El partido había finalizado, el equipo de Zach —los Águilas— había tomado la delantera y ya se posicionaba en lo más alto de la lista de equipo. Bajando hacia el palco, pude notar que todos ya se iban y que por suerte mi condena en aquella oficina terminaría. Vi a Cole sostener todas mis cosas, tan absorbente y su cara de pocos amigos, no daban buenas esperanzas. Una vez que bajé, me encontré con su terrible rostro, no aguantó en dedicarme una mueca de desagrado; algo pasaba, ¿cómo no conocer a Cole, siendo su hermanita?
—¿Y Lou? ¿Dewis? ¿Los demás? —pregunté mientras buscaba la mirada de mi amiga y hermano. No era difícil notarlos. Dewis tenía su cabello cubierto de un rubio, demasiado blanco, y su brazo derecho cubierto de tatuajes. Era el único de mis tres hermanos que tenía tatuajes. Los adoraba, con mucha locura. Para él era una gran colección de joyas preciosas en su triste vida, como recuerdos u otras cosas pasadas.
—Compartiendo bacterias, supongo —dijo mientras se encogía de hombros—. No me interesan ellos, me dan asco.
Cole me dio mi mochila de mala manera y se bajó del palco, uniéndose con otros chicos que llegaban en nuestra dirección. Abrumada, me sentí ignorada hasta por mi propio hermano. Aunque también, me preguntaba que travesura habían hecho Lou y Dewis. O más bien, hubieran ido a la bella cascada cerca del campus.
El campus, de la universidad de Rawsen, se extendía hasta campos de golf. Algunos estudiantes lo practicaban. Y también el campo de fútbol, más el gran edificio antiguo y sus residencias. Un extenso bosque compartía una vieja ruta junto a la universidad contraria: Hudson. Ambas universidades, tenían como compartimiento la cascada. Un bello lugar lleno de rocas, árboles y un pequeño lago profundo donde nadar.
Vi a Zach desde lejos que estaba con Ashton —su mejor amigo de la infancia—, quién no dejaba de mirarme y me ponía en un momento incómodo. Pasé de desapercibida entre la multitud que felicitaba a mi hermano mayor por el partido y algunos hablaban de una supuesta fiesta en la residencia de Ashton.
Choqué los cinco con Zachary, mientras que saludaba a los que se iban y combinaba planes con algunos sobre la fiesta. Me atreví a meterme entre ellos, pero aún así no dejaba de estar incómoda ante Ashton. Él era un chico amigable, hasta que después terminó siendo lo que menos pensaba. No te haré spoiler de eso, pero seguramente lo ames y luego lo odies.
Con Ashton hemos salido unos meses, tan sólo para probar si algún chico se fijaría en mí en algún momento de mi vida. Estaba en la etapa adolescente de cruzar los dedos por los novios, estaba desesperada por creer en el amor y tuvo que ser Ashton, la ruleta de la fortuna. Bueno, sí, Ashton a mis espaldas salía con otras chicas y aún así permaneció la amistad con Zachary. Algo muy egoísta de su parte; es decir, apoyar a su mejor amigo y no a su hermana. En fin...
—¿Me has visto patearles el trasero, Cat? —dijo Zach entre risas. Me reí a su par mientras que notaba como Ashton se acercaba lentamente. Vi una camioneta, una Jeep descapotable, pude visualizar a Dewis y Lou en ella. Ambos se notaban felices y escuchaban una canción de la banda The Beatles.
—Así es, eres un geniecillo.
—Cat, te irás con Dewis y Lou, pero deben esperar a Drew. Él irá con ustedes también, nosotros estaremos en la residencia de Ashton, ¿de acuerdo? —el corazón saltó como si tuviera su propio trampolín dentro de mi pecho. Oír aquello me generaba algo terrible, no sabía si eran mariposas o polillas—. Más tarde habrá fiesta y una parrillada, espero que vengas y le diré a Dewis que te aleje de la cerveza, no quiero que te suceda nada
Hermano protector ON. Quería reírme ante su preciosa protección luego de no estar de mi lado ante lo sucedido con Ashton. Dejé pasar ese momento, me subí a la camioneta junto a Lou y Dewis. La idea de compartir la Jeep con Drew, acaloraba mis sentidos y lo sucedido en la oficina donde sujetó mi mano con fuerza. Esperaba un: ''No te sientes con Drew, es un chico malo, bla bla bla...''
—¿Crees que Drew y Cathy..., hacen linda pareja? —murmuró Lou en el asiento de adelante, la fulminé con la mirada mientras que ella sólo se reía buscando el apoyo de Dewis.
—Juro que si le toca un sólo vello, lo mataré.
Saqué mi lengua en forma de burla y Lou rodeó los ojos. En minutos llegaba Drew, ya no estaba con la misma camiseta de antes, ahora traía una sudadera con sus mangas arrugadas y remangadas hasta la mitad de su brazo. Noté como un tatuaje se posicionaba en una de ellas, la derecha. Era una especie de una rosa con cadenas. Drew llegó y puesto que los demás asientos estaban ocupados, se sentó a mi lado.
Comencé a abanicarme al tenerlo tan cerca, aún tenía su número en el bolsillo de mis shorts. Y si apenas movía mi desnuda rodilla, está chocaba con su pierna y me miraría. Pero no fue necesario, Drew me miró de todas formas y sonrió por aquello.
—¿Qué tal Dew y...? —dijo en voz alta mientras chocaba puños con Dewis.
—Louisana. —Respondió Lou, con una nota de voz de pocos amigos.
—Sí, tú... —murmuró, Dewis arrancó el motor y aceleró mientras se alejaba del campus a toda prisa—, ¿tú también irás a la fiesta?
Y por un momento no lo percaté. Me hablaba a mí, y yo sin ni siquiera mirarlo, lo ignoré. Lou se adelantó en comentarle que pasaríamos la noche juntas viendo alguna película adolescente. Dewis comentaba sobre las lindas chicas que estarían en la fiesta y que si Lou no iba, no estaría su chica preferida. Esto hizo sonrojar a Lou. Pero Drew se rió con lo de las películas.
—A veces me olvido que ustedes son unas bebés, que usan pijamas de ovejitas —interrumpió mientras me lanzaba una mirada asesina. Y creo que jamás, hubiera deseado tanto que la tierra me tragase.
—Ya, claro, habló el viejo —protestó Lou, pero Drew sonrió de una forma tan inexplicable.
—Tengo veinte, soy un niño; pero jamás un bebé —respondió. Me sentía incómoda en ese momento, y algo absurda. Drew se alejó centímetros de mí, quizás sin darse cuenta pero de un momento a otro, él estaba en el otro extremo.
Un calor se apoderó de mis mejillas, quizás era la primera vez que un chico me recriminaba tanto o ni siquiera eso: ¡se metía con mi mejor amiga y la provocaba en un debate absurdo sobre pijamas de ovejas! Luego de haber dejado a Drew en su residencia, volvimos a casa para prepararnos. Lou había traído sus prendas, estaba emocionada por pasar una noche con Dewis.
Me alegraba por mi mejor amiga, pero me apenaba que Cole hubiera visto a aquellos dos besarse. Hubiera fotografiado como golpeado a Dewis por ello, aunque él no sabe que a Cole le gustaba Lou. Es raro el amor adolescente, es decir, en todos los aspectos. Es cliché, posesivo, algo inusual y cursi. Muy cursi. Excepto los famosos badboys, que te llevan en su maldita motocicleta y sientes el paraíso allí atrás.
Subí a mi habitación, luego me recosté y el tiempo pasó volando, hasta que repentinamente me quedé completamente dormida.
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Melodía, llamada. Alguien me llamaba, me desperté a los saltos y me di cuenta que había anochecido. Me sentí fatal, pues Lou me había dejado una nota pegada en el espejo. Se habían ido sin mí, sin Cathy Richards.
Planeaba no ir, ya me había aburrido la idea de ir sola. Mi teléfono volvió a sonar nuevamente, una llamada entrante estaba allí y un número desconocido comenzaba a hacerme perder la cabeza. Atendí mientras que daba un respingo debido a la brisa que entraba por mi ventana. Era Drew.
—Gatita, ¿por qué no has ido a la fiesta? —preguntó, pero no me dejó responder a lo que volvió a agregar—. Iré por ti, estate lista y ponte guapa, porque de verdad eres fea.
Estaba a punto de contestar cuando esté cortó la llamada. Me preparé lo más rápido posible, pero nada funcionaba. No planeaba ponerme guapetona, ni delicada. Sólo sería yo, la chica de los jeans donde tiene una gran rotura en su rodilla y lleva puesta la sudadera de su hermano mayor.
Bajé las escaleras, recordando las palabras de Zach debido a la cerveza. Salí de la casa, me senté en los escalones de la entrada y esperé a Drew. Otra vez prefería que la tierra me tragase y escupiera en China o Japón. ¿Por qué justo él tenía que buscarme en su flamante motocicleta o auto deportivo?
Aguardé unos segundos cuando un motor rugió a unas cuadras. Rodeé los ojos recordando lo dicho de Lou: Los badboys llevan una flamante Harley-Davidson, botas negras y una chaqueta de cuero tan costosa como tus mocos en primavera.
Me levanté mientras que el motor se acercaba, o eso parecía, me preparaba mentalmente sobre lo que Drew podría hablarme. Pero la sorpresa fue grande, al encontrarme con lo que menos pensaba: Un carrito de golf.
Drew manejaba un carrito de golf, iba tan concentrado como pensaba que no lo estaba. Se estacionó en la acera mientras que me acercaba para subir al carrito. Una vez arriba, besó mi mejilla de forma repentina y aquel acto sacudió a mi corazón con intensidad. Podría estar fea, ser una simple ''Gatita'', pero con aquel beso comenzó todo lo que jamás pensé que comenzaría.
—Dije que te pusieras guapa y te has puesto más fea de lo que eres —protestó mientras conducía por el medio de la acera—, de igual manera, nadie se acercará a ti. Debo cuidarte, eso me ha dicho Zach.
—¿Desde cuando eres mi niñero? —respondí mientras me cruzaba de brazos—. Yo me porto bien, no como otros que fuman marihuana y toman cerveza de a montón.
—¿Yo? ¿Fumar marihuana? —preguntó con sarcasmo.
—¿Acaso dije que Drew fuma marihuana?
—Nope, así que ahí tienes un punto —respondió mientras que su cuerpo se pegaba al mío en un intento brusco de doblar a su derecha—, aprovecha ese punto.
El resto del camino fue silencio, la residencia no era lejos y ni tampoco muy cercana. Drew se estacionó cerca de la casa de Ashton, mientras que otros estudiantes y rubiecitas lo saludaban. Parecía que todo el mundo adoraba a Drew, pero todos estaban atentos a Zachary. Claro que sí; era el capitán del equipo que los llevó a los cuartos de final, en el torneo de universidades.
Cuando llegamos por fin a la fiesta, aún estaba pensando en el carrito de golf y las teorías de Lou acerca de los badboys. ¿Por qué Drew no tenía una flamante moto o auto? Me carcomaba la mente al pensar eso, pero al fin comprendí que disfrutaría de la fiesta. Una chica rubia saludó a Drew con un beso en los labios, una llama creció en mí y decidí apartarme para darles privacidad. Tropecé con Ashton en un absurdo intento de alejarme de Drew, él reía ante mí quién estaba paralizada. Lo único que no imaginaba era tropezarme con él, odiaba estar con él, odiaba a Ashton.
—¡Cat, pensé que no vendrías! —gritó mientras que la música subía—. ¡¿Quieres algo de beber?!
Asentí, esperaba una cerveza pero fue Ashton quién me jaló. Entrelazó sus dedos a mi mano, contra los míos, tan cual como Drew lo había hecho horas antes. La cocina estaba llena de jóvenes que sacaban cervezas de una vieja heladera metálica. Ashton me arrastraba por doquier en busca de dos malditas cervezas. El comedor, que era muy amplio, estaba lleno de personas de personas bailando ritmos distintos en una mezcla única.
Subimos al primer piso, donde varias habitaciones eran mini-bailes con música disco. En el medio de la pista, vi a un Dewis con una chica pelirroja. ¿Dónde estaba Lou? Pero antes de que pudiera ir dentro, fue Ashton quién me jaló de nuevo. Recorrimos la pista hasta llegar a la pequeña barra llena de tragos, Dewis me ignoró y se retiró con la chica pelirroja.
Ashton me extendió las cervezas, tomé una y le agradecí con una sonrisa. No podíamos hablar debido al ruido y la música, así que comenzamos a bailar como si supiéramos. Me estaba comenzando a divertir, pese a que Drew estaba en la misma fiesta; el alcohol comenzaba a subir a mi cabeza y pensé nuevamente en él contra mi voluntad. Ashton me sostuvo ligeramente de la cintura, pensé en apartarme pero me resigné y rendí. Debía ganar él.
Salimos de la pista en busca de aire, aunque para mi primera vista, Ashton quería otra cosa. Paseamos por el pasillo, él abrió una de las puertas y nos encontramos con una pareja besándose fogosamente. Cerró la puerta y me indicó ir abajo, donde la fiesta no era tan aburrida. Y al menos, había comida.
Bajamos las escaleras, resignados a seguir la fiesta abajo y donde fuera. Pero al bajar estas, Drew subía junto a la rubia, quién me miró con desprecio como a la primera mirada que tuvimos al entrar a la fiesta. En ese preciso momento, aguanté mis ganas de abrir la bocota e insultarle por hacerme sentir especial por un segundo a pesar de haberme dicho que era fea.
Y por ese momento, lo vi atractivo. Se notaban más sus pecas, sus ojos oscuros y su cabello totalmente revuelto. Por ese momento, me gustó Drew. Pude notar una vez más, aquella atracción poderosa que él dejaba en mí. No pude mirarle a los ojos, mientras que él pasaba con su rubia, yo prometía revolcarme con Ashton aunque ni confianza teníamos.
Pero aún dentro mío, seguía pensando en él. Estaba bueno, no estaba nada mal. Pero a su simple vista, era una Gatita fea.
La misma Gatita que se subió a su carrito de golf.
—¡Amo beber demasiado! —gritó Ashton a mi costado.Estaba ebrio, demasiado, y no podía quitarlo de la mesa de cervezas donde, algunos estudiantes, jugaban a ese juego tan conocido en las películas juveniles. Aquellos vasos rojizos puestos en una forma triangular, debías rebotar la pelota y si caía en uno de ellos, la persona del equipo contrario debía beber aquel vaso de cerveza.¡Les presento a la ronda amigable! Dónde viajas en un carrito de golf, te dejan sola en el medio de una fiesta, tu casi ''ex'' te lleva por doquier por una cerveza y terminas jugando Beer Pong.El Beer Pong es un juego, que trata de encestar pelotas de ping pong en vasos llenos de cerveza desde el extremo de la mesa. Puede jugarse en pareja o simplemente solo. Pero mi equipo era junto a Ashton y sorpresivamente, Drew y su rubiecita chillona. Mi mirada buscaba a Zachary, quién no había visto desde que
Me desperté sobresaltada. Me había dormido aún con la camiseta de Drew y eso no era lo que más me sorprendía. Me sorprendía al ver a Dewis y Cole conversando como si nada hubiera pasado anoche.Se habían pegado la madre del siglo.Caminé hasta el pasillo, donde dejé que mis pies se conducieran hasta la planta baja. Una vez allí, pude ver que Lou también estaba y todos desayunaban en la pequeña terraza que teníamos en el jardín. No pude estabilizarme, me dolía la cabeza. Estaba hecha un desastre, ¡y mi ropa había desaparecido!—Malos días, ¿dónde estuviste anoche? —preguntó Dewis mientras me señalaba la nariz. Me miré en el espejo próximo al pasillo y el golpe se había hecho una gran mancha violeta, horrible. Suspiré resignada, no era un sueño.—En la fi
—Debo pedirte disculpas —murmuró mientras el coche frenaba en un semáforo—, por el beso. Creo que fueron mis impulsos por la cerveza, aunque juro no haber tomado demasiado.Me sorprendía, Drew me estaba pidiendo disculpas por haberme besado. Eso era de otro mundo, que un chico estuviera pidiéndome disculpas por hacer eso. Y lo miré, era feliz y despreocupado. Me atrapó viéndolo y luego soltó una de sus sonrisas anchas, para después concentrarse nuevamente en la carretera. Habíamos optado por ir a Lizzie's —una cafetería donde sólo sirven batidos y cafés—, prometiéndome que debía explicarme algunas cosas.—Entonces... —agregué como excusa para volver al tema del beso—, ¿me besaste porque querías besarme?—Eso creo —respondió, luego se giró y sonrió nuevamente&
Al llegar a casa, cené en silencio mientras que los demás discutían acerca de bandas internacionales. Pero sólo estábamos papá, Cole y Dewis. Zachary no había llegado, no cabía duda de que su negocio fuera tan grande como un desastre natural. Papá era astuto, y me había advertido sobre las amistades de mi hermano mayor. Claro estaba, que la universidad no es de niños buenos y que muy pocos van por lo estudios. Rawsen era un pequeño pueblo donde nacieron grandes músicos, científicos e incluso escritores. Pero como estábamos perdidos en el mapa, nadie notaba nuestra presencia excepto los excéntricos empresarios que optaban por enriquecerse con sus absurdas compañías tecnológicas.Y allí estaba, perdida en mi propio mapa de deseos absurdos. Al terminar, opté por subir a dormirme temprano. Aunque aquella mentira, Cole la conocía
Un conjunto, un vestido que casi nunca usaba y el cabello suelto; ¿quién querría verme a los ojos cuando un escote pronunciado visualizaba mis pequeños pechos? Seguramente que nadie, pero uno de cada ocho chicos puede entrarte en una noche.Por suerte divina, y gracias a todos los dioses griegos, nadie quería mi atención. Lou me había pasado a buscar, ella llevaba una flamante mini falda y un top del mismo color. Me gustaba salir con Lou, aunque eso no ocurría mucho. La confianza es como un borrador, se vuelve más y más pequeño después de cada pequeño error. Y tal cuál, eso ocurría con ella.Ambas salimos, pero para ese entonces Tadeo nos esperaba en la acera. Papá salió junto a mí mientras que saludaba a Tadeo desde la entrada. Me sonrojé, parecía una princesa que esperaba a su caballero. Y en este caso, mi caballero esperado era
Ya eran dos semanas que conocía a Drew. Y desde esas dos semanas, no lo había visto. Aquella mañana, después de la fiesta, él no estaba y yo partí rumbo a mi trabajo. Me terminé enterando que Tadeo había renunciado y que un nuevo chico entraría en la cafetería.Me pregunté mil veces porqué Tadeo se había ido, tampoco sabía nada de él. Después de la fiesta, se había esfumado por completo. También como Drew. Me llamó mucho la atención aquello.¿Qué demonios? ¿Un agujero negro se los tragó?Un chico de ojos azules de acerca a la barra, pidiendo un café a la italiana si sacando su iPad para jugar. Asentí mientras que mi corazón daba un vuelco al decirme mil veces que era una estúpida. Primero por no haber dejado que Louisana me haya convencido de ir a la fiesta y segundo po
Quizás, era la loca idea de salir a la entrada tras su orden. Mi corazón comenzó a saltar como un canguro en busca de refugio. Me estaba volviendo loca, muy loca o más de lo que estaba. Me cambié de ropa, me calcé unas zapatillas que jamás usaba y salí disparada hacia la entrada. Pero en ese momento recordé, ¿era una broma o lo decía de verdad? Recordé que su carrito estaba en mi patio, entonces, ¿en qué vendría Drew? ¿Un auto prestado? ¿El mismo coche del otro día? ¿A pie? ¿En un monopatín?Al bajar las escaleras, vi a Dewis llegar. Seguramente había ido a alguna práctica y luego a tomar cervezas con sus amigos universitarios. Choqué los cinco a la americana con él, parecía estar demasiado feliz a lo que siempre acostumbraba verlo enojado.—¿Qué tal estás, peque&
No sabía quién coño era Jess, pero iba a averiguarlo. Tal vez, la conocía de alguna vez por parte de la cafetería. Aunque, si Drew estaba con ella, Jace podía conocerla. No me aseguraba del todo poder hacerme amiga de ella, o conseguir información sobre lo que ella hacía. Pero sabía, con la mayor perfección de todas, que un hermano menor sabe todo del mayor.Y por ello, Jace era mi única esperanza.Aquella mañana, había oído acerca de una fiesta privada a la cuál Cole asistiría. No iba a convertirme en la perra alocada que besaría al hermano menor para conseguir toda la información que necesitaba. Pero, estaba alocada. Eso sí.Mi alegría creció como un mini-koala trepada a la felicidad. Papá lo había notado o quizás era lo que yo había imaginado. Mis planes, sobre todas las cosas, comenzaba