Un par de horas después; ambos yacían exhaustos, abrazados en la cama. Lucas le besaba uno de los hombros de vez en vez, mientras se deleitaba con la suavidad de su piel.
Todo era perfecto, casi idílico o al menos lo fue hasta que el celular de Lucas comenzó a sonar. Estaba convencido de que no había un momento más inoportuno que ese, por lo cual decidió que quien se tratara podía esperar. Fue de ese modo, hasta que apenas un par de minutos después el teléfono volvió a sonar. —Contesta —le insto Margaret, consciente de que quien se tratara no pensaba detenerse. —Lo are más tarde, ahora no deseo moverme de aquí —respondió, mientras la sujetaba con un tanto más de fuerza.Margaret estuvo tentada a acceder, a permitir que el resto del mundo girara y que solo fueran ellos los que importaran. Por desgracia,Lucas sentía que no podía esperar ni un solo minuto más para hablar con ella y es que hacerlo podría ser un gran error. Temía que se tratara entre la diferencia de conservar lo que había comenzado a nacer entre ellos y perderla de forma definitiva. Lo cierto es que no podía pensar en algo peor que eso, en nada que le doliera más.Decidió entonces entrar en el baño a buscarla, encontrándola envuelta en una toalla junto a la regadera tratando de ajustar la temperatura del agua.—Tenemos que hablar —declaro sin más.—No hay nada de qué hacerlo —respondió sin siquiera voltear a verlo, lo cual decía mucho del estado de ánimo en que se encontraba.—Claro que hay mucho de lo que tenemos que hablar —insistió y es que no estaba dispuesto a dejar el asunto por ningún motiv
Pasaron el siguiente par de semanas cortejándose.Al principio, Lucas tenía con ella pequeños detalles como una flor al regreso del trabajo, misma que le hacía saber que la había recordado durante el día. Una nota en su puerta cuando tenía que salir tan temprano que no alcanzaban a verse o mensajes de texto a lo largo del día, haciendo de su conocimiento lo que sea que le pasara. Solían salir a pasear juntos, al cine o a cenar fuera siempre que la ocasión se les presentaba.Desde ese día dejaron de dormir en habitaciones separadas; pues el rostro del otro era lo último que deseaban ver por la noche y lo primer al despertar. Se amaban cada vez que tenían oportunidad y en cada habitación y espacio del apartamento.Todo era perfecto, ambos eran inmensamente felices; tanto que Margaret no podía evitar pensar que se trataba de un sueño. El m&aac
Un par de horas después, Margaret al fin se sintió lo suficientemente fuerte como para levantarse. Había estado especialmente nerviosa los últimos días y no parecía haber algo que pudiera hacer al respecto.Se sentía preocupada por Thomas, porque apareciera de un segundo a otro para cobrar venganza por lo ocurrido en la fiesta; además claro de que el detective privado no había conseguido respuestas sobre el paradero de su madre. Era de ese modo, aun cuando era consciente del esfuerzo y dedicación que había puesto en su caso.Lo cierto es que aquello le tenía más que alterada y es que sabía muy bien que ese era el único modo de escapar del control de Thomas, especialmente en aquel momento.Con eso en mente y aun a pesar de su malestar decidió salir a encontrarse con este, tal como lo había hecho en varias ocasiones. Se reunieron en un restaurante cerca
El escuchar aquello valla que le desconcertó y no solo porque no se lo esperara, sino que estaba consciente de que acababa de cometer un gran error. Sabía que había mantenido su matrimonio en secreto para ellos, que deseaba contárselo él mismo a su regreso y es que aquella no era una conversación para tener por teléfono. En cambio, ahora ella se los acababa de revelar sin más. —Dios. Lo siento, no los reconocí; por favor pasen —les insto, haciéndose a un lado para permitírselos.Ambos entraron sin demora, para enseguida dirigir su vista hacia ella—No tenía idea de que regresarían al país, Lucas no me lo dijo —confeso, deseando minimizar un poco el impacto de su revelación.—No lo sabe, decidimos volver sin avisar para sorprenderlo; pero fuimos nosotros quienes se llevaron una gran sorpresa —admitió Saman
Lucas esperaba pacientemente una llamada que sin duda lo cambiaria todo y es que luego de haber trabajado de forma incansable, al fin había encontrado a alguien dispuesto a invertir con él, alguien que no temía a los alcances de Thomas. Había estado hablando con él la noche anterior y aquella mañana le había enviado un borrador del contrato con los términos acordados, solo esperaba que lo revisase y si estaba de acuerdo firmarían.Se encontraba convencido de que todo terminaría en el momento en que sonara el teléfono, era lo único que le importaba en esos momentos. Al menos así lo creía, hasta que de pronto la puerta de su oficina se abrió sin aviso, apareciendo por esta sus padres. No se lo esperaba en lo más mínimo y es que hasta donde sabia, ellos seguían fuera del país.—Mamá, papá —dijo un tanto sorprendido, mie
Una vez solos en el ascensor que descendía hacia recepción, Samantha lo volteo a ver furiosa.—¿Porque me has sacado de ahí? Sabes tan bien como yo que Lucas debía escuchar lo que tenía para decirle —le reprocho.—No sé muy bien, pero no importara si lo haces ahora o en un par de horas más. De cualquier modo, el daño ya está hecho —deseo hacerle ver, por muy doloroso que resultara.—Tienes razón, pero eso es a lo que más le temo, a el daño y las consecuencias que puede traer el haberme quedado en silencio —admitió con pesar.—Solo esperemos que no sea de ese modo, que aun podamos hacer algo por ellos —deseo, igualmente consciente de lo terrible que era aquello.En cambio, nada podían hacer para cambiar lo que ya hubiera ocurrido y eso por si solo los destrozaba.Lucas estuvo al telé
Se encontraban en su mejor momento, compartían una conexión muy especial y aun así le causaría un gran dolor. La lastimaría al hacerle saber aquella noticia, lo cual era lo que menos desearía en el mundo. —No me perdonara, lo sé muy bien. La destruiré con esto y ella no se lo merece —admitió sin otra opción y es que sabía seria de esa forma.La sola idea causo que una expresión de profunda tristeza apareciera en su rostro, pues no quería que ocurriera.—En verdad te preocupas por ella —no se trató de una pregunta, sino más bien una afirmación y es que Sarah tenía en claro que era de esa forma.—Por supuesto, ella es una buena mujer y yo soy un imbécil —se insultó, mientras arrojaba con furia su copa al piso para romperla.Era consciente de que Sarah no era del todo culpable de lo
Margaret había tratado de contactar a Lucas casi desde el momento en que sus padres se marcharon, intentando advertirle lo que sucedía. Sabía muy bien el error que había cometido, por lo cual debía estar prevenido.Infortunadamente no logro hacerlo y es que su celular parecía estar apagado, en cuanto a la línea directa de la oficina sonaba persistentemente ocupada y su secretaria aseguraba que no se encontraba disponible. No obstante, no podía quedarse quieta, necesitaba hablarle y lo aria en persona de ser precisó. Una vez llego a la oficina, se encontró con que Mary no estaba en su lugar habitual y ya que no estaba dispuesta a esperar ni un solo segundo más, solo entro a la oficina sin anunciarse. Al hacerlo, lo encontró parado ante la ventana viendo fijamente hacia la ciudad.—Siento mucho el haber entrado de este modo, pero llevo horas llamándote y no me contest