No sabía quién coño era Jess, pero iba a averiguarlo. Tal vez, la conocía de alguna vez por parte de la cafetería. Aunque, si Drew estaba con ella, Jace podía conocerla. No me aseguraba del todo poder hacerme amiga de ella, o conseguir información sobre lo que ella hacía. Pero sabía, con la mayor perfección de todas, que un hermano menor sabe todo del mayor.
Y por ello, Jace era mi única esperanza.
Aquella mañana, había oído acerca de una fiesta privada a la cuál Cole asistiría. No iba a convertirme en la perra alocada que besaría al hermano menor para conseguir toda la información que necesitaba. Pero, estaba alocada. Eso sí.
Mi alegría creció como un mini-koala trepada a la felicidad. Papá lo había notado o quizás era lo que yo había imaginado. Mis planes, sobre todas las cosas, comenzaba
Caminé hasta casa desde la residencia de Drew, habíamos quedado en un simple trato. Claro que sí, me había contado con detalles todo lo que Zachary estaba haciendo a nuestras espaldas. Acordábamos en fingir una pelea, que yo estaba arrepentida para que Zachary pudiera quitar a Drew del negocio, eso conseguiría que Ashton se pusiera furioso y todo lo que habrían planeado se vaya por la borda.Ese, era nuestro plan y trato. Y que por el momento, nos mantuviéramos en una relación secreta, donde ambos obtendríamos lo que quisiéramos. Yo debía hacer mi parte de poder acercarme a Ashton —algo que me negaba a hacer, pero acepté— y por último a Jace. En ese pequeño trato, también me comentó sobre Jess. Aquella chica que me miraba con desprecio, resultó ser una estudiante de Midton, ella traficaba drogas. Aquellas pastillas de color que había
—¡Pero te he dicho que...!—¡Lo sé, lo sé! ¿Qué más quieres que yo haga? ¡Estoy harto de todo esto!—¡Tú debías ir por Jess! ¡No has hecho nada!Y yo desde un lugar, arrinconada y escuchando los gritos de ambos estúpidos peleándose. Aquella noche, sólo se escuchaban sus gritos. Discutían por sus cosas del negocio, por sus travesuras, sus locuras. Me estaban hartando. Pero, claro; Zachary siempre fue el que maneja todo, todo el desastre.—¡Cállense los dos! —grité con furia. En ese astuto momento, ambos se callaron ante mi sollozo. Sip, Catherine estaba casi llorando entre sus gritos.Al parecer, una gran parte de su plan se estaba yendo por la borda. Por lo que había escuchado, a pesar de los gritos desesperantes de los dos idiotas, Jess había traicionado a Ashton con el tema de l
Aquel día, después de que el partido había finalizado, Drew fue en busca de Zachary. Mientras tanto, me había quedado hablando con Sophia —al parecer, la chica de Erik—, con quién comencé una pequeña amistad de misterio, dónde ella me comentaba que estaba intrigada por aquel Break del que Erik tanto mencionaba. Y entonces, me di cuenta que Sophia era otra como yo: Una novata en todo esto, aunque para servir bandejas con capsulas no era tan inocente.Mientras tomaba café en la pequeña terraza que daba su vista hacía el lago, noté que Erik se sentó a mi lado. Noté como su sonrisa era poderosa, astuta, cruelmente atractiva. Sus brazos eran cubiertos de distintos tatuajes de distintas formas. Llevaba los mismos lentes de sol que por la mañana, no era tan atractivo como Drew pero dominaba con su mirada, dominaba con su actitud de niño rico y su sonrisa mal&ea
Mi mirada siempre estuvo sobre la playa. Habíamos elegido el muelle Levon para pasar ese último rato juntos antes de ir a casa, al parecer Drew tenía algo para decirme. El muelle, llevaba el nombre de una canción de Elton John, así que era muy fácil de recordarla y bastante conocida. Jamás íbamos a la playa, excepto a algunas fiestas que compartía con Lou.Me mataba por dentro al pesar todas las promesas y planes que hicimos para ese verano, algo que no pudimos hacer. Ya no nos llamábamos, compartíamos un almuerzo juntas y ni tampoco habíamos idealizado que hacer para el comienzo de clases. Nos habíamos apagado, ella no venía a casa y se esfumaba del centro de la Tierra. Así, nuestra amistad se había ido por el precipicio.Al llegar al muelle, ambos bajamos para caminar hacía el final del recorrido. Apenas amanecía, eran casi las seis de la ma&n
Me atacaban los nervios. Drew no me había llamado como había prometido y yo esperaba aún con las mismas ansías de volverlo a ver. Cinco de la mañana, sin su llamada, ¿me convertía en una loca que cantaba canciones inexistentes?Aquella madrugada, del bello domingo que me esperaba por delante, mi corazón se convirtió en una pasa de uva sin el amor de Drew. Por otra parte, miles de cosas que pasaban entre nosotros comenzaba a acalorar mis más sentidos inocentes. Ya no tan inocentes. Pero de alguna forma u otra, me gustaba como Drew me tocaba. Como besaba, como me hacía suya sin ni siquiera tocarme; me gustaba Drew, de eso estaba seguro. Pero, ¿cómo saber toda la verdad, si sigo persiguiendo la misma novela juvenil cliché y tan empalagosa? Dando por cierto, y por haber sido convencida por Lou de leer Beatiful Disaster, yo estaba siendo Abby.Drew me llamaba, era como aquella
Me ardía. No. Literalmente ardía. Y tú ya sabéis de que estoy hablando.—Joder, ¡pensé que me dejarían solo por largo tiempo! ¿Qué han hecho para irse tan de prisa? —inquirió Cole desde el asiento trasero. Desde que habíamos terminado, Drew no me dirigió la palabra. Y yo, especulando todas las nuevas sensaciones de haber perdido la virginidad con el típico chico malo, esperaba mucho más por parte de Drew como haber sido el primer chico en obtener lo más preciado de mí.Me sentía usada. Literal, me sentía ensuciada y usada. Luego de todo lo sucedido, comenzaba a darme cuenta que era una tonta. ¿Cómo jamás no me había dado cuenta? Había escuchado a Ashton y los demás decir que, Drew, había sido enviado para enamorarme y arrojarme como una bolsa de basura en su contenedor. Y es más,
Las autoridades, después de varios días de búsqueda intensa en busca de un culpable mayor cayeron en manos de Alec. Mi sorpresa, y tanto como la de Zach, eran inauditas. Creíamos muerto a Alec, ya que por la confesión de Zach y asegurando que le había disparado desde la ventanilla del auto. Por aquella suerte, sólo fue una grave herida. Todo el Break se había disuelto, Erik se había ido de Rawsen antes de tiempo y Jess no quedó involucrada en el caso. Mientras que Ashton, Jace y los demás, sufrieron cargos invaluables. Por aquel tiempo, rezaba porque a Alec no lo culparán por ser el culpable del incendio, pero gracias a sus abogados y las pruebas irrefutables que presentó en la corte, Alec se salvó de un milésimo milagro divino. Y gracias a eso, él se convirtió en alguien especial para mí.Aunque mi idea era totalmente alocada, Alec comenzaba a acercar
Sequé mi cara mientras visualizaba con el rabillo del ojo el torso de Alec mientras se cepillaba los dientes. Aquel torso tan bien formado por los dioses que casi me hace atragantar con mi propia saliva. Habíamos quedado en su residencia, luego de tanta fiesta y bebida; no había pasado mucho entre nosotros aquella noche. Aunque, yo estaba insegura de nuestra relación a partir de la noche anterior.Me quedé a su lado, con la camisa que él me había prestado tras vomitarme el vestido que me habían regalado. Él secó su cara, los restos de pasta dental de sus comisuras y se giró para besarme en la sien. Pasé mis manos por su cuello, lo atraje más a mí y le susurré unos «buenos días» con el animo por el piso.—¿Sucede algo? ¿Es por lo de anoche? —preguntó intrigado. Respondí con la cabeza gacha, me giré un