El regresar a casa después de haber estado con él ha sido difícil por llamarlo de alguna manera. La ciudad me había encantado, la gente me parecía encantadora, y claro; la pasé increíble con Gael. Lo sucedido con él fue mi mejor secreto. Ni Sara, ni Lucca, al que he vuelto a ver antes de marcharme, se habían enterado de lo que sucedió ni con quien. El entrar a mi solitario piso en Madrid me hizo querer regresar a Benalmádena de inmediato, pero me era imposible; yo tenía una misión, convertirme en la mejor publicista.
***
24 de julio
Mañana es la fecha límite para entregar mi propuesta, de ganarla; tendré un contrato muy bueno con una de las grandes empresas de telefonía celular del país. Solo espero que mis bosquejos de publicidad sean lo suficientemente buenos para lo que ellos desean hacer. Termino los últimos detalles y le echo un último vistazo para poder ir mañana a la oficina y entregárselos en persona.
Mi móvil suena como por décima vez el día de hoy y nuevamente decido ignorarlo; es Gael, pero lo llamaré más tarde. No tengo tiempo para sus conversiones eróticas en estos momentos; necesito concentrarme.
Otra taza de café desaparece y se puede decir que los bosquejos publicitarios para mañana están listos. Los guardo adecuadamente y me alisto para irme a dormir; estoy muerta de cansancio.
[...]
Al día siguiente: 25 de julio.
Las puertas polarizadas del gran edificio regresan la imagen de una mujer vestida con una falda blanca hasta la rodilla, camisa negra de seda remangada y dos botones abiertos, tacones de taco aguja negros, cabello amarrado en una coleta, y maquillaje sutil para la ocasión. Respiro profundo y abro la puerta.
Le explico la razón de mi visita a la recepcionista y me quedo esperando sentada en el sofá color negro de cuero que hay en la recepción. Espero pacientemente mientras observo los movimientos de la gente a mi alrededor. El sitio es muy moderno con detalles en metal y mucho vidrio que resalta las paredes blancas y sobre todo la elegante escalera.
―¿Serena Hauser?― Pregunta un señor de cabello negro bastante alto y de ojos del mismo color mientras camina hacia mí.
Inmediatamente, me pongo de pie y extiendo mi mano para estrecharla con la suya. ―Sí, soy yo, un gusto.
―Santiago Batista.― Se presenta. ―Sígueme por favor.― Me pide y abre una puerta que va a un pasillo bastante amplio. ―He estado viendo tu portafolio en tu sitio web.― Comenta y abre otra puerta para que entremos a una gran oficina que tiene una gran mesa de conferencia.
―Solo he subido alguno de los trabajos que he hecho, pero lo que le traigo es totalmente diferente. ― Explico mientras él aparta una de la silla alrededor de la mesa para que me siente y luego él se sienta en la silla de enfrente.
―Eres una publicista muy completa. No solamente sabes diseñar, sino también dibujas y eres una excelente fotógrafa.―Me dice y sus palabras me sorprenden.
―Muchas gracias, señor Batista.― Digo firme y comienzo a sacar los bosquejos del portafolio que traje.
Los observa uno a uno y sonríe ―Son fascinantes, pero ha habido un cambio de planes.― Me dice algo avergonzado y me mira fijamente.
―¿Eso que quiere decir? ¿No necesitarán una publicista ya?― Pregunto algo preocupada.
―La necesitaremos, pero la cualidad principal será la fotografía. Sucede que la compañía ha hecho un contrato de imagen con un empresario muy importante de la industria y hemos decidido que la campaña se base cien por ciento en él, ¿aún le interesa el contrato de trabajo si solo se trata de desarrollar ese tipo de publicidad?― Me pregunta y es claro que quiero ese contrato. Eso será la puerta para hacer crecer mi experiencia y así poder obtener contratos con otras empresas.
―Por supuesto que sí.― Digo firme y sonríe.
―Los precios por su servicio pueden mantenerse como los ha enviado en la propuesta inicial sin los bosquejos.― Explica.
―De acuerdo, eso suena justo.― Digo feliz.
―Entonces le presentaré a la persona con quien trabajará. Él justamente está aquí firmando unos papeles.― Me dice y se pone de pie. ―Sígame por favor.― Me pide y una vez más sigo sus pasos.
Al entrar a la nueva oficina, me quedo el estado de shock. Observo a mi alrededor y hay dos personas más además de él. Una de ellas es rubia, de estatura normal, otro es un señor con un traje color gris sentado del otro lado del escritorio y a allí está él al lado de la mujer.
―Serena Hauser, él es Gael Marti, su socia Dinora Faberman, y el director de marketing Raúl Colina. Gael ella es Serena y es la consultora de la campaña de publicidad; estarás trabajando con ella.- Explica y la mirada de Gael dice todo.
Saludo al señor Colina, a su socia, y luego me acerco a él para saludarlo con dos besos ―Hola.― Le digo bajito y antes de que me pueda separar, él me sujeta de la cintura.
―Hola, guapa. Ya entiendo por qué no contestabas mis llamadas. Te veo en el bar de la esquina al salir de aquí.― Me dice.
―De acuerdo.― Me limito a responder y sigo las instrucciones de Santiago mientras explica lo que quieren de la campaña.
No lo puedo creer. De todos los que podían haber sido la imagen de la campaña, es justamente él. El hombre con el que estoy manteniendo encuentros casuales y de vez en cuando encuentros a través de una cámara de teléfono.
***
Aquel contrato fue mi primer logro con una empresa multinacional como consultora, pero también fue el inicio de una serie de situaciones que no esperaba que ocurrieran.
Yo no sabía lo que iba a ocurrir en aquel encuentro en ese bar. Creo que tú tampoco te lo imaginabas. Lo único que los dos sabíamos es que nos urgía volver a vernos. En aquel encuentro quedaron al descubierto nuestros pasados y con ello nuestras heridas.***Entiendo perfectamente por qué me ha citado en este bar. Es un sitio solitario, oscuro, y donde nadie podría imaginarse que Gael Martí podría estar. El suelo de madera, las mesas del mismo material, y los cuadros colgando en las paredes de épocas antiguas me hacen sentir en una película de los cincuenta.El camarero viene con la taza de café y la deja sobre la mesa sin decir palabra alguna y apenas se marcha Gael se cruza con él en el camino.
Ese día fue la primera vez que entraste a mi casa y todo aquello fue una locura. En realidad, tú lo hacías así. Aquel día tú confesaste tu verdad; una que no querías aceptar y que te dolía. Aquel día hicimos un trato; uno que probablemente cambiaría las cosas.***Sentir sus pasos detrás de mí me pone nerviosa. Abro la puerta y al entrar sus brazos rodean mi cintura haciendo que su cuerpo quede pegado al mío. Siento sus perfectos músculos sobre mí y su intimidad roza con mis glúteos.―¿Vives sola aquí?― Me pregunta al oído y el sonido de su voz provoca una corriente eléctrica en todo mi cuerpo.―Sí. ―Me limito a responder y con é
**Descifré muy bien tus sentimientos, pero no los míos. Supe que la seguías amando a pesar de todo, pero no supe cómo había cambiado yo después de conocerte a ti.**25 de julioSus besos en mi espalda hacen que abra los ojos para encontrarme con la luz del sol entrando por el ventanal que hay en la habitación. Sus manos recorren mi silueta a lo largo por todo el costado de mi cuerpo y no puedo dejar de pensar en todo lo que hicimos anoche.―Creí que después de la noche de anoche dormirías hasta tarde.― Comento y escucho su risa leve mientras sus labios siguen recorriéndome.―Aún me queda energía para ti.― Bromea y soy yo quien ríe.―¿Qui&eacu
**Llegó aquel día en el que nos volvimos a ver y fue en ese preciso momento donde comprendí todo lo que hasta ahora había evitado reconocer. **22 de agostoEstoy demasiado nerviosa. No sé si es porque volveré a verlo, o porque debo demostrar mi mejor faceta profesional frente a él. Lo único que tengo claro en este instante es que faltan apenas minutos para que el reloj marque la hora acordada. Me miro en el espejo ubicado frente al lavamanos del baño de mi oficina y apruebo el maquillaje que llevo puesto. Labial color caramelo, sombra natural, y mi cabello en ondas. Observo el pantalón negro ajustado, la camiseta del mismo color, mis brazaletes. Todo se ve bien.Me dispongo a salir del baño cuando escucho que golpean la puerta de mi oficina y de inmediato salgo. —¡
—¡Está me gusta bebe!— Le dice y mis ojos se abren de par en par.«¿Le ha dicho bebe? ¿Es broma?»—Delfina, por favor... Serena que es quien sabe de esto, y ha dicho que la camiseta azul es la adecuada. — Le explica mientras quita sus brazos de encima de sus hombros.—Es más que nada por el color del móvil. — Intercedo y ella me mira seria.—Vale, los dejaré entonces que hagan lo suyo y yo me iré por un café. — Habla de manera prepotente y de verdad no imaginaba que Gael estuviese enamorado de una mujer como esta.—No te tardes, ¿sí? — Le pide a él y le planta un beso que no es digno de ser dado en pú
Después de aquella sesión de fotos, la realidad cayó en mí como las gotas de lluvia caen sobre el pavimento en una tarde gris. Mi corazón se había deshecho de su coraza y lo hizo con quien menos convenía.***Reviso una vez más las fotografías que le he tomado a Gael y creo que tengo las necesarias y las de mejor calidad posible para lo que necesito. —¿Alguna foto más señorita Hausser?— Me interrumpe su voz y al apartar mi mirada de la pantalla de la cámara, me doy cuenta de que está demasiado cerca de mí.—Creo que no señor Martin.— Respondo siguiendo su juego y él ríe.Suelto mi cabello, ya que no es necesario que siga teniéndolo recogido y antes
**Lo que sentía por él iba creciendo día a día. Sabía que no era correspondida, sabía que no debía, sabía también el riesgo que corría al seguir trabajando con él, pero, no estaba dispuesta a dejar que esto me alejara de mi sueño. Lo que no sabía era lo débil que era.**28 de agosto**¿Otra vez comunicándote a través de tu secretaria? **Leo su mensaje una y otra vez y si... soy una cobarde.**Solo le pedí que te diera la locación para mañana. No creo que sea un problema que ella te lo diga, ¿o sí? **Vamos, yo sé que no me anime a decirle que elegí el callejón donde est&aa
**Después de aquello no cruzamos palabra. Tal como lo decía la letra de una canción, los nervios se adueñaron de la calma. Yo sé que no puedo meterme en vuestra historia, pero mi corazón da vueltas en lo que ocurrió en aquel lugar. **Su mirada apenas se cruza con la mía mientras doy las indicaciones antes de grabar la primera escena. Damián y Anahí ya están en posición, pero Gael parece confundido.—¡Gael, que mires el móvil mientras vas caminando y luego los mires a ellos mientras se besan!— Le grito al ver que no se mueve.—Lo siento, ya regreso. — Dice de la nada y va hacia el bar.Lucca se dispone a ir detrás de su amigo, pero yo levanto mi mano para darle