En España del siglo XVIII una época marcada por una gran diferenciación económica y cultural, los Esclavos eran quienes al servicio de sus señores trabajaban durante largas jornadas, mal pagadas sometidos a cruentos castigos, pero ¿Qué puede suceder cuando un Esclava se enamora de su señor? Adrián Mendoza del Campo hijo único del hacendado Miguel Ángel Mendoza del Campo, va a descubrir que romper el corazón de quien te ama de verdad va a ser algo tortuoso y muy doloroso…
En la hacienda La Primavera a la afueras de Palma, un joven se encuentra enterrando a su padre, Adrián ha llegado de Francia al saber de la muerte de su padre y al saberse heredero de toda su fortuna, en realidad Adrián no va porque este triste es más esperaba la muerte de su padre para poder heredar, este hermoso joven de largo cabello negro, ojos azules y rostro angelical, en realidad oculta una personalidad fría y cruel carente de sentimiento alguno, al llegar a la hacienda es recibido por el capataz Francisco y por una joven Esclava de dieciocho años, de cabellera larga y castaña y ojos azules como los suyos.
–Señor Adrián –haciendo una reverencia– es un placer volver a tenerlo en la hacienda
Bajando del coche – ¿en dónde está el cuerpo?
–El cuerpo de su señor padre está en el comedor mi señor, está siendo velado en este momento
–Bien iré a cambiarme y me reuniré con todos los demás –se queda observando a la joven que mantiene la reverencia– ¿Quién eres?
–Catalina te hablan
–Soy Catalina señor Mendoza del Campo –manteniendo la reverencia– es un placer que haya regresado, pero son tristes las circunstancias
–“¿Eres tú Catalina?” vaya me había olvidado de ti, te recuerdo de pequeña
–Si señor Mendoza del Campo, yo también recuerdo que usted me permitía jugar con sus juguetes y también con usted
–Si lo recuerdo bien –sonriendo– pero ¿Por qué no levantas la mirada?
–Porque usted ahora es el señor de esta hacienda, considero que verle a los ojos es una falta de respeto –temblando
–En eso tienes razón –se acerca a Catalina– pero tú sabes que soy diferente a mi padre, así que levanta la mirada
–Si…sí señor –levanta la mirada y al ver a Adrián a los ojos se sonroja en el acto– “es tan atractivo, pero ¿Por qué estoy pensando eso?” ¿desea algo más señor?
–Si lleva mis cosas a la que era la habitación de mi padre, desde este momento yo la voy a ocupar, y Francisco
–Si señor
–Lleva a los caballos al establo
Adrián llega y se dirige a la habitación de su padre y ordena que le preparen un baño ya sus cosas están en la enorme cama, mientras Catalina y los otros Esclavos por orden de Francisco se acomodan lo mejor que puede para despedir al difunto dueño de la hacienda, al bajar Adrián se encuentra con su amigo de toda la vida Felipe, y con varios conocidos…
–Vaya, Vaya ¿Qué tenemos acá? ¿te cansaste de ser un irresponsable? –sonriendo
–Esperaba que me dieras el pésame por la muerte de mi padre –arqueando una ceja
–Sabes que lo siento, pero enserio te pregunto ¿te cansaste de las fiestas y los placeres mundanos que te dan las parisinas?
Suspirando– no puedo contigo Felipe, la verdad es que si ya me cansé de todo eso, quise regresar a España y tomar las riendas de mi hacienda
–Adrián sabes que soy así –sonriendo– bien ¿Qué piensas hacer?
–¿De qué hablas?
–Bien te explico, Miguel Ángel Mendoza del Campo como sabes te ha dejado como su heredero, pero hay una pequeña cláusula del testamento que debes cumplir para tomar tu herencia
–¿Qué clausula? – mirando fijamente a su amigo
–Tienes que casarte –Adrián abre sus ojos totalmente sorprendido
–¡¿Qué demonios estás diciendo?!
–Si como lo oyes, no olvides que mi padre era el abogado del tuyo, él me dejo ver el testamento antes de su lectura
–¡Maldito sea mi padre! –todos voltean a verlo y Adrián sale de la sala seguido por Felipe– ¡¿Cómo es posible que me exija semejante estupidez?!
–Bueno Adrián no es mi culpa es una de la voluntades de tu padre, además bueno sabiendo como eres yo debo suponer que lo hizo para que sentaras cabeza
–¡Es un infeliz! –molesto– entonces ¿no puedo tomar mi herencia?
–Si, si puedes tomarla, pero no en su totalidad –Adrián se queda mirándolo– te explico Adrián, puedes tomar la hacienda y manejarla, pero no puedes disponer del dinero en las cuentas que dejo tu padre, es decir ¿quieres tener fortuna? Debes hacerla con tus propias manos
–Entonces ¿para tener el dinero de las cuentas…?
–Tienes que casarte…
–Puedo vivir sin ese dinero, además no te creas pero estuve tomando clases de contaduría y administración sabré generar mi propia fortuna, para eso tengo los Esclavos
–Bien en eso tienes razón –sonriendo– encuentras solución a todo
–Bien volvamos al comedor tengo que velar a mi padre
Durante la noche, Adrián se encuentra al lado del ataúd de su padre recibiendo muestras de respeto y recibiendo consuelo, en las barracas los Esclavos han ido a descansar, pero Catalina no puede conciliar el sueño, hasta que decide salir y contemplar el firmamento, quiere buscar en las estrellas algo de consuelo, ella es una pequeña huérfana su madre murió al año de haber nacido ella y su padre murió víctima de un castigo propinado por el capataz de la hacienda quien lo azoto hasta la muerte por haberse robado una hogaza de pan para Catalina, ella sabe que no debe retar al capataz puesto que es un hombre cruel.
Cuando llega al jardín de la hacienda no nota, pero Adrián también está allá.
–Catalina –esta se da la vuelta y está temblando– ¿Qué haces despierta a esta hora?
–Lo…lo siento señor Mendoza del Campo, no quise ser inoportuna –haciendo una reverencia– con su permiso
–Espera Catalina –Catalina se queda quieta– ¿Por qué no me acompañas? Como cuando éramos niños ¿recuerdas?
–Si…si lo recuerdo señor Mendoza del Campo “tengo que irme no quiero problemas con Francisco” pero ya no somos niños usted es el señor y yo…yo solamente soy su Esclava
–“Creo que me va a gustar tener a este Esclava como mi entretenimiento particular” –sonriendo para sí mismo– es verdad Catalina me lo dijiste en el día, pero ¿Por qué me temes? ¿Por qué quieres olvidar todos los buenos momentos que pasamos de niños?
–Po…porque son solo eso mi señor momentos, por favor no quiero problemas con Francisco –temblando
–¿Por qué le temes a Francisco?
–Porque él es un hombre cruel… “no puedo decir lo que le hizo a mi padre” usted debe recordar lo que me hizo cuando tenía diez años
–La verdad es que no recuerdo –Catalina se queda pasmada – ¿Qué te hizo?
–¿En verdad quiere saber mi señor? –Adrián asienta con la cabeza– está bien –le da la espalda y se quita la camisa que cubre su pecho y Adrián ve una marca en su hombro derecho– me hizo esto por tirar unos sacos de té
Adrián se queda contemplando aquella piel blanca…que aunque posea aquella horrible marca, simplemente a sus ojos se le hace la piel más perfecta pura y sin alguna mancha que ha visto en muchísimo tiempo.
–Te marcó como si fueras ganado –mirando el símbolo de su hacienda la luna menguante– pero eras una niña, ¿mi padre no hizo nada?
–Mi señor debe recordar que por esa época su señora madre estaba muy enferma, así que su señor padre no pudo hacer mucho es más creo que nunca se enteró de lo que ocurrió –vuelve a colocarse la camisa– por favor no le reclame nada a Francisco, si se entera que yo le dije algo me puede ir mal –temblando mientras se abraza a sí misma
Se acerca y toma el mentón de Catalina– no te preocupes no diré nada, no quiero que tan bonita cara sufra algún castigo
–¿Eh? señor Mendoza del Campo ¿Por qué dice eso? –sonrojándose por completo
–Porque desde niño me has parecido una Esclava muy linda “esta tonta niña tiene que caer ante mí, tiene que ser mi entretenimiento” así que no debes preocuparte, hablare con Francisco y le diré que desde este momento serás mi sirviente particular – Catalina abre los ojos en total sorpresa – te encargaras de preparar mi caballo, acomodar mi habitación, y también me acompañaras por la hacienda ¿Qué te parece?
–Pe…pero señor Mendoza del Campo la casa grande tiene bastante servidumbre que lo puede atender, yo solo sirvo para cargar costales de té, y para ayudar a Francisco a controlar el ganado –sonrojada
–Catalina, puedes aprender –guiñando el ojo– además podré tener a mí lado a quien de niña fue mi mejor amiga ¿Qué tiene de malo? Soy el señor una palabra mía en esta hacienda y será un mandato
–Pe...pero…
–Sin peros Catalina, ya te dije hablaré con Francisco y después de que entierre a mi padre, serás mi sirviente particular es más si haces bien tus funciones puedo darte tu carta de libertad –los ojitos de Catalina brillan cual luceros– “si claro darle la libertad a un Esclava, veamos a ver si cae con este engaño” ¿Qué me dices?
–“Ser libre, ¿en verdad podré ser libre?” ¿está hablando enserio señor Mendoza del Campo?
–Muy enserio Catalina –sonriendo– vamos tengo que volver a la casa, necesito una respuesta
–Si…si señor Mendoza del Campo, acepto ser su sirviente particular –baja su cabecita
–Bien Catalina entonces dile a Francisco que necesito hablar con él, si te dice que dónde me viste solo dile que estabas revisando el jardín de mi madre, no he olvidado que siempre venias a este lugar a cuidar de las flores –sonriendo– “bien una parte hecha, ahora tengo que hacer que esta imbécil se enamore de mí” bien nos vemos dentro de un rato –suelta el mentón de Catalina y acaricia sutilmente su mejilla– cuídate, Catalina –se aleja caminando y entra en la casa
Al llegar el nuevo día Adrián precedía el cortejo fúnebre hasta la tumba familiar dónde descansaba sus abuelos y su madre, a lo lejos Catalina observaba todo ella tiene buenos recuerdos de Adrián y su padre puesto que el anterior señor siempre la defendía y procuraba su bienestar. Al terminar el sepelio Catalina se acerca a Francisco para hablar con él.
–Francisco –el capataz al terminar de impartir órdenes se voltea y se queda mirando a Catalina– el señor Mendoza del Campo quiere hablar con usted
–¿Y acaso dónde viste al señor? –arqueando una ceja
Temblando – fui al jardín de la señora María Sofía, usted sabe que a mí me gusta cuidar de las flores desde niña y pues me topé con el señor
–Eso quiere decir que saliste de las barracas sin permiso ¿verdad?
–Fue poco antes de que amaneciera, por favor, Francisco no me castigue –temblando de miedo
–Bien estas con suerte, yo no he olvidado que eras el juguete favorito del señor Adrián, si algo te pasa me puede ir mal, no le has mostrado lo que te hice en la espalda ¿verdad?
–La única persona que sabe de mi cicatriz aparte de usted era mi padre –bajando la cabeza
–Bien iré a ver al señor, por el momento encárgate de guiar el ganado hasta el pozo de agua –le da la espalda y se aleja
–Si señor –haciendo una reverencia– “este día va a ser agotador”
Mientras Catalina recorre a pie los enormes campos de la hacienda en busca del ganado, Francisco llega a la casa grande y entra, solicita hablar con el señor quien se encuentra en el despacho de la casa grande revisando algunos libros contables y transacciones comerciales de su padre.
Y de paso el joven heredero piensa en cómo divertirse con quien en otrora fuera su mejor amiga y compañera de aventuras.
–Señor Mendoza del Campo –haciendo una reverencia
–Francisco, llegas temprano pasa tengo algo importarte que decirte
–¿Qué desea señor Mendoza del Campo?
–¿Dónde está Catalina?
–Catalina se encuentra llevando el ganado hasta el pozo de agua mi señor como sabe es la única esclava de la zona que sabe montar a caballo, y las bestias le obedecen más fácilmente, ¿para qué la necesita?
–Si lo recuerdo, mi padre le enseñó a montar…Cuando regrese, has que se dé un buen baño, dale mejores ropas y tráela ante mí desde este momento Catalina es mi sirviente particular
–Si señor Mendoza del Campo como ordene, señor tengo que hacerle una pregunta
–Hazla rápido tengo varias cosas que hacer
–Catalina a pesar de ser mujer es la única capaz de guiar a las bestias hasta el pozo de agua ¿Qué puedo hacer en ese caso?
–Bien, que Catalina antes de venir a atenderme atienda a los animales, y como sé que el pozo queda muy lejos de la casa grande dale un caballo
–Como ordene señor –hace una reverencia y sale
–Veamos si con mis atenciones logro que esa tonta de Catalina caiga, bueno le he prometido su estúpida libertad ¿pero quién dijo que se la voy a dar? Tarde o temprano se dará cuenta de que su libertad solo vive en sus sueños, es en verdad una tonta, pero en estos momentos volverá a ser mi tonto juguete – sonriendo con mucha maliciaFrancisco se dirige en su caballo a buscar a Catalina al pozo, cuando llega a este encuentra a los animales bebiendo el agua, pero no ve a Catalina por ninguna parte–¡Catalina ¿Dónde demonios estás?!Saliendo de entre los matorrales con un ternero en sus brazos– perdón Francisco, pero este ternero se alejó del grupo y se lastimo la pata–¿Es grave la herida? Que no se te olvide que estos animales son valiosos para el señor–Solo fue un rasguño ya le vende la pata con un trozo de mi camisa –sonriendo baja al ternero y acaricia la cabecita del animal– ahora ve con mamá y no vuelvas a alejarte ¿de acuerdo?–Bien Catalina regresa a la hacienda, date un baño, y
Al regresar a la hacienda Catalina lleva a ambos caballos a los establos les quita las sillas y les da heno y agua, acto seguido busca a Francisco y le informa del recado de Adrián, luego se dirige a la casa grande donde procede a cambiar y tender la cama de Adrián y dejar para él una pijama limpia, luego limpia y acomoda los muebles de la habitación de su señor, al caer la noche lleva al despacho de Adrián la cena un poco de arroz, verduras al vapor, pescado asado y para acompañar vino blanco, al llegar Felipe lo conduce al despacho y retira la bandeja…–Catalina–Si señor–Trae vino y unas copas ¿sabes dónde está la bodega de los vinos verdad? –Catalina niega con la cabeza– en verdad venias a esta casa ¿y nunca supiste dónde estaba la bodega? –Catalina se sonroja– no te preocupes, creo que al único que lleve para hacer travesuras era a Felipe –Felipe apenas voltea sus ojos– mira sales por la cocina das unos diez pasos hacia tu derecha, y encontraras la bodega la puerta tiene un marco
–Adrián, por favor piénsalo bien, Catalina, no tiene por qué pagar, por los errores de tu padre – Adrián se queda mirándolo – ¿acaso crees que no sé porque tu padre te envió a Francia en primer lugar?–Eso ya no importa, mi padre ya está muerto y muerto se quedará “lo único que deseo es tener a Catalina y después bueno después la dejare de lado como la tonta Esclava que es” ¿te quedarás a cenar?–No Adrián, tengo que empezar a revisar todos tus libros contables y eso toma su tiempo, además que no se te olvide también soy el administrador de La Sacerdotisa–Cierto lo había olvidado, ¿Qué sabes de la anciana dueña de esa hacienda?–María Luisa Ponce y Galán, bueno aún no muere para pesar de la mayoría de los terratenientes de la región, como sabes ella no tuvo hijos enviudo hace más de veinte años y al morir ella su hacienda a menos que no tenga un heredero, pasará a subasta pública–Entonces me avisas, creo que me apetece tener esa propiedad, hasta dónde sé esa hacienda es la principal
Tocando la puerta – señor Mendoza del Campo su baño ya está listo–Eres muy amable Catalina, ve por mi cena y espérame hasta que haya salido de mi bañoSuspirando – sí señor – se dirige a la cocina dónde la cena ya está en los platos y estos están cubiertos para que la comida no se enfrié Catalina toma la botella de vino blanco y la acomoda junto con la copa y lleva la bandeja, al entrar en la habitación acomoda todo con mucho cuidado en la mesa y se queda de pie esperando por Adrián, este no se demora mucho en su baño puesto que sabe que hay alguien de mirada tierna y sonrojos dulces que espera por élEntrando, secando su largo cabello y con solo su pantalón puesto – vaya veo que si eres obediente, eso me complace en gran medida Catalina–Si señor – haciendo una reverencia – usted sabe que yo solo soy su servidora–“Eres en verdad una tonta muy ingenua, en verdad te pasas de imbécil” – sonriendo maliciosamente – bien Catalina espero que mi cena no se haya enfriado–No señor, la cocine
–Puedo saber ¿para qué el señor me pide que vaya con él a Palma? – completamente sonrojada–Puedes saber, hoy llegan a la ciudad unos animales provenientes de Europa del este, y quiero ir a la subasta ¿Quién mejor que mi niña de ojos azules, para aconsejarme sobre que animales elegir? Así que ve y cámbiate de ropas – besando con ternura los labios de Catalina – no te preocupes por tus deberes de hoy, las sirvientas de la casa grande se encargarán de ellosCatalina deja todo lo que está haciendo y busca a una de las criadas quien amablemente le entrega un traje que Adrián ha comprado especialmente para ella, se dirige a una cabaña que ha ocupado durante el último mes por órdenes de su señor y se viste lo mejor que puede, peina y recoge su largo cabello en una cola alta dejando sueltos dos mechones al salir se dirige a los establos y Francisco apenas puede creer que esa muchacha sea la Esclava a la que dejó huérfana.–¿Catalina? Vaya por poco no te reconozco, con esas ropas puedes pasar
–La vaca está muerta señor, no resistió el parto – escucha a la ternera lamentarse en sus brazos – ya, ya no llores yo te voy a cuidar; señor Mendoza del Campo ¿Qué hacemos con la vaca?–Dime ¿Qué hacían cuando una de las vacas moría?–El señor Miguel Ángel ordenaba que se arreglara para darla a los Esclavos al terminar el día–Bien no dejemos que se desperdicie ese animal, Felipe–Dime Adrián–Puedes buscar a Francisco y decirle que venga por este animal y lo arreglen para darlo a los Esclavos al finalizar el día–Claro Adrián, aunque no debería hacerlo ya que soy tu amigo no tu empleado – guiñando el ojo–Solo ve por favor – Felipe apenas sonríe y se dirige a buscar a Francisco – Catalina…–Si Adrián ¿Qué pasa?–¿Cómo vas a cuidar de la ternera?–Yo me las ingenie para hacer un biberón con una botella de vino y un corcho el cual caliento y hago que tome forma de chupo y le puedo dar leche, no es mucho lo que beben al principio comen unas 4 veces al día ya cuando cumplen los tres mese
Adrián empieza a moverse de adentro hacia afuera, encajando sus dedos en la cadera de Catalina, acariciando el cuerpo de su Esclava, besándolo como si se fuera su vida en ello – Catalina vamos dime que te gusta, dime que lo disfrutas, dime que nunca te irás de mi lado Ahhhh, Ahhhh–Nunca, Adrián nunca me iré de tu lado, lo disfruto lo disfruto mucho – Adrián la gira, la toma de la cadera y la mueve de arriba hacia abajo – Ahhhh Adrián, AhhhhAdrián disfruta de aquella vista paradisiaca que le ofrece su esclava…disfruta de escuchar de los labios de ella su nombre eso es todo lo que desea que su ingenua esclava le sirva de ese modo hasta que Dios decida llevarse a la pobre desdichada.–Eso así mi niña de ojos azules sigue gritando mi nombre, quiero que me tengas presente desde que te levantas hasta que te vayas a descansar – toma aquel par de senos y disfruta de tocarlos a placer – vamos Catalina grita si eso deseas – eleva un poco a la joven y la penetra desde abajo, ¿Qué más podía hace
Suspirando – Adrián estas a tiempo de rectificar las cosas, Catalina tarde o temprano se va a dar cuenta de que solo estas jugando con ella, de que ni siquiera piensas darle la libertad –Catalina se queda pasmada y las lágrimas salen sin su permiso se hace contra una de las paredes y tiene que tapar su boca para que no escuchen sus lamentos – ¡por Dios date cuenta Adrián, Catalina se ha enamorado de ti! ¡ella puede estar esperando un hijo tuyo! ¡¿Qué no consideraste esa posibilidad?!–¡A mí me importan muy poco los sentimientos de esa Esclava imbécil, ya obtuve lo que quería de ella, y solo tuve que prometerle su estúpida libertad, nunca dejaré que esa esclava se vaya de mi hacienda, nunca, Catalina será una Esclava hasta el día que se muera y me importa una m****a sus sentimientos! Por lo que respecta a un posible bastardo, se lo sacaré del vientre, así me evito problemas, porque nunca tendría un hijo mestizo con una esclava –Catalina llora con más intensidad siente como algo se ha ro