–¿Y ahora qué hacemos?–Seguir buscando, esa esclava tiene que aparecer “tienes que aparecer Catalina, tienes que volver a mi”En La SacerdotisaEntrado encuentra a Catalina dormida con su carita apoyada en su escritorio – “ay pequeña, que dolor tan grande te ha causado ese mal hombre, pero bueno ya que no pudimos darle la libertad a tu madre yo podré darte a ti ese bello regalo y sé que serás una gran señora y cuidarás de esta hacienda” Catalina, despierta ya Adrián se ha ido – acariciando la cabecita de Catalina–Y ahora ¿Qué pasará conmigo? – tallando sus ojitos–Ya te lo dije, en la mañana le escribiré a Adrián y le diré que tú estás conmigo y que si no quiere que revele todas las bajezas que te hizo a cambio de tu libertad más le vale que te venda a mí, te lo volveré a preguntar ¿quieres tener a tu hijo?Catalina niega en el acto con su cabecita – ¿Y cuando sea libre?–Vas a viajar a Londres también escribiré a mi hermano, para que te reciba – sonriendo – ya no tienes por qué llor
–He encontrado a quien pueda cuidar de nuestras tierras querido, y es tu sobrina así que podemos confiar en ella – saca de un cajón un documento – bien es hora de usar este poderMientras Catalina sale en una caleza llevada por un esclavo y recorre toda La Sacerdotisa familiarizándose con los cultivos de arroz y con el ganado lechero, a su mente llega la imagen de esa ternera que estaba cuidando y de “peque” y no puede evitar sentirse mal por aquellos animalitos. Mientras en La Primavera, aunque trate de negarlo, Adrián extraña a Catalina y no puede evitar pensar ¿en qué será el destino de su ex Esclava? Catalina llega en horas de la noche y se acuesta para poder dormir y prepararse para el viaje del día siguiente. Al amanecer toma un desayuno y junto con María Luisa suben a un coche y se dirigen al puerto, al llegar no notan; pero Adrián ha ido también ya que tiene que supervisar que su cargamento de té parta seguro del puerto.–Bien pequeña ¿estás lista?–Tengo miedo señora Ponce y G
–Pero no me puedes negar que tengo la razón, sabes muy bien que jugaste con los sentimientos de Catalina, hiciste que se enamorara de ti ¿y todo para qué? Para que al final terminaras vendiéndola como si te importara poco, y para que después gritaras por todo el puerto que ahora si ibas a darle su libertad, sin mencionar el pequeño detalle de que ella abortó a tus hijos–¿Qué más podía hacer? No quería perderla – dando un largo suspiro – mis hijos…Suspirando – no me has querido decir ¿desde cuando quieres a Catalina? Y no me digas que no sabes, porque eso sí que lo sabes bien ¿crees que no noté como te dolió encontrar ese rosario en el piso?–¿Viste cuando lo recogí?–Y sé que lo usas – Adrián se queda pasmado – te conozco mejor que tú mismoSe sienta derecho en su silla y se quita el rosario – creo que desde el momento que escogí este rosario para ella, desde ese momento ya la quería–Adrián dime la verdad ¿Qué te paso en Francia? Desde que regresaste, eras otro no eras el mismo con
Esa noche en la mansión de AlejandroEstá leyendo un libro de filosofía cuando escucha unos sollozos desde la habitación de Catalina – ni siquiera sedada logra conciliar bien el sueño – suspirando, deja el libro en la mesa, se coloca una bata, toma la vela y se dirige a la habitación de Catalina. Al entrar ve a Catalina llorando – Catalina, Catalina despierta – acariciando el cabello de Catalina–Abriendo sus ojitos – ¿señor Alejandro, qué pasa?–¿Otra vez el mismo sueño?–No puedo dejar de soñar con lo mismo – llorando – ¿Por qué señor Alejandro?–Porque quieres a ese hombre, y tu corazón no es capaz de aceptar todo lo que te hizo, además tu corazón de madre se culpa por lo que sucedió con tus hijos–Ni siquiera sabiendo que estoy aprendiendo a ser una señorita, puedo dejar de pensar en ese hombre ¿Por qué me siento esclavizada a él? No debí haberle hecho eso a mis hijos, no debí – rompiendo en llanto, Alejandro la abraza–Porque le entregaste tu corazón a la persona incorrecta, ya Ca
–¡¿Pero que es esta falta de respeto?! ¡¿Cómo se atreven a no darnos paso a la hacienda?!–Adrián, cálmate la señora Ponce y Galán ordeno que nadie podía entrar a la hacienda, solo su heredera – todos los hacendados abren sus ojos totalmente sorprendido–¿Qué demonios estás diciendo? Esa anciana no tenía hijos es más enviudo hace más de veinte años–No estoy mintiendo yo era su administrador, ella misma me dijo que había nombrado a una señorita como su heredera y es más la reconoció como hija–Es decir que esa anciana…–Encontró la forma de que su hacienda no pasara a subasta pública – a los lejos ven como el coche se detiene y de este baja una mujer con una capa puesta ocultando su rostro y la ven caminando hacia la casa grande – tenemos que esperar hasta que la señorita de La Sacerdotisa se presente, lo mejor es irnos Adrián–Si tienes razón lo mejor es irnos – monta en Cristal y se regresa a su hacienda – “Catalina…Catalina mi amor ¿Qué será de ti?”En La SacerdotisaEntra en la cas
–¡Entonces dime el nombre de la señorita de La Sacerdotisa!–Tengo órdenes expresas de mi señora de no decirle a nadie su nombre, la señorita Ponce y Galán se presentará mañana en la noche en la recepción que ha organizado, a la cual si no estoy mal usted está invitado, así que si puede retirarse se lo agradecería señor Mendoza del Campo, es hora de ordeñar a las vacas y ellas no toleran el ruido – le da la espalda y se dirige hacia la casa grande – “después de lo que hiciste ¿vienes a exigir ver a mi señora?” ¡vamos señores, que lo que tenemos es trabajo! – todos los esclavos le dan la espalda a Adrián y se alejan–“Catalina, mi amor por favor déjame hablar contigo” Cristal vámonos – da la vuelta en Cristal y se dirige de vuelta a su haciendaEsa noche Catalina está en la habitación de su mamá, hecha una bolita de lágrimas le ha pedido a Martín y a los demás criados de la casa que la dejaran sola no quiere que nadie la escuche llorar, mientras en La Primavera; Adrián está igual, está
–Catalina espera – se pone de pie y toma a Catalina de la mano – tengo algo que decirte–¿Qué tiene que decirme, qué ganó bastante dinero por mí, qué le salió más rentable venderme que conservar a su esclava mugrosa? ¿Qué seguramente le dio lo mismo saber que aborté a tus hijos? “no voy a llorar, no le voy a dar ese gusto” – intentando controlar sus lágrimasAdrián hala a Catalina y la abraza dejando perpleja a la joven – no Catalina, yo no quería venderte, pero tuve que hacerlo esa mujer amenazó con decir todo lo que te hice y eso hubiera significado mi ruina, además me enteré de nuestros hijos por el capataz de la hacienda…y la carta que me envió esa mujer, Catalina yo nunca hubiera despreciado a nuestros hijosCatalina empieza a reír.–A usted solo le importa su hacienda, solo le importa usted, yo en su vida era un cero a la izquierda y estoy segura de que mis hijos hubieran sido bastardos mestizos, señor Mendoza del Campo déjeme ir – con sus ojitos cristalizados por las lágrimas –
–¡¿Pero a ti si te daba el derecho de jugar con mi cariño?! – Adrián abre sus ojos totalmente sorprendido – ¡y si es por recuerdos, yo con mucho gusto puedo ayudarle a recordar! – se suelta el cabello toma las manos de Adrián y se las amarra y las coloca sobre la cabeza del hombre impresionado – ¿el señor Mendoza del Campo ya recuerda algo?Adrián totalmente pasmado solo puede negar con la cabezaCatalina se acerca a Adrián y lo besa en los labios, Adrián le corresponde el beso – ¿el señor Mendoza del Campo ya recuerda algo?Adrián vuelve a negar con la cabeza – “Catalina ¿Qué piensas hacer?” Catalina le abre el abrigo y acto seguido suelta botón a botón la camisa de Adrián hasta dejar su pecho descubierto no puede evitar sonrojarse puesto que Adrián tiene el cuerpo más perfecto y delicioso que ha visto en su vida – ¿el señor Mendoza del Campo ya recuerda algo?Adrián vuelve a negar con la cabeza – Catalina ¿Qué vas a hacer? – Catalina vuelve a besarlo y el siente amor en los besos de