Nuestro primer encuentro ha sido absolutamente todo lo que yo no esperaba que sucediese. El hombre con corazón roto que había llevado a su casa la noche anterior a causa de una gran borrachera, se había convertido en un hombre frío, calculador, y directo. El problema es que no dejaba de ser jodidamente guapo y sensual. En el fondo ambos buscábamos lo mismo aquella noche y supimos ser los más directos posible.
***
Consulto el reloj por tercera vez antes de caminar la última calle hacia el bar. Inventarle a Sara que iría a una especie de cita con un desconocido ha sido más difícil de lo que creía. Insistió tanto en que le preguntara si tenía un amigo que me ha tocado hacer una llamada falsa. Lo que sí puedo decir, es que aprueba definitivamente esta idea. Según ella, necesito un buen revolcón con alguien para olvidar por completo a Pedro y realmente comenzar esa vida de libertad que tanto busco. Lo que dudo es que Gael sea ese alguien que busco.
Las luces de neón vuelven a llamar mi atención y antes de que pueda entrar Gael sale. –Buenas noches, Serena.– Dice y me mira de pies a cabeza haciendo que sienta que el vestido corto negro que llevo puesto me haga sentir desnuda. –Te ves guapísima, ¿vamos?– Propone y me sorprende cuando se acerca a mí y me saluda con dos besos.
―¿No puedo entrar a saludar a Lucca antes?― Pregunto confundida.
―Mejor no. Es que no quiero tener problemas con él ― comenta y no entiendo de que habla. –Vamos mejor. ― Insiste y me ofrece su brazo para ir con el hasta su auto deportivo color negro.
―Me gusta―comento observando el vehículo que he conducido anoche.
―Es lindo, pero tú estás mejor.– Expresa y definitivamente no esperaba que dijese eso.
―Eh... de acuerdo.― Me limito a responder y es que de verdad no sé ni que decirle.
–¿Te da vergüenza que te diga que me pareces guapísima?– Cuestiona mientras pone el auto en marcha.
―No, pero me sorprende lo directo que eres, ¿qué sucedió con el hombre que estaba hecho trizas anoche en ese bar?– Pregunto sin rodeos mientras observo lo rápido que conduce.
―Soy directo porque una mujer como tú merece eso. Mírate... eres prácticamente una modelo. Ojazos verdosos, cabello lacio castaño claro hasta la cintura, piernas kilométricas, piel color caramelo a causa de tu gran bronceado, curvas definidas que invitan a ser recorridas... eres definitivamente el tipo de mujer con la que no hay que dar rodeos si no quieres perder. Y respondiendo a tu pregunta, ese hombre se cansó de que lo tomen por idiota. Ese hombre ha vivido tres desengaños amorosos y no quiere saber más nada del amor; lo que ves es lo que hay, lo tomas o lo dejas.― Explica y me quedo con la boca abierta.
―Bienvenido a mi mundo. Yo tampoco quiero saber más nada del amor; así que... si quieres deja tu teatro y no me lleves a ningún restaurante. Esta noche no estoy buscando una cita romántica precisamente, y por lo que me cuentas, tú no estás buscando perder el tiempo tampoco.―Hablo firme y sin rodeos llevo mi mano a su pierna haciéndole sonreír –Tú tampoco eres un hombre con el que hay que dar rodeos. Además de ser quien eres, un alguien demasiado guapo como para desperdiciar una noche contigo. ―Digo sonriente y al parecer hablamos el mismo idioma.
Él aparta la mirada del camino un instante y me mira con una amplia sonrisa –Me gusta mucho que nos entendamos tan bien.– Dice triunfal.
–A mí también– Confieso y no puedo dejar de mirarlo.
Definitivamente, es un Dios griego. Me es inevitable no imaginarlo sin esa camisa puesta.
–¿Asi que vives en Madrid?– Me pregunta y sonrió.
–Sí... ¿Te ha contado Lucca?― Pregunto y me doy cuenta de que estamos yendo a su piso.
–No, lo he visto en tu cuenta de I*******m.– Replica e intentó no sonreír.
–Ah ya... con que has estado revisando mi cuenta.– Digo pícaramente y él me mira seductoramente.
―He visto prácticamente todas tus fotografías y debo confesar que ahora te estoy imaginando con ese diminuto bañador color negro.― Me deja saber y no puedo más que sonreír en respuesta.
-Mejor lleguemos a tu piso y me quitas este vestido. ― Propongo y subo mi mano por su pierna llegando al límite.
–Con mucho gusto lo haré.– Responde firme y pocos minutos después finalmente aparca en el parking subterráneo del edificio donde vive.
Lo observo bajar del auto y caminar hacia el lado del pasajero. Ese pantalón negro le queda de maravilla... debo admitir que se ajusta a la perfección a su cuerpo y que deja entrever los atributos que muero por descubrir en unos minutos.
―Permíteme.― Dice extendiendo su brazo una vez que abre la puerta.
Tomo su mano y bajo del auto haciendo que el descruzar mis piernas le haga mirarme de la manera que busco hacerlo. –Gracias.– Digo con una amplia sonrisa e intento caminar, pero él toma mi mano y me jala para que quedemos de frente.
―De nada.― Responde sin dejar de mirar mis labios.
Muerdo mi labio inferior, muevo mi cabello, soy yo ahora quien mira sus labios, y finalmente él acorta la distancia y me besa con fervor haciendo que cada milímetro de mi ser se percate de su cercanía.
Es un experto. Sus labios se mueven a la par de los míos de manera apasionada. De a poco su lengua va pidiendo acceso a la mía y se lo doy. Es una dulce locura que me mata y cuando creo que es capaz de subirme sobre el capo de su auto y follarme ahí mismo; se detiene.
―Subamos mejor. No quiero dar un espectáculo. ― Propone agitado y asiento.
***
Pensé que un hombre como él no sería capaz de fijarse en alguien como yo, pero estaba equivocada. Los dos buscamos lo mismo y no es amor precisamente.
Aquella noche desató en nosotros algo que ninguno de los dos sabía que podía suceder. Este fue el inicio de algo que era nuevo para los dos. Hicimos un trato, y vaya trato... No sé aun si ha sido para bien o para mal; solo sé que ha sucedido y que las cosas suceden por algo.***Observo detenidamente su piso y me asombra los detalles que he pasado por alto anoche cuando lo traje aquí. El lugar es definitivamente increíble, y el verlo de espaldas sirviendo vino en las dos copas que ha apoyado sobre la encimera de la cocina, es un paisaje increíble. Miro detenidamente como esa camisa se ajusta a su tonificada espalda y me imagino las maneras en que se la quitaré. Recorro toda su longitud hasta llegar a la cintura de su pantalón negro y vaya paisaje más sensual, su trasero resalta de manera sensual con esa tela y mi en mi mente hay
El regresar a casa después de haber estado con él ha sido difícil por llamarlo de alguna manera. La ciudad me había encantado, la gente me parecía encantadora, y claro; la pasé increíble con Gael. Lo sucedido con él fue mi mejor secreto. Ni Sara, ni Lucca, al que he vuelto a ver antes de marcharme, se habían enterado de lo que sucedió ni con quien. El entrar a mi solitario piso en Madrid me hizo querer regresar a Benalmádena de inmediato, pero me era imposible; yo tenía una misión, convertirme en la mejor publicista.***24 de julioMañana es la fecha límite para entregar mi propuesta, de ganarla; tendré un contrato muy bueno con una de las grandes empresas de telefonía celular del país. Solo espero que mis bosquejos de publicidad sean
Yo no sabía lo que iba a ocurrir en aquel encuentro en ese bar. Creo que tú tampoco te lo imaginabas. Lo único que los dos sabíamos es que nos urgía volver a vernos. En aquel encuentro quedaron al descubierto nuestros pasados y con ello nuestras heridas.***Entiendo perfectamente por qué me ha citado en este bar. Es un sitio solitario, oscuro, y donde nadie podría imaginarse que Gael Martí podría estar. El suelo de madera, las mesas del mismo material, y los cuadros colgando en las paredes de épocas antiguas me hacen sentir en una película de los cincuenta.El camarero viene con la taza de café y la deja sobre la mesa sin decir palabra alguna y apenas se marcha Gael se cruza con él en el camino.
Ese día fue la primera vez que entraste a mi casa y todo aquello fue una locura. En realidad, tú lo hacías así. Aquel día tú confesaste tu verdad; una que no querías aceptar y que te dolía. Aquel día hicimos un trato; uno que probablemente cambiaría las cosas.***Sentir sus pasos detrás de mí me pone nerviosa. Abro la puerta y al entrar sus brazos rodean mi cintura haciendo que su cuerpo quede pegado al mío. Siento sus perfectos músculos sobre mí y su intimidad roza con mis glúteos.―¿Vives sola aquí?― Me pregunta al oído y el sonido de su voz provoca una corriente eléctrica en todo mi cuerpo.―Sí. ―Me limito a responder y con é
**Descifré muy bien tus sentimientos, pero no los míos. Supe que la seguías amando a pesar de todo, pero no supe cómo había cambiado yo después de conocerte a ti.**25 de julioSus besos en mi espalda hacen que abra los ojos para encontrarme con la luz del sol entrando por el ventanal que hay en la habitación. Sus manos recorren mi silueta a lo largo por todo el costado de mi cuerpo y no puedo dejar de pensar en todo lo que hicimos anoche.―Creí que después de la noche de anoche dormirías hasta tarde.― Comento y escucho su risa leve mientras sus labios siguen recorriéndome.―Aún me queda energía para ti.― Bromea y soy yo quien ríe.―¿Qui&eacu
**Llegó aquel día en el que nos volvimos a ver y fue en ese preciso momento donde comprendí todo lo que hasta ahora había evitado reconocer. **22 de agostoEstoy demasiado nerviosa. No sé si es porque volveré a verlo, o porque debo demostrar mi mejor faceta profesional frente a él. Lo único que tengo claro en este instante es que faltan apenas minutos para que el reloj marque la hora acordada. Me miro en el espejo ubicado frente al lavamanos del baño de mi oficina y apruebo el maquillaje que llevo puesto. Labial color caramelo, sombra natural, y mi cabello en ondas. Observo el pantalón negro ajustado, la camiseta del mismo color, mis brazaletes. Todo se ve bien.Me dispongo a salir del baño cuando escucho que golpean la puerta de mi oficina y de inmediato salgo. —¡
—¡Está me gusta bebe!— Le dice y mis ojos se abren de par en par.«¿Le ha dicho bebe? ¿Es broma?»—Delfina, por favor... Serena que es quien sabe de esto, y ha dicho que la camiseta azul es la adecuada. — Le explica mientras quita sus brazos de encima de sus hombros.—Es más que nada por el color del móvil. — Intercedo y ella me mira seria.—Vale, los dejaré entonces que hagan lo suyo y yo me iré por un café. — Habla de manera prepotente y de verdad no imaginaba que Gael estuviese enamorado de una mujer como esta.—No te tardes, ¿sí? — Le pide a él y le planta un beso que no es digno de ser dado en pú
Después de aquella sesión de fotos, la realidad cayó en mí como las gotas de lluvia caen sobre el pavimento en una tarde gris. Mi corazón se había deshecho de su coraza y lo hizo con quien menos convenía.***Reviso una vez más las fotografías que le he tomado a Gael y creo que tengo las necesarias y las de mejor calidad posible para lo que necesito. —¿Alguna foto más señorita Hausser?— Me interrumpe su voz y al apartar mi mirada de la pantalla de la cámara, me doy cuenta de que está demasiado cerca de mí.—Creo que no señor Martin.— Respondo siguiendo su juego y él ríe.Suelto mi cabello, ya que no es necesario que siga teniéndolo recogido y antes