Un conjunto, un vestido que casi nunca usaba y el cabello suelto; ¿quién querría verme a los ojos cuando un escote pronunciado visualizaba mis pequeños pechos? Seguramente que nadie, pero uno de cada ocho chicos puede entrarte en una noche.
Por suerte divina, y gracias a todos los dioses griegos, nadie quería mi atención. Lou me había pasado a buscar, ella llevaba una flamante mini falda y un top del mismo color. Me gustaba salir con Lou, aunque eso no ocurría mucho. La confianza es como un borrador, se vuelve más y más pequeño después de cada pequeño error. Y tal cuál, eso ocurría con ella.
Ambas salimos, pero para ese entonces Tadeo nos esperaba en la acera. Papá salió junto a mí mientras que saludaba a Tadeo desde la entrada. Me sonrojé, parecía una princesa que esperaba a su caballero. Y en este caso, mi caballero esperado era
Ya eran dos semanas que conocía a Drew. Y desde esas dos semanas, no lo había visto. Aquella mañana, después de la fiesta, él no estaba y yo partí rumbo a mi trabajo. Me terminé enterando que Tadeo había renunciado y que un nuevo chico entraría en la cafetería.Me pregunté mil veces porqué Tadeo se había ido, tampoco sabía nada de él. Después de la fiesta, se había esfumado por completo. También como Drew. Me llamó mucho la atención aquello.¿Qué demonios? ¿Un agujero negro se los tragó?Un chico de ojos azules de acerca a la barra, pidiendo un café a la italiana si sacando su iPad para jugar. Asentí mientras que mi corazón daba un vuelco al decirme mil veces que era una estúpida. Primero por no haber dejado que Louisana me haya convencido de ir a la fiesta y segundo po
Quizás, era la loca idea de salir a la entrada tras su orden. Mi corazón comenzó a saltar como un canguro en busca de refugio. Me estaba volviendo loca, muy loca o más de lo que estaba. Me cambié de ropa, me calcé unas zapatillas que jamás usaba y salí disparada hacia la entrada. Pero en ese momento recordé, ¿era una broma o lo decía de verdad? Recordé que su carrito estaba en mi patio, entonces, ¿en qué vendría Drew? ¿Un auto prestado? ¿El mismo coche del otro día? ¿A pie? ¿En un monopatín?Al bajar las escaleras, vi a Dewis llegar. Seguramente había ido a alguna práctica y luego a tomar cervezas con sus amigos universitarios. Choqué los cinco a la americana con él, parecía estar demasiado feliz a lo que siempre acostumbraba verlo enojado.—¿Qué tal estás, peque&
No sabía quién coño era Jess, pero iba a averiguarlo. Tal vez, la conocía de alguna vez por parte de la cafetería. Aunque, si Drew estaba con ella, Jace podía conocerla. No me aseguraba del todo poder hacerme amiga de ella, o conseguir información sobre lo que ella hacía. Pero sabía, con la mayor perfección de todas, que un hermano menor sabe todo del mayor.Y por ello, Jace era mi única esperanza.Aquella mañana, había oído acerca de una fiesta privada a la cuál Cole asistiría. No iba a convertirme en la perra alocada que besaría al hermano menor para conseguir toda la información que necesitaba. Pero, estaba alocada. Eso sí.Mi alegría creció como un mini-koala trepada a la felicidad. Papá lo había notado o quizás era lo que yo había imaginado. Mis planes, sobre todas las cosas, comenzaba
Caminé hasta casa desde la residencia de Drew, habíamos quedado en un simple trato. Claro que sí, me había contado con detalles todo lo que Zachary estaba haciendo a nuestras espaldas. Acordábamos en fingir una pelea, que yo estaba arrepentida para que Zachary pudiera quitar a Drew del negocio, eso conseguiría que Ashton se pusiera furioso y todo lo que habrían planeado se vaya por la borda.Ese, era nuestro plan y trato. Y que por el momento, nos mantuviéramos en una relación secreta, donde ambos obtendríamos lo que quisiéramos. Yo debía hacer mi parte de poder acercarme a Ashton —algo que me negaba a hacer, pero acepté— y por último a Jace. En ese pequeño trato, también me comentó sobre Jess. Aquella chica que me miraba con desprecio, resultó ser una estudiante de Midton, ella traficaba drogas. Aquellas pastillas de color que había
—¡Pero te he dicho que...!—¡Lo sé, lo sé! ¿Qué más quieres que yo haga? ¡Estoy harto de todo esto!—¡Tú debías ir por Jess! ¡No has hecho nada!Y yo desde un lugar, arrinconada y escuchando los gritos de ambos estúpidos peleándose. Aquella noche, sólo se escuchaban sus gritos. Discutían por sus cosas del negocio, por sus travesuras, sus locuras. Me estaban hartando. Pero, claro; Zachary siempre fue el que maneja todo, todo el desastre.—¡Cállense los dos! —grité con furia. En ese astuto momento, ambos se callaron ante mi sollozo. Sip, Catherine estaba casi llorando entre sus gritos.Al parecer, una gran parte de su plan se estaba yendo por la borda. Por lo que había escuchado, a pesar de los gritos desesperantes de los dos idiotas, Jess había traicionado a Ashton con el tema de l
Aquel día, después de que el partido había finalizado, Drew fue en busca de Zachary. Mientras tanto, me había quedado hablando con Sophia —al parecer, la chica de Erik—, con quién comencé una pequeña amistad de misterio, dónde ella me comentaba que estaba intrigada por aquel Break del que Erik tanto mencionaba. Y entonces, me di cuenta que Sophia era otra como yo: Una novata en todo esto, aunque para servir bandejas con capsulas no era tan inocente.Mientras tomaba café en la pequeña terraza que daba su vista hacía el lago, noté que Erik se sentó a mi lado. Noté como su sonrisa era poderosa, astuta, cruelmente atractiva. Sus brazos eran cubiertos de distintos tatuajes de distintas formas. Llevaba los mismos lentes de sol que por la mañana, no era tan atractivo como Drew pero dominaba con su mirada, dominaba con su actitud de niño rico y su sonrisa mal&ea
Mi mirada siempre estuvo sobre la playa. Habíamos elegido el muelle Levon para pasar ese último rato juntos antes de ir a casa, al parecer Drew tenía algo para decirme. El muelle, llevaba el nombre de una canción de Elton John, así que era muy fácil de recordarla y bastante conocida. Jamás íbamos a la playa, excepto a algunas fiestas que compartía con Lou.Me mataba por dentro al pesar todas las promesas y planes que hicimos para ese verano, algo que no pudimos hacer. Ya no nos llamábamos, compartíamos un almuerzo juntas y ni tampoco habíamos idealizado que hacer para el comienzo de clases. Nos habíamos apagado, ella no venía a casa y se esfumaba del centro de la Tierra. Así, nuestra amistad se había ido por el precipicio.Al llegar al muelle, ambos bajamos para caminar hacía el final del recorrido. Apenas amanecía, eran casi las seis de la ma&n
Me atacaban los nervios. Drew no me había llamado como había prometido y yo esperaba aún con las mismas ansías de volverlo a ver. Cinco de la mañana, sin su llamada, ¿me convertía en una loca que cantaba canciones inexistentes?Aquella madrugada, del bello domingo que me esperaba por delante, mi corazón se convirtió en una pasa de uva sin el amor de Drew. Por otra parte, miles de cosas que pasaban entre nosotros comenzaba a acalorar mis más sentidos inocentes. Ya no tan inocentes. Pero de alguna forma u otra, me gustaba como Drew me tocaba. Como besaba, como me hacía suya sin ni siquiera tocarme; me gustaba Drew, de eso estaba seguro. Pero, ¿cómo saber toda la verdad, si sigo persiguiendo la misma novela juvenil cliché y tan empalagosa? Dando por cierto, y por haber sido convencida por Lou de leer Beatiful Disaster, yo estaba siendo Abby.Drew me llamaba, era como aquella