Aquel día, después de que el partido había finalizado, Drew fue en busca de Zachary. Mientras tanto, me había quedado hablando con Sophia —al parecer, la chica de Erik—, con quién comencé una pequeña amistad de misterio, dónde ella me comentaba que estaba intrigada por aquel Break del que Erik tanto mencionaba. Y entonces, me di cuenta que Sophia era otra como yo: Una novata en todo esto, aunque para servir bandejas con capsulas no era tan inocente.
Mientras tomaba café en la pequeña terraza que daba su vista hacía el lago, noté que Erik se sentó a mi lado. Noté como su sonrisa era poderosa, astuta, cruelmente atractiva. Sus brazos eran cubiertos de distintos tatuajes de distintas formas. Llevaba los mismos lentes de sol que por la mañana, no era tan atractivo como Drew pero dominaba con su mirada, dominaba con su actitud de niño rico y su sonrisa mal&ea
Mi mirada siempre estuvo sobre la playa. Habíamos elegido el muelle Levon para pasar ese último rato juntos antes de ir a casa, al parecer Drew tenía algo para decirme. El muelle, llevaba el nombre de una canción de Elton John, así que era muy fácil de recordarla y bastante conocida. Jamás íbamos a la playa, excepto a algunas fiestas que compartía con Lou.Me mataba por dentro al pesar todas las promesas y planes que hicimos para ese verano, algo que no pudimos hacer. Ya no nos llamábamos, compartíamos un almuerzo juntas y ni tampoco habíamos idealizado que hacer para el comienzo de clases. Nos habíamos apagado, ella no venía a casa y se esfumaba del centro de la Tierra. Así, nuestra amistad se había ido por el precipicio.Al llegar al muelle, ambos bajamos para caminar hacía el final del recorrido. Apenas amanecía, eran casi las seis de la ma&n
Me atacaban los nervios. Drew no me había llamado como había prometido y yo esperaba aún con las mismas ansías de volverlo a ver. Cinco de la mañana, sin su llamada, ¿me convertía en una loca que cantaba canciones inexistentes?Aquella madrugada, del bello domingo que me esperaba por delante, mi corazón se convirtió en una pasa de uva sin el amor de Drew. Por otra parte, miles de cosas que pasaban entre nosotros comenzaba a acalorar mis más sentidos inocentes. Ya no tan inocentes. Pero de alguna forma u otra, me gustaba como Drew me tocaba. Como besaba, como me hacía suya sin ni siquiera tocarme; me gustaba Drew, de eso estaba seguro. Pero, ¿cómo saber toda la verdad, si sigo persiguiendo la misma novela juvenil cliché y tan empalagosa? Dando por cierto, y por haber sido convencida por Lou de leer Beatiful Disaster, yo estaba siendo Abby.Drew me llamaba, era como aquella
Me ardía. No. Literalmente ardía. Y tú ya sabéis de que estoy hablando.—Joder, ¡pensé que me dejarían solo por largo tiempo! ¿Qué han hecho para irse tan de prisa? —inquirió Cole desde el asiento trasero. Desde que habíamos terminado, Drew no me dirigió la palabra. Y yo, especulando todas las nuevas sensaciones de haber perdido la virginidad con el típico chico malo, esperaba mucho más por parte de Drew como haber sido el primer chico en obtener lo más preciado de mí.Me sentía usada. Literal, me sentía ensuciada y usada. Luego de todo lo sucedido, comenzaba a darme cuenta que era una tonta. ¿Cómo jamás no me había dado cuenta? Había escuchado a Ashton y los demás decir que, Drew, había sido enviado para enamorarme y arrojarme como una bolsa de basura en su contenedor. Y es más,
Las autoridades, después de varios días de búsqueda intensa en busca de un culpable mayor cayeron en manos de Alec. Mi sorpresa, y tanto como la de Zach, eran inauditas. Creíamos muerto a Alec, ya que por la confesión de Zach y asegurando que le había disparado desde la ventanilla del auto. Por aquella suerte, sólo fue una grave herida. Todo el Break se había disuelto, Erik se había ido de Rawsen antes de tiempo y Jess no quedó involucrada en el caso. Mientras que Ashton, Jace y los demás, sufrieron cargos invaluables. Por aquel tiempo, rezaba porque a Alec no lo culparán por ser el culpable del incendio, pero gracias a sus abogados y las pruebas irrefutables que presentó en la corte, Alec se salvó de un milésimo milagro divino. Y gracias a eso, él se convirtió en alguien especial para mí.Aunque mi idea era totalmente alocada, Alec comenzaba a acercar
Sequé mi cara mientras visualizaba con el rabillo del ojo el torso de Alec mientras se cepillaba los dientes. Aquel torso tan bien formado por los dioses que casi me hace atragantar con mi propia saliva. Habíamos quedado en su residencia, luego de tanta fiesta y bebida; no había pasado mucho entre nosotros aquella noche. Aunque, yo estaba insegura de nuestra relación a partir de la noche anterior.Me quedé a su lado, con la camisa que él me había prestado tras vomitarme el vestido que me habían regalado. Él secó su cara, los restos de pasta dental de sus comisuras y se giró para besarme en la sien. Pasé mis manos por su cuello, lo atraje más a mí y le susurré unos «buenos días» con el animo por el piso.—¿Sucede algo? ¿Es por lo de anoche? —preguntó intrigado. Respondí con la cabeza gacha, me giré un
Drew.Estaba nervioso.Verla de nuevo, sentirla de nuevo; todo ponía mis nervios de punta. Me besaba, de la misma intensidad en que necesitaba besarla de igual manera. Así que, no sintiéndome presionado y controlado de la situación, quité de su chaqueta aún estando ambos en el sofá.—Te extrañé tanto —oí decir a mi oído mientras sus manos se echaban hacía atrás, las mangas de su chaqueta se deslizaban por su piel pálida. Sus manos se aferraron de nuevo a mi cuello, colocando beso tras beso a lo largo del mismo.Sentí escalofríos, necesitaba estar con ella fuera el tiempo que fuera, yo no pedía nada más. Con delicadeza, nos recostamos sobre el sofá sin importar la tormenta que se avecinaba. Y de repente, la luz se cortó.—Mierda. —Dije irritado ante
Catherine.—Tengo una resaca de aquellas... —murmuró Dewis a mi costado mientras que se reincorporaba en el asiento del acompañante. Como era costumbre, él se emborrachaba sin importarle que hoy fuera lunes o martes.Tan sólo tuve que despertarme a los saltos al atender su llamado, que me hubiera dicho que estaba tirado en la arena, totalmente mojado por la lluvia y ebrio. Pidiéndole disculpas a Drew, le prometí que iba a decirle la verdad a Alec antes de que huyera con su banda por todo el país en busca de rock n' roll. Al fin y al cabo, prometí hacer aquello sólo para estar con él, aunque aquella madrugada no lo veía muy feliz.—Menos mal que vivimos en un pueblo casi inexistente —bromeé, él me golpeó con su puño, apenas pude sentir el dolor.—No quiero volver a casa y que
Drew se separó tan rápido como mi vestido voló de nuevo a mi regazo. En ese momento, aquella mirada de culpabilidad que rondaba en mi cabeza era peor de lo que podía imaginar.Alec. Estaba. Parado. Y. Esperando una maldita explicación. A lo mejor, alguien nos había visto o quizás fue repentinamente mientras me buscaba.—¿Te sientes mejor? —preguntó irónicamente.No supe que responder más que alejarme de Drew e irme detrás de él en cuanto cruzó el umbral de la puerta.—¡Alec! ¡Espera! Puedo explicarlo, yo... —y me callé en el momento que todos estaban mirándome y algunos ni podían lograrlo. Alec se giró, su mirada de confusión y tristeza rondaba en su cabeza como si hubiera hecho algo peor.—Oh, vaya, pues mira a la niña Richards —soltó una chica a mi lado d