ti no la robaron. Y eso está bien hijo que seas defensor del bien, pero, debes tener más cuidado, te pudieron haber quitado la vida esos delincuentes. —

Mi madre tiene razón, pero siento que ella es la mujer de mi vida y daría hasta la vida por ella, aunque no la conozco bien, es un duro y peligroso comienzo y me gusta, aunque no creo que se fije en mi tan hermosa y refinada dama. — Si mamá tienes razón, pero debía hacerlo, ella estaba indefensa y todo pasó muy rápido. — Luego de hablar con mi mamá y mis familiares sigo mejorando, y en las primeras horas de la noche llega Yulia y me dice con ese tono tan sinfónico y cónsono.

— Buenas noches José, pasé un momento a saludarte y ver como seguías, aunque ya tu mamá me dijo tu estado y me alegro mucho que te sigas recuperando y te estoy muy agradecida y te traje estas galletas de la panadería, te considero un amigo y mi ángel guardián.—

Por momentos me quedo sin palabras porque pienso encantado lo que ella me dice y sueño despierto que la tengo conmigo y pareciera que nos conociéramos de hace mucho tiempo. — Gracias Yulia por venir y estar aquí conmigo, gracias por estas galletas que son de chocolate, son las preferidas mías. Dicen que si sigo así podrían darme de alta en dos días. —

— Que bueno José, te dejo porque ando a pie y es peligroso a estas horas. —

— Espérate, le diré a mi hermano que por favor te lleve a tu casa en mi carro, y de verdad quisiera volverte a ver. — Le digo aprovechando el momento para seguirla conociéndola y no me perdonaría si algo le pasa a tan valiosa doncella.

— Esta bien José, gracias, eres atento y te daré mi número de teléfono para que me digas como sigues. —

— Disculpa Yulia, ¿tienes novio?— Quizás he sido precipitado con ella al hacerle esa pregunta pero no aguanto no saberlo.

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